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Ander Carazo
Domingo, 2 de febrero 2020, 13:26
La comarca de Euskadi más rica, con un PIB 'per capita' de 62.120 euros que dobla la media vasca, no solo ha cambiado de paisaje, jalonado ahora de futuristas bodegas. También el color de sus ayuntamientos y el idioma en algunos de sus ... colegios públicos, como el Víctor Tapia de Laguardia, donde los niños de Infantil estudiarán el próximo curso todo en euskera. La apuesta del PNV alavés por restar protagonismo al PP y confiar en que sus votantes busquen refugio en el nacionalismo moderado frente a EH Bildu ha recogido una de sus mejores cosechas en Rioja Alavesa. Desde mayo controla allí ya diez de los quince ayuntamientos, mientras los populares, que dominaban la comarca, sólo gobiernan en los testimoniales Baños de Ebro y Navaridas.
Ha sido un trabajo intenso, pero discreto, alejado de los focos mediáticos, marca de la casa del presidente del partido en Álava, Jose Antonio Suso. Ahora, la decisión del Gobierno vasco y de la Diputación capitaneada por Ramiro González de dar vía libre «administrativamente porque están en su derecho» a la petición de un pequeño grupo de bodegueros asociados en ABRA de romper con Rioja y crear la denominación propia Viñedos de Alava -incluso ha mejorado el texto para que pueda prosperar en Madrid y Bruselas- ha sorprendido al sector. Hasta hoy solo se había escuchado un discurso de los peneuvistas en la provincia: «Queremos una denominación de Rioja Alavesa, pero siempre bajo el paraguas de Rioja».
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Entre los bodegueros más importantes ha prendido la sensación esta semana de que los nacionalistas quieren entrar en el juego del vino con una doble baraja: apoyar a las grandes marcas que de ninguna manera se plantean perder el sello Rioja con el que exportan más de la mitad de su producción y a la vez atender la reivindicación de pequeños productores que quieren diferenciarse para sobrevivir. De paso, el PNV presiona de una manera más o menos indirecta al Consejo Regulador, con sede en Logroño, que con el aval del Ministerio de Agricultura le niega el voto a la Diputación alavesa y al Gobierno vasco en aspectos fundamentales relacionados con la producción o la promoción del vino.
«Ojalá todos los gobiernos fuesen tan permeables con las demandas de las minorías. De las 2.574 cartillas que hay en Rioja Alavesa de personas que tienen viñedos, en ABRA tan solo hay 120 bodegas y no todas reclaman la creación de una nueva denominación de origen para sus vinos. El argumento de que se prima la cantidad sobre la calidad ha existido toda la vida. Lo único que se busca es crear problemas donde no los hay», apunta el historiador Salvador Velilla, vecino de Lapuebla de Labarca. «Es un plan que surge de una élite local pegada a los intereses económicos de las pequeñas y medianas bodegas que quieren diferenciarse de los grandes productores de La Rioja. A partir de ese punto se establece una deriva para la defensa de lo propio que puede servir para vender más en Samaniego, pero no en Wisconsin», explica el historiador alavés Antonio Rivera, exvicerrector de la UPV.
El también exviceconsejero vasco de Cultura con el gobierno socialista de Patxi López destaca la creciente influencia de las fuerzas nacionalistas en la comarca y sus órganos de control: «Son tremendamente eficaces en el ámbito local, pero inocuos en el terreno internacional».
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El antropólogo Jesús Prieto Mendaza ve también un definido interés político detrás de decisiones que se intentan justificar con intereses empresariales. «El nacionalismo tiene como eje común un pasado mitificado, una reivindicación territorial y una lengua propia. Esto no ocurría hasta ahora en Rioja Alavesa, porque ha sido un lugar de convivencia y mestizaje desde tiempos inmemoriales, y ahora está asumiendo una tendencia homogeneizadora que ha logrado implantar la cultura de prados verdes y ovejas latxas en tierra de viñedos», ilustra. «En una zona de gaita, dulzaina y tamboril, ahora se busca que suene el txistu», ahonda Velilla.
Los votos, en cualquier caso, mandan y el avance nacionalista es evidente en el otrora bastión del PP. «Al moderarse el nacionalismo ha tenido mayor atractivo en los riojanoalaveses. Allí donde dominaba la cultura española, y la gente estaba orgullosa de ser riojana y alavesa, han empezado a salir generaciones enteras que reniegan de esas raíces», reconoce Ramón Rabanera, diputado general de Álava durante dos legislaturas (1999-2007) en las que los conservadores gobernaron las principales localidades, incluidas las estratégicas Laguardia y Labastida. Rabanera, que se retrató para la posteridad en la galería de diputados generales del Palacio foral con la villa amurallada de fondo, no oculta que sus éxitos en las urnas vinieron de la mano de una transformación con los regadíos y mejoras notables en las carreteras. Populares y peneuvistas han llenado la comarca de polideportivos y piscinas a la misma velocidad que turistas de todo el mundo han ido descubriendo los atractivos de Rioja Alavesa y sus bodegas firmadas por Gerhy o Calatrava. Todo ello en un momento clave para el vino que debate su identidad en medio de la guerra mundial arancelaria, el futuro incierto de las exportaciones con el Brexit y con un nuevo actor que solo juega en clave local y preocupa sobremanera a los peneuvistas: EH Bildu.
En las pasadas elecciones, al PNV se le quedó un regusto amargo. Esperaba retener el apoyo de los socialistas para gobernar en Samaniego, pero el único edil del PSE le dio la makila a Pilar Garmendia de EH Bildu, que ve «ilusionada» la propuesta rupturista de los pequeños bodegueros de ABRA: «Se abre una fase para que todo viticultor se sume a esta demanda histórica». A menos de 5 kilómetros, la vigila el alcalde de Leza, nada menos que el presidente del PNV alavés, José Antonio Suso, sin ninguna vinculación con este pequeño municipio pero que ante la falta de gente del partido para asumir la responsabilidad tomó el mando por una cuestión «de experiencia».
Antonio Rivera | Historiador «Los nacionalistas son muy eficaces en el ámbito local, pero inocuos en el internacional»
Jesús Prieto Mendaza | Antropólogo Rioja Alavesa está asumiendo la cultura de prados verdes y ovejas latxas en tierra de viñedos»
Ramón Rabanera | Exdiputado general del PP «La gente estaba orgullosa de ser riojana y alavesa y ahora generaciones enteras reniegan de esas raíces»
Pilar Garmendia | Alcaldesa de Samaniego (EH Bildu) «Se abre una fase paraque todo viticultorse sume a esta demanda histórica»
35% Es el mercado que le corresponde a las bodegas alavesas en cuestión de ventas en referencia al conjunto de la DOC. En 2018, se sacaron a la venta 92 millones de litros, por 263 millones en el conjunto de la zona amparada. Fuera el principal mercado es Reino Unido. ¿Quién apuesta por romper con Rioja?
340 bodegas están inscritas en Rioja Alavesa. No todas producen. Hay 148 cosecheros (los que hacen vino con sus propias uvas y desarrollan el proceso completo; un porcentaje mayor que en otras áreas de Rioja), 142 criadores, 43 almacenistas y 7 cooperativas. Son el 43% de la DOC.
100 votos se reparten las bodegas en el pleno del Consejo del Rioja, el órgano de gobierno. ABRA tiene 4. Araex, una empresa de exportación alavesa, 2. El Grupo Rioja, que agrupa a las principales marcas, entre ellas algunas alavesas, 78. El Gobierno vasco tiene voz en el pleno, pero no voto.
Es una incógnita. ABRA, la asociación de Bodegas de Rioja Alavesa, lidera la ruptura, pero no dice cuántos de sus 110 socios la avalan. Se supone que son empresas pequeñas, que no reconocen ventajas en estar en una DOC que, según su análisis, prima a las grandes empresas por las que está controlada.
El mantra de que más allá del Ebro se prima la cantidad, y en Álava la calidad, es incierto. O tiene tantas excepciones que lo hacen inservible. Menos de 20 bodegas de Rioja Alavesa elaboran el 75% de todo el vino que sale de la región. Coto, Riscal, Faustino... Son marcas que miden los litros por millones y de las cuales ninguna está por la ruptura. Conviven con otras 200 bodegas que se reparten el 25% restante. Es un sector más atomizado que en la vecina Rioja Alta, pero de una pujanza exterior creciente. Las firmas alavesas exportaron en el primer semestre de 2019 un total de 10,6 millones de litros de vino, por un valor de 61,9 millones de euros. Fuera se vende mejor con el apellido Rioja, pero la falta de segmentación (es tan 'rioja' un vino de 2 euros como otro de 50 en cualquier mercado) lastra a aquellos que no pueden competir en precio.
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