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Imaginativa y oportuna, la última campaña de marketing del Consejo Regulador de la DOC Rioja se articula en torno a una frase: «Saber quién eres». A partir de tres palabras que actúan como sujeto se articulan algunas oraciones que tratan de definir distintas personalidades vinculadas a quien puede ser un consumidor de Rioja. Pero «Saber quién eres» se antoja también una invitación a la reflexión. O la manifestación de la voluntad individual de conocerse, de indagar en la personalidad y bucear en las esencias. Sin conocer si los redactores de la campaña llegaron a plantearse la cuestión identitaria de la DOC al ingeniar el eje literario del proyecto publicitario y de imagen, tanto si lo hicieron (que seguramente) como si no, es oportuno.
No es exagerado afirmar que la DOC Rioja, la veterana del país de los mil vinos, la punta de lanza de la calidad, la de la tierra con nombre de vino está hoy, a punto de cumplir los cien años, en pleno proceso de búsqueda interior, en un sincero ejercicio de introspección, en medio de un debate intenso que mira al pasado para encontrar su futuro.
Si por pasado entendemos cuando en Rioja reinaba la garnacha, estamos entonces en los años 70. Cerca del 40% de la superficie hincada era de esta variedad que sobresalía por encima del tempranillo y entre ambas aún dejaban casi una tercera parte al graciano, al mazuelo, a la viura y a otras variedades que en menor volumen salpicaban los viñedos de la Denominación. Mediada esa década cayó una injusta leyenda negra sobre la garnacha, que la pintó peor que la filoxera, con efectos devastadores. Su mala prensa, aliada a una productividad rácana, encontró terreno abonado en viticultores hartos de la escasa rentabilidad de sus viñas. Y de ahí a arrancar y dejar este varietal por debajo del 8% solo han hecho falta 50 años.
Algo ha cambiado para que todo esté cambiando. La garnacha recupera el prestigio perdido y los herederos de quienes la desterraron trabajan hoy por recuperarla para la causa del Rioja. Y junto a ella, a las otras variedades minoritarias. Unos se esfuerzan para elaborar monovarietales. Otros para mejorar los coupages que han hecho grande a esta Denominación. Y unos terceros, para ambos empeños, que lo singular no está reñido con lo tradicional. Es la diversidad, que ha llegado a Rioja para quedarse.
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