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No es fácil nadar contracorriente y eso es lo que ha hecho Viña Ijalba desde su fundación en 1991, al margen de las modas e incluso en determinados momentos en contra la opinión de la crítica y de la prescripción nacional que señalaron al tempranillo como la casi única opción de Rioja. Pioneros en el cultivo ecológico, en la apuesta por variedades minoritarias, en la recuperación paisajista de tierras de cultivo, si por algo se distingue Viña Ijalba es por su personalidad: «Podríamos decir que nuestros vinos son 'antiglobales'; trabajamos el tempranillo, pero somos probablemente la bodega con mayor porcentaje de graciano en nuestros viñedos (25%) y la colección de varietales ha sido una de nuestras grandes apuesta desde el origen», explica Pedro Salguero, director técnico de la bodega familiar.
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Cristina Gutiérrez, nieta del fundador, está ya al frente la casa y una de sus primeras decisiones fue renovar una estética muy particular que, con botellas y etiquetas distintas, había diferenciado durante más de dos décadas los vinos de Viña Ijalba. Una decisión difícil, repensada, pero que ya es realidad desde este año y que se ha acompañado del lanzamiento de un nuevo Ijalba Cuvée y de una reorganización estratégica de la familias de vinos.
Gutiérrez y Pedro Salguero presentan el próximo miércoles 31 los nuevos vinos de Viña Ijalba para los aficionados del club de catas de lomejordelvinoderioja.com, con 45 plazas (agotadas) para los primeros inscritos (diez euros por persona).
«Hay un trabajo de varios años detrás de la renovación; tenemos 90 hectáreas de viñedo propio en varias zonas de Rioja Media y San Vicente de la Sonsierrra, por lo que hemos trabajado mucho la selección de parcelas y variedades para los distintos vinos, así como en la bodega, con las lías y las fermentaciones y crianzas en robles de diferentes capacidades y hormigón», avanza Salguero. La cata comenzará con Ijalba Tempranillo Blanco 2017, variedad por la que apostó desde su recuperación en el laboratorio la bodega y con la que ha hecho muchos ensayos: «... y errores, porque esto es así, aunque creo que ahora tenemos uno de los mejores varietales de Rioja».
Salguero ha apostado por la altitud, 550 metros en Villamediana, para obtener la acidez que precisa una uva que no deja de ser un variabilidad genética del tempranillo tinto: «Es un poco más difícil de cultivar que la viura, pero aporta una paleta aromática superior», sostiene el enólogo. En la bodega, el 85% del vino madura en depósitos de hormigón, mientras que un 15% se cría en barrica.
La maturana blanca fue casi un 'flechazo' para Pedro Salguero: «Cuando sacamos el primer varietal era un vino único en el mundo de una plantación del año 2001 y, poco a poco, hemos ido plantando un poco más». El enólogo cuida al extremo este vino, tanto en la viña como en la bodega con un mínimo paso por roble (10%) del vino, mientras que el 90% restante madura en hormigón: «Tiene una boca fantástica y una acidez que la hace muy apta para su envejecimiento, tanto en barrica como en botella». En la cata, presentará el Ijalba Maturana Blanca 2017. Tras los blancos, Pedro Salguero entrará con los tintos con el Ijalba Reserva 2014, el vino más 'Rioja' de todos, con un 80% de tempranillo y un 20% de graciano: «El graciano es fundamental para nosotros por la frescura y la acidez que aporta y esta zona de La Rioja Media es ideal para alcanzar la maduración que precisa, sin excesos pero también sin defectos». «Para mí -continúa-, el tempranillo es una gran variedad pero necesita algún complemento para garantizar la frescura, especialmente cuando hablamos de vinos de envejecimiento como el reserva».
La renovación de imagen la acompañó la bodega con el lanzamiento de un vino totalmente nuevo: el Ijalba Cuvée, que conjunta un 70% de tempranillos seleccionados de la Sonsierra, un 20% de graciano y un 10% de maturana tinta: «Es un conjunto que me encanta», avanza el enólogo. «La clave de este vino -continúa- es que ninguna de las tres variedades se impone y, al ser la maturana y el graciano tan potentes, optamos por ese 70% de tempranillo». El vino, en su primera añada 2016, fue recibido con un oro en el concurso Mundus Vino y es ahora cuando presenta su mejor cara.
Ijalba Maturana Tinta 2016 forma parte de la colección de varietales de Ijalba. Como el resto, se presenta en botella Borgoña y es uno de los vinos más trabajados por Pedro Salguero: «Me encanta por lo diferente -explica-, y de nuevo es fundamental el equilibrio: si se pasa de maduración se va de grado y si se queda corta saca notas verdes, de piracina, que son desagradables». Tampoco la maturana lo pone fácil con la madera y Salguero trabaja con tinas de gran capacidad (10.000 litros) y barricas convencionales para mantener el carácter primario.
Por último, Ijalba Graciano 2016 es una selección de las mejores uvas, de viñedos de más de 40 años. La bodega fue pionera en lanzar un varietal de esta uva histórica que siempre se usaba como complemento del tempranillo: «Utilizamos viñedos de muy bajo rendimiento, apenas 4.500 kilos por hectárea, y con un maduración casi extrema». «Es un vino difícil -continúa el enólogo- e intentamos domar su potencia para que los taninos sean amables y redondos en la boca». Una empresa nada 'fácil' que, de nuevo, Salguero consigue en el campo y en la bodega con una crianza tenue en grandes tinas de 10.000 litros.
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