Alegría y derroche de Rioja en Muro del Carmen

La familia Alda no podía estar más exultante. Ya entregaron en 2014 el premio de Navidad, pero entonces solo fueron 10 décimos, ahora son nada más y nada menos que 500. «No nos lo podemos creer. Son cerca de un millar de vecinos de la zona los que jugaban el número, muchos de ellos pequeños abonados que lo juegan todas las semanas», señalaba encantado Ángel Alda, junto a su hermano Ignacio, los actuales propietarios de la administración mientras repetían los brindis en alto con copas de vino. «Nunca sacamos champán, siempre celebramos los premios que damos con Rioja, en homenaje a nuestra tierra».

¿Y los premiados? Los minutos pasaban, y curiosos y periodistas esperaban. Finalmente fueron pocos los que se acercaron a Muro del Carmen. Cuando la algarabía todavía no había comenzado, en corrillos se oían voces reconociendo que tenían el número ganador, pero la aparición de la prensa y con el interés general la mayoría huyó. Los propios trabajadores reconocían que sería complicado ver a alguno. A diferencia de otros sorteos, ellos sabían con nombre y apellidos a qué vecinos les había caído la lluvia de euros, porque el número estaba repartido entre conocidos abonados de toda la vida, pero quisieron respetar su anonimato. Eso sí, su interés era destacar que «el dinero ha llegado a clientes que lo estaban pasando económicamente muy mal».

«La mayoría nos está llamando por teléfono, están que no se lo creen, ni se atreven a salir de casa..., no quieren que se les conozca, prefieren pasar desapercibidos», reconocía el joven lotero en medio del ambiente festivo que, a última hora de la mañana, seguía sumando curiosos intentando capturar la escena de los protagonistas brindando y del cartel con el número premiado colgado en la pared de la fachada. Finalmente fue Juan Jiménez quien se llevó todo el protagonismo. Este logroñés en paro y cliente habitual de la oficina nº6 no tuvo ningún inconveniente en mostrar su alegría y compartir con todos su felicidad por un premio que le va a arreglar la vida. «La ocasión lo merece», señalaba mientras se fundía en un abrazo con Ángel Alda Pérez, quien no dudó en dedicar el 'gordo' del Niño a su abuela Mari Carmen, fundadora junto a su marido Marco de esta céntrica administración que fundaron en 1973, un número más abajo de la misma calle. «Nos hemos acordado mucho de ella, hoy habría sido la mujer más feliz del mundo, este premio también es para ella», se sinceraba también el cabeza de familia, Ángel Alda, en referencia a su madre fallecida en agosto del año pasado. Ángel hijo también reivindicaba el papel protagonista de su abuela, a quien consignaron exclusiva, hace 40 años, el número premiado (41.665). «Desde entonces se juega el número premiado todas las semanas del año».

Pese a que diariamente pasan por sus manos cientos de décimos, no se encuentran entre los afortunados. El premio aseguraban ayer es seguir 'repartiendo' felicidad y continuar con este negocio familiar, en el que también participan «desde siempre» Fran y Emilio, que sin unirles parentesco, son unos más entre los Alda, con quienes ayer se le vio brindar en repetidas ocasiones. Aunque más tranquilos y después de atender a medios de todo el país, la celebración para todo el clan siguió por la tarde: «Nos ha llamado gente dándonos mil veces las gracias, una clienta nos contaba hace poco que ha despertado a su padre a las 6,15 de la mañana, recién acostado después de toda una noche trabajando, para darle la noticia de que le había tocado El Niño ¡y tenía cuatro décimos! Imagínate... pero por lo que nos ha contado su reacción ha sido que va a seguir trabajando igual...»

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