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FÉLIX DOMÍNGUEZ/SANDA SAINZ
Miércoles, 16 de septiembre 2020, 21:15
De la tinta de Aldeanueva de Ebro a la blanca de Uruñuela o Cenicero. La vendimia avanza poco a poco y comienza a generalizarse en La Rioja, algo adelantada pero, sobre todo, muy atenta al coronavirus. Es una vendimia de corquete y mascarilla, marcada por las distancias, los grupos burbuja y la máxima precaución para que todo se desarrolle sin más sobresaltos. Porque sobresaltos ya han tenido las viñas bastantes este año, una campaña de mucho trabajo para sacar adelante el fruto y con la incertidumbre de los precios finales.
En Aldeanueva, su cooperativa Viñedos de Aldeanueva (3.000 hectáreas y 1.000 socios) está enfrascada en la recolección de la tinta. Su director general, Abel Torres, explica que llevan recogidos cinco millones de kilos de uva tinta que se suman a los dos millones de blanca recolectados hace 15 días. «Ahora estamos en las fechas clave y cada semana tenemos a diario una media de millón y medio de kilos», indica.
«La uva tiene un punto de madurez muy bueno, entre 14 y 15 grados. Es un año de graduación un poco más alta y propicia para que acabe la maduración fenólica», asegura Torres. El responsable de la cooperativa comenta que prevén obtener tres millones de kilos más que en la anterior campaña y espera llegar a los 22 millones de kilos. En tres semanas la campaña habrá finalizado.
Vicente Marín | Viticultor de Uruñuela
Abel Torres | Director general de Viñedos de Aldeanueva
Viñedos de Aldeanueva continúa llevando unos criterios muy estrictos en contratación por la crisis sanitaria y en bodega están respetando las medidas (grupos burbuja, distanciamiento, eliminación de zonas de almuerzo). No hay confinados ni positivos en plantilla.
Este año salva las ventas la exportación y la alimentación. Ayuda la diversificación y Torres cree que no habrá problemas para terminar bien el 2020 aunque pone sus miras en un incremento en ventas previsto para el 2021 que se tiene que consolidar. «La marca Rioja es potente, la veo mejor que otras denominaciones y se va a ver este año. Estamos ajustando precios y el Rioja va a responder», termina Abel Torres.
Rioja Alta es tierra de vendimia algo más tardía y aún así, este año va algo adelantada. Vicente Marín, viticultor de Uruñuela que hasta el pasado año tenía su propia bodega, ha tomado la determinación en este de vender sus uvas a bodegas, empezando por la cooperativa local Bodegas Patrocinio o Zinio, como se la conoce ahora.
Con una cuadrilla de cuatro jornaleros, comenzó este martes su vendimia en una viña de viura blanca. A pie del tajo, asegura que «la mayor incertidumbre ahora es la forma de trabajar de los jornaleros, ya que no es lo mismo trabajar a 30 grados con la mascarilla que sin ella. Luego está el alojamiento y control de los trabajadores en estas circunstancias especiales por el coronavirus, que recae sobre las explotaciones; y eso que las PCR las va a llevar a cabo la Consejería, pero va retrasado».
Por si eso fuera poco, añade que «el año ha sido muy desfavorable y ha ocasionado gastos extra». «Al principio apareció el mildiu bastante intenso y a muchos viñedos ha sido difícil sacar la producción adelante; después hubo un cuajado muy justo».
En Cenicero, Bodegas Riojanas, además de la vendimia de blanca, ha comenzado con algo de tinta: «En unas zonas que se han visto afectadas por el mildiu, sobre todo en floración, y tenían un 20 o un 30% de cosecha y se iban a pasar, por lo que había que quitarlas», explica el enólogo Emilio Sojo.
El control de la maduración de la uva realizado por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja el pasado lunes día 14 de septiembre ha permitido constatar un avance muy significativo en la maduración alcohólica con un incremento medio de entre 0,7 a 1,3 % volumen. acompañado de un descenso de la acidez y un ligero aumento del pH.
Se constata así, según expone el Consejo en una nota, un diferente comportamiento en función de la disponibilidad hídrica de los viñedos, manteniendo mejor la acidez en los que disponen de agua y no observándose una maduración alcohólica tan explosiva. «Es muy significativa la lenta evolución madurativa en los viñedos con producciones altas», recalca. «Se confirma un peso de la baya estabilizado, siendo éste algo superior al de la pasada campaña», añade.
De igual manera, se confirma un adelanto con respecto al año pasado. «Se evidencia, por los datos de maduración y por la entrada de uva en bodega, que se sitúa en 10 millones de kilos más que en la pasada campaña en esta misma fecha», se atestigua.
Pablo Franco, director del Órgano de Control, confirma el «buen estado sanitario del viñedo«. »Vegetativamente se han visto los primeros síntomas de estrés hídrico en puntos muy localizados» por lo que recalca Franco «la importancia de mantener la vigilancia».
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