El vino, un paraíso para los amantes de la fotografía

El pistoletazo de salida lo dio el alcalde de Aldeanueva, Ángel Fernández, en el Museo del Vino, una ermita del siglo XV y una oportunidad para adentrarse en el mundo de los aperos y útiles tradicionales de labranza y vinificación. Pronto sonaron las primeras ráfagas de las cámaras. Formado en la Casa de la Imagen, a Javier Ortega, profesor de Inglés, le llamó la atención una despalilladora, que reflejaba bien lo que él entiende por esencia del vino. «Me gustan los detalles y esto dice mucho de la crianza del Rioja...», afirmaba ajustando el enfoque.

A continuación y animados por el alcalde, que les invitó a callejear «porque aquí cualquier rincón es precioso», salieron a inmortalizar los recodos más interesantes. Los más puristas pronto se lanzaron al campo para conseguir la imagen más clásica de los viñedos -«cuando están al contraluz, las hojas quedan más bonitas», revelaba José Mari Muñoz, de 78 años-, mientras otros levantaron el trípode ante el imponente retablo de la iglesia de San Bartolomé.

«He viajado mucho y me gusta inmortalizar momentos únicos», señalaba Enrique Acha, najerino, de 65 años. No se considera malo, «tengo 30 objetivos...», pero se mostraba escéptico con la posibilidad de alzarse con un premio, «porque el nivel cada vez es mayor».

La mayoría continuó el recorrido por la Antigua Bodega de Aldeanueva, un auténtico tesoro donde ni la escalera polvorienta de la entrada pasó desapercibida. «Se percibe todo el pasado que arrastra cada peldaño, también me ha parecido muy interesante ese botellero debajo de ese medio arco...», comentaba Enrique Gómez.

La siguiente parada les llevó hasta 'Viñedos de Aldeanueva', la emblemática bodega abrió sus puertas de par en par para ser fotografiada desde cualquier punto de vista. Recostado en el suelo intentando sacar la mejor panorámica de los depósitos donde estos días el vino está ya en pleno proceso de elaboración, se encontraba Eduard Vinatoru, de 21 años, de Villamediana, y uno de los más jóvenes participantes en el rally. «Me han llamado la atención las 'patas' que sujetan los enormes recipientes..., me gusta mucho la temática del vino, pero también hago fotos a chicas para Instagram, también vídeos... Me estoy especializando un poco en esto».

Para los profanos en la materia, especialistas como los que participaron ayer en la prueba hacen que luego veamos la imágenes espectaculares. Y en esto, sin duda, la tecnología es un buen aliado. Nicolai Hasna, viejo conocido del concurso, trajo para la ocasión un tele sigma 150-600, un objetivo con un ultra zoom, capaz de acercar cualquier detalle perdido en la lejanía. «Quiero que aparezca la imagen de la torre de la iglesia que desde aquí se ve como una punta para encuadrarla con estos viñedos», contaba Hasna.

Pero tener una buena cámara tampoco es garantía de éxito. Lo sabe bien José María, que con una réflex «normalita» dice hacer maravillas. «Yo la pongo en modo automático y si me sale mal, la borro. Y si sale bien, la guardo, no hay más misterio. Además, La Rioja es muy fotogénica y muchas veces la foto sale sola», remachaba.

Un jurado designado para la ocasión decidirá por mayoría las fotografías que, dentro de cada uno de los temas propuestos, resulten ganadoras. Tal y como se explicaba en las bases, en el procesado se admitirán los ajustes propios del revelado digital: luminosidad, saturación, niveles-contraste, temperatura de color y enfoque y limpieza de partículas de suciedad. Pero el paisaje riojano no necesita de 'maquillajes'.