Lunes, 31 de marzo 2025
La presentación de la última añada de la Asociación Bodegas Familiares de Rioja es una cita ineludible, no sólo para la hostelería local, sino para buena parte de la del norte del país. Por los pasillos del Delicatto se pudieron ver ayer a numerosos equipos de sumillería del firmamento Michelin tomando notas y catando decenas y decenas de referencias. Hubo récord de participación de bodegas familiares (54) que, agrupadas por zonas geográficas (valles y montañas), dan muestra de la extraordinaria diversidad de la región vitícola.
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El evento, que comenzó hace más de dos décadas como una modesta fiesta de presentación de los vinos de la última cosecha, se ha convertido en uno de los grandes acontecimientos del vino de Rioja celebrados en casa.
El II Premio Argraf al Mejor Sumiller de la Otra Rioja, concurso organizado por la Asociación de Bodegas Familiares de Rioja, ya tiene dueño. El primer premio (dotado con 3.000 euros) viajó para Daroca, a la Venta de Moncalvillo. Iván Sánchez, sumiller del establecimiento riojano con estrella Michelin, se impuso en una disputada competición entre 50 aspirantes: veinticinco locales y otros tantos de fuera. Iván se clasificó para la final, reservada para los diez mejores de las dos tandas iniciales tras catar siete vinos a ciegas de los que debían intentar adivinar entre siete zonas, variedades de uva y métodos de elaboración.
En la prueba definitiva fue el mejor: «Quiero felicitar a la organización, a la Asociación de Bodegas Familiares, por este evento, el concurso y la presentación de añada, que dan visibilidad a las pequeñas bodegas porque es algo que ahora más que nunca necesita Rioja. La diversidad que hemos visto en esta cata, con una pequeña muestra de los vinos de 54 bodegas, es increíble». Sánchez confiesa cómo un profesional de primer nivel afronta una cata ciega: «Es difícil y hay que dejarse llevar por la primera impresión porque las dudas no son buenas consejeras, así que ahora a invertir el premio en formación y en viajes vitivinícolas, por supuesto».
El sumiller se impuso a profesionales de primer nivel en una prueba dirigida de forma magnífica por el histórico veedor del Consejo Regulador, Pedro Salguero. «Hemos tratado de ser fieles a las zonas que proponíamos adivinar, es decir, no poner trampas, pero una cata ciega es muy complicada, así que agradecemos la valentía de todos los participantes».
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Ramón González, de Tienda de Vinos Matamorosa de Santander, se hizo con el segundo puesto Argraf, dotado con 1.000 euros, mientras que los dos accésit (de 500 euros cada uno) fueron para María Millán Bezares (hotel Silken Villa de Laguardia) y para Rubén Jiménez, del restaurante El Charro (Logroño).
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