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Andrea Aragón

Hoy catamos... Carlos Moro viña Garugele

Las características de un terroir serrano, se expresan en este vino fino con gran longitud y frescura

Inés Martínez

Logroño

Miércoles, 19 de diciembre 2018

Hay vinos en los que el terruño se percibe en el primer sorbo. Hay terruños con una historia y una vida que pasan directamente a la botella y se dejan percibir en cada trago. Es el caso de Viña Garugele, un vino de Carlos Moro que hace decir a José Ramón Jiménez, 'El Educador en vinos': «¡Vaya entrada de boca! ¡Qué barbaridad!».

Sergio Gurucharri, enólogo de la bodega, explica que en 2014 se hizo una selección de pagos en San Vicente de la Sonsierra y este fue uno de los pagos más interesantes que seleccionaron. «Es una viña de casi 80 años, situada muy cerca de la bodega, al pie de la sierra en lo alto de una loma, y tiene un suelo arcilloso muy pobre que hace que tenga unas cepas muy pocos vigorosas que producen muy pocos kilos por hectárea, eso hace que las características sean muy óptimas para hacer un vino de gran calidad«, añade.

El viñedo

Viña Garugele es un viñedo plantado en el año 1940, seleccionado personalmente por Carlos Moro. «Una elaboración muy pensada y dirigida a conservar y remarcar las características diferenciales del viñedo». Todo comienza en el viñedo, en el que tiene lugar una vendimia manual en cajas, previa a una doble selección, primero de racimo y luego grano a grano. La fermentación se produce con levaduras autóctonas para respetar la tipicidad y el propio terroir serrano.

Andrea Aragón
Imagen principal - Hoy catamos... Carlos Moro viña Garugele
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Crianza

La crianza es en barrica de roble francés (80%) y americano (20%) de suaves tostados acompañan las características frutales de la uva Tempranillo. Finalmente, «un prolongado reposo en botella es imprescindible para domar sus vivos, elegantes y nobles taninos. El vino elaborado con estas uvas únicas tiene una viva e intensa capa de color, con aromas de finas frutas negras y acusada mineralidad silícea procedente del terruño de Garugele. Tiene una boca de taninos finos con gran longitud y frescura. Elegancia y personalidad, con ciertas características más atlánticas», explican desde Carlos Moro.

Las características de un terroir serrano, se expresan a la perfección en este exclusivo vino tinto de la variedad Tempranillo. Toques de finas frutas negras del bosque, toques silíceos por la composición de su suelo, frescura propia de la orientación norte del viñedo. Finura y concentración de un viñedo maduro, acompañadas por un medido paso por barrica de livianos tostados, «para no alterar su auténtica personalidad y que el vino exprese su paisaje».

La cata

Color

Capa muy alta, color intenso rojo oscuro con matices violáceos que nos dicen que la evolución es muy buena.

Nariz

Importante toque mineral, frutos negros del bosque finos. La madera ayuda a que la frutosidad se exprese más, al igual que la mineralidad y lo que trasmite el viñedo de esta zona. Acusada mineralidad silícea procedente del terruño.

Boca

Taninos finos con gran longitud y frescura Mucho volumen y estructura. Elegancia y personalidad con ciertas características más atlánticas. «Es un vino del que, por sus características, esperas más sequedad, más astringencia, pero tiene mucho frescor. Y eso es por dónde está la viña», añade Jose´Ramón.

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