En la denominación de origen que se extiende por las provincias de Burgos, Soria, Valladolid y Segovia se están fijando, de un tiempo a esta parte, algunas bodegas de la DOCa Rioja. Lógico, hasta cierto punto, por aquello que dicen los expertos en economía de ' ... no poner todos los huevos en la misma cesta', de diversificar el mercado para repartir riesgos -y vaya si los hay en los últimos tiempos-. Aquí hablamos de uvas y lo cierto es que compañías vitivinícolas como Muga o Barón de Ley, más recientemente, pero antes también otras como CVNE, Marqués de Cáceres, Familia Martínez Zabala (Grupo Faustino) o La Rioja Alta han decidido vendimiar sus uvas en más de una cesta, en este caso en las de Ribera del Duero.
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Una quincena de bodegas han abierto esos nuevos horizontes en los últimos años, en una inercia que no deja de ser una llamada de atención -por ser benevolentes con la expresión y no emplear términos más contundentes- para que las personas y los organismos que dirigen el negocio de la DOCa Rioja tomen cartas en el asunto. Algo habrá que hacer para revertir una situación complicada, una tendencia peligrosa.
Porque aunque es cierto que también que desde esos campos de Castilla han llegado aquí inversiones en los últimos años, han sido sobre todo al otro lado de la muga que marca el Ebro -Vega Sicilia se ha instalado en Samaniego con Macán, Bodegas Mauro en Baños de Ebro y Carraovejas en Leza-. Y en cualquier caso, son más numerosas las aventuras emprendidas fuera de Rioja por las bodegas de aquí que los desembarcos en nuestros municipios y viñedos de marcas procedentes de Ribera.
Allí están encantados. ¡Cómo no! El hecho de atraer inversiones «es síntoma de que hay ganas por Ribera y por la calidad de sus vinos», destacan representantes bodegueros de allá. Tampoco es que los últimos datos de ventas hayan sido exitosos para sus intereses porque cayeron un 10% el pasado año -el doble que en Rioja, que sufrió una bajada del 5%-, pero es que los ejercicios 2021 y 2022 fueron históricos con récords en la comercialización.
La denominación de origen que atrae cada vez a más bodegas de Rioja también sigue creciendo en extensión -220 hectáreas concedidas el año pasado por el Ministerio- y, asimismo, ha encontrado en el enoturismo un complemento perfecto. Porque aunque le está costando recuperar cifras prepandemia en cuanto al número de visitantes, el gasto que realizan los clientes sí es muy superior: de 30 euros de media ha pasado a 57, casi el doble. En cambio, en el caso de la DOCa Rioja, y según datos de la Asociación Española de Ciudades del Vino, el tique medio sigue entre 20 y 30 euros, como antes del covid.
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