ANDREA CIMADEVILLA
Jueves, 22 de diciembre 2022, 11:20
El día de la Lotería de Navidad ha llegado. Una jornada en la que la ilusión y el nerviosismo se fusionan a la espera de que los niños de San Ildefonso canten a viva voz el Gordo, ese número que todo ciudadano espera que sea ... el suyo y que reparte entre los agraciados 400.000 euros por décimo comprado. El sentimiento con el que hoy se vivirá el sorteo en Berango será, sin embargo, algo agridulce. El municipio de la Margen Derecha seguirá la retransmisión con un cosquilleo en el estómago poco habitual. Sobre todo entre los jubilados de la asociación Karabi-Azpi, una de las más reconocidas en el municipio, quienes por un lado estarán ansiosos de recibir el premio, pero por otro intranquilos por el «qué pasará después».
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¿Pero a qué se debe? La causa de esa preocupación se encuentra en un fallo de impresión, que les ha obligado a dejar sin validez las participaciones vendidas en un principio. Si bien ellos compraron varias series del número 95.959, las papeletas repartidas corresponden al 71.592 debido a un error al pasar por la imprenta.
«Nos hemos percatado al cotejar las participaciones con los décimos, y la verdad es que nos hemos puesto muy nerviosos», reconocía ayer a EL CORREO Begoña Abasolo, actual presidenta de la entidad, que admitía cierta inseguridad por las consecuencias que pueda tener el fallo. Dan las gracias por haberse fijado días antes del sorteo, puesto que si no, «las reacciones y los enfados hubiesen sido mucho peores».
Desde que se dieron cuenta del error, han intentado informar a todas las personas que compraron la lotería por diferentes vías: el boca a boca, difusión de mensajes por Whatsapp, redes sociales e incluso incluyeron un anuncio en las páginas de este periódico con el fin de llegar al mayor número de afectados posible. Pese a ello, el miedo a la reacción de la gente si toca el número erróneo persiste. «Ya te imaginas lo que puede pasar. Es un tema muy delicado, puesto que todos queremos que nos toque y si tenemos un problema tan importante debemos andar con más cuidado», matizaba.
Desde la organización de jubilados confirmaron que las papeletas -repartieron un millar- las han vendido a 10 euros y, aunque se han esforzado «al máximo» por alertar a los implicados, saben que hay gente a la que la información no le llegará. «Como pasa con los décimos, hay muchos vecinos que también regalan participaciones a amigos, nietos o hijos y puede que no todos sepan que el número que tienen en mano no es el correcto», señalaba Abasolo.
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Pegados al televisor, hoy observarán cada minuto del sorteo sin despiste alguno. Porque el problema no solo está en que canten el Gordo con el número 71.592, sino que toque cualquier otro premio. Incluso un simple reintegro podría ocasionar confusión entre los compradores, dado que las terminaciones nada tienen que ver entre ellas. Por ello, esperan con «ansia» que el número agraciado sea el acabado en 9. «Ojalá podamos celebrarlo en el pueblo. De esta forma estaremos todos contentos y tranquilos. Además, los que no lo sepan se llevarán una alegría al comprobar que el boleto ha sido premiado».
La suerte está echada y la incógnita se resolverá esta mediodía, cuando salga la última bola premiada y finalice el sorteo.
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