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J.R.
La historia de una cata histórica

La historia de una cata histórica

Teri Sáenz

Logroño

Jueves, 5 de diciembre 2024, 21:22

El profano confiesa que llega a la cata intimidado. En toda su vida apenas ha asistido a un puñado de ellas con más curiosidad disfrutona que conocimiento científico y esta, además, no es una cata cualquiera. Es «la cata». El público que ocupa sus asientos ... ya desde hace rato se sabe partícipe de un momento único, quién sabe si irrepetible, así que a mi ignorancia se añade un raro sabor a impostura. Me pongo las gafas para ojear con aire de diletante el cuadernillo de notas y toqueteo con chulería la escupidera para intentar dar el pego, temiendo que cualquier momento alguien de la seguridad se acerque y me invite a abandonar el lugar para cedérselo a alguien con verdadero pedigrí. Los techos altísimos del CCR, como de concatedral profana, alimentan esa sensación de liturgia con más de un centenar de devotos ante un puñado de botellas que aguardan alineadas a modo de cálices sobre el altar. Hay quien se acerca para fotografiarlas, seguramente para certificar dentro de unos años que ellos participaron de la comunión que está a punto de comenzar.

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