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Algo por recurrente no deja de ser espectacular. La estampa otoñal que cada año nos ofrecen las viñas riojanas deja a lugareños y visitantes asombrados.
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Los colores infinitos plagan el paisaje de marrones, dorados, ocres, rojos, amarillos, verdes... Un pantone puramente de otoño que tan solo dura unos días y que bien merece una visita a La Rioja.
Quienes llegan de fuera aprovechan su visita para disfrutar de uno de los mejores momentos que se viven en las bodegas y las viñas. Y los riojanos buscan entre sus apretadas agendas un momento para acercarse a la viña más cercana y disfrutar del otoño riojano.
Corre, que desaparece.
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David Fernández Lucas | Logroño
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
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