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Ha amanecido con el termómetro bajo cero, el cielo cubierto de niebla y el campo helado, pero eso es positivo para la viña. En esta época las heladas matan a los insectos y a los ácaros que pueden atacarle. «Este año está helando bien y eso es bueno, aunque no más adelante», explica José Gabriel Gutiérrez, viticultor de 42 años con viñedos en La Unión (Clavijo) y Albelda de Iregua, a unos 700 metros de altitud, algo que nota, sobre todo, en vendimia, empezando esta labor dos semanas después que en Alberite, a apenas unos pocos kilómetros de distancia.
Con el frío y el hielo también llega la poda, el trabajo más laborioso del viñedo. «Ahora prepodamos y podamos, aunque antes echamos varas a los brazos secos para que se formen. Con la poda procuramos que brote bien la viña y los racimos salgan fuertes», explica José Gabriel. El calendario del trabajo en la viña se completa con la escarda en primavera para descargarla, después, ya en verano, se desnieta y, finalmente, se vendimia, más cerca del otoño, aunque durante todo el año requiere tratamientos.
En La Unión es habitual que el termómetro baje hasta los -4ºC, aunque José Gabriel recuerda temperaturas de hasta -11ºC. En esa misma zona se vendimiaron uvas en invierno para el denominado 'vino del hielo', con los racimos congelados. Con la aparición de la niebla desde la semana pasada en los alrededores de Logroño, el frío se ha intensificado.
josé gabriel gutiérrez | viticultor
José Gabriel cultiva la variedad tempranillo tinto en parajes como La Zarzosa y viura y 'chardonnay' en otros como La Olla del Villar. «El 'chardonnay' madura más rápido y se llega a vendimiar un mes antes que las demás. Aquí arriba la uva aguanta más», expone el viticultor, que ya ha empezado a podar parte de sus viñas. «Ahora es la mejor época para empezar a podar. Hay que hacerlo antes de que brote, y terminar en enero o febrero», apunta José Gabriel, señalando, además, que este trabajo es, incluso, más costoso que la vendimia, aunque menos conocido. Primero por la meteorología y después porque «hay que ir poco a poco, mirar y valorar los cortes, pero también es muy laboriosa la escarda porque hay que hacerla rápido».
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