La Rioja, Álava y Navarra han inyectado 70 millones propios en ayudas al vino en dos años

Manzanos mantuvo ayer un encuentro con su homóloga vasca, Amaia Barredo, y con su homólogo navarro, José María Aierdi, para comenzar a trabajar en una estrategia conjunta en cuestiones agroalimentarias compartidas y, especialmente, en el sector del vino. Hubo sintonía, al menos así se desprende de las palabras de los tres consejeros, y algún que otro acuerdo como la solicitud conjunta que se elevará al Ministerio de Agricultura para que la DOCa Rioja, territorio que comparten las tres regiones, tenga más peso en el reparto de fondos europeos de la Intervención Sectorial Vitivinícola o para que se elimine burocracía de las ayudas a la inversión comercial en terceros países que, aseguraron, «detrae a empresas que al final optan por no presentarse».De fondo, la cuestión evidente es la situación crítica que atraviesa la DOCa Rioja que, después de dos años confiando prácticamente todo a una recuperación por sí misma de la comercialización, las cifras de venta están incluso por debajo del suelo marcado por la pandemia, con lo que el sector tendrá que afrontar decisones, con toda probabilidad estructurales, a corto plazo:«Hemos puesto sobre la mesa las ayudas que el sector nos solicitó para cosecha en verde y destilación, y nadie puede dudar de que las tres administraciones autonómicas hemos cumplido», explico Manzanos.

La consejera, al igual que sus homólogos, puso a disposición del sector la colaboración «técnica» de las administraciones necesaria a partir de ahora, sin aludir a nuevos compromisos económicos:«Seguimos a disposición del sector para seguir trabajando en buscar soluciones, pero, repito, el compromiso está cumplido», insistió Manzanos, que recordó que su gobierno ha inyectado 48 millones de euros de recursos propios en 13 meses.

Amaia Barreda concretó que el Ejecutivo vasco, por su parte, ha puesto a disposición de Rioja Alavesa 25 millones en dos años y, aunque su partido defiende la autogestión de su zona de forma descentralizada al Consejo Regulador, eludió entrar en crítica alguna sobre lo que se ha hecho y no se ha hecho desde la institución en estos dos años:«El objetivo de la reunión de hoy no era exponer la línea de trabajo de cada comunidad autónoma, sino ver en qué podemos trabajar de manera conjunta y ofrecernos al sector y al propio Consejo Regulador para construir una hoja de ruta con medidas que nos puedan orientar a futuro en qué caminos tenemos que coger y qué ayudas tenemos que ir definiendo».

Respecto a la posibilidad de arranques de viñedo dado el desequilibrio productivo y comercial de Rioja, la consejera vasca fue cauta:«No contemplamos ni dejamos de contemplar nada, lo que queremos es una relación directa con el sector y sentarnos con ellos en las comisiones técnicas para trabajar en una línea de medidas a futuro».

Por su parte, José María Aierdi, cuyo gobierno ha destinado diez millones al sector del vino en los dos últimos años –unos siete millones para viticultores y bodegas de Rioja y otros tres para la DO Navarra–, aclaró que «cada año se producen arranques y cambios varietales en las explotaciones agrarias, pero lo cierto es que, efectivamente, los hábitos de consumo a nivel mundial se han reducido y ello exige compartir la estrategia». «No podemos estar tomando decisiones año a año –agregó– sin una perspectiva de futuro y está claro que medidas estructurales requieren la implicación de las administraciones, como hoy, y trabajar coordinadamente con el sector, que es quien vende y produce el vino».

La consejera de Agricultura riojana, Noemí Manzanos, hizo de anfitriona de la reunión de ayer en Logroño y al término de la misma anunció los dos principales acuerdos:solicitar al Ministerio de forma conjunta un mayor peso de la DOCa Rioja en el reparto de fondos europeos de la Intervención Sectorial Vitivinícola y la reducción de las cargas burocráticas a las bodegas en la promoción en terceros países.Sobre la cuestión de fondo, la profunda crisis del sector vitivinícola, Manzanos sí ofreció la colaboración «técnica» en todo lo que sea necesario al sector, pero, aun sin cerrar la puerta a futuras nuevas ayudas económicas, tampoco la abrió: «El compromiso económico está cumplido..., y en adelante no es un tema que esté ahora sobre la mesa. Nos hemos vuelto a poner a disposición del sector para ver cuáles son sus necesidades y, cuando las sepamos, veremos qué podemos hacer».

La consejera vasca de Agricultura, Amaia Barredo, reafirmó al término de la reunión el «incuestionable apoyo que se ha dado desde las tres comunidades autónomas a un sector que es muy relevante, importante y fundamental para Álava y para Rioja Alavesa». Barredo recordó que «el País Vasco ha hecho una apuesta económica en estos dos últimos años con una aportación de más de 25 millones de euros en medidas extraordinarias para el sector» y reiteró su disposición a «seguir colaborando con el sector para que vaya cambiando medidas reactivas por medidas proactivas que nos vayan ayudando a hacer esa transición que el mercado nos está pidiendo». Barreda apostó por «una hoja de ruta consensuada» y para ello «la Administración tiene que trabajar de la mano del sector, un sector maduro y estructurado que puede hacer perfectamente los deberes».

José María Aierdi destacó tras el encuentro con sus homólogas de La Rioja y del País Vasco «la necesidad de mantener este tipo de reuniones para afrontar esa reflexión conjunta de cuestiones que preocupan a los tres Gobiernos y que tienen al sector agroalimentario en el punto de mira».Aierdi fue el único de los tres consejeros de Agricultura que habló de «medidas estructurales» en el sector del vino tras aludir a la caída del consumo mundial e insistió en la necesidad de trabajar conjuntamente con el sector privado: «Hay cuestiones, como la que hoy mismo hemos consensuado para apoyar la comercialización en el exterior, que exigen cambios normativos y los vamos a solicitar». «Está claro –añadió– que la situación actual del sector exige medidas y los encuentros entre las administraciones y el propio sector son para que se pongan sobre la mesa las distintas alternativas, se evalúen las consecuencias y tomemos la mejor decisión posible, no de forma unilateral, sino consensuadamente».