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El consumo mundial del vino tuvo un fuerte crecimiento a partir de mediados de la década de los 90 y alcanzó su punto más alto en el año 2008, con 250 millones de hectólitros. Hasta 2017 se quedó prácticamente estancado, con un ligero retroceso, pero, ... a partir de ahí, ha habido un considerable descenso, con una estimación de 232 millones de hectólitros para 2023, según los datos del Observatorio Español del Mercado del Vino. Mientras tanto, la producción sigue claramente por encima, aunque la estimación para 2023, a causa a las extremas condiciones climáticas, se reducirá notable, y afortunadamente.
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Es la tendencia que se está apreciando en los últimos años. Mientras las exportaciones mundiales de vino se reducen en volumen, sin embargo, el valor de las mismas crece considerablemente. Ahora bien, no todas las categorías de vinos van igual. El pequeño nicho de los vinos prémium y superprémium (conBorgoña a la cabeza) suben sus precios sin problema alguno de demanda, mientras el consumidor de vinos más populares quiere vinos más ligeros, frescos, dulces, blancos, rosados, o espumosos) a precios muy competitivos. De ahí, el problema de Burdeos con sus vinos más baratos.
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En este nuevo escenario que se están dibujando para el mundo del vino, Francia e Italia ven impulsadas en valor sus exportaciones de vino, con crecimientos considerables de la facturación en euros, pese a menores volúmenes. En parte se recoge el impacto de la inflación (los mayores costes repercuten en el producto final), pero en el caso de España, si bien se factura algo más que antes de la pandemia por las exportaciones de vino, el crecimiento es mucho más limitado. Es otro factor que apunta hacia la 'premiunización' del mercado del vino y, en el caso de España, con el problema histórica de la escasa rentabilidad de sus producciones de vino respecto a los otros dos grandes productores mundiales.
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Rioja es líder con notable diferencia en la comercialización de vinos con denominación de origen (DOP) en España. Ribera del Duero (tintos) y Rueda (blancos) son los principales competidores. Rueda ha plantado mucho en los últimos años y no le queda más remedio que crecer porque la gran mayoría de sus vinos se venden en el año. Es más sensible a las crisis pero ha aprovechado el tirón del vino blanco. Ribera del Duero tiene en 2023 un año peor incluso que el de Rioja (sus ventas bajan el 10% frente al 5%), pero en 2021 y 2022 superó claramente las cifras prepandemia, mientras que Rioja no lo ha hecho aún.
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Los datos del gráfico adjunto son de la consultora Nielsen y comparan 2020 (pandemia) con 2022 (superada la crisis sanitaria). Rioja no ha perdido cuota de mercado en el vino con DOP, al pasar del 26,5% de las botellas vendidas al 27,5% en el mercado nacional. Fue gracias a una ligera recuperación en 2022, pero sí factura menos que en el 2020 al pasar del 32,1% del reparto de la tarta en euros al 31,7%. Rueda mejora en valor también, pero muy ligeramente y lo hace a costa de vender más vino(volumen), mientras que Ribera del Duero crece en cuota de mercado (del 9,3 al 10,7% en los dos últimos años), pero también en facturación al pasar del 15,3% al 16,7%. Ribera, al igual que Rueda, ha crecido más en plantaciones en los últimos años que Rioja, por lo que está por ver qué pasará con la mayor producción en el futuro, pero, de momento, en precio gana claramente, así que tiene margen de ajuste. Valdepeñas –con el tremendo lío montado por Félix Solís y García Carrión en la DOP– es la que más pierde en volumen y valor.
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La conveniencia o no del 'bag in box' se ha estudiado en ocasiones en Rioja, aunque finalmente siempre se descartó al considerarse que podía aportar más desprestigio para una DOPhistórica que beneficios. España tardó en sumarse a este tipo de envasado, que va desde 1,5 litros hasta 15, y que ha tenido un extraordinario desarrollo desde el punto visual pero también de producto –adaptado a neveras, mochilas, viajes...– En la actualidad, España ya lidera las exportaciones mundiales en 'bag in box', que suma, además, un factor mediambiental muy potente, ya que su impacto en CO2 (transporte y reciclaje) es menor al del vidrio. Aunque parte de niveles bajos, las exportaciones españolas en 'byb' se han más que duplicado en cinco años.
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