¿Cómo se trasmite una idea? ¿Cómo se enamora? ¿Cómo llega el vino al consumidor utilizando las nuevas herramientas? Teniendo muy claro o que se quiere comunicar y mostrando el valor añadido que tiene cada bodega. No hace falta tener miles de seguidores, es saber a quién te diriges, ser auténtico e interactuar. Esta podría ser la idea principal sobre la que han debatido los participantes en la tercera mesa redonda de Imaginext, en la que Alfonso Ezquerro, socio fundador de Gliek; Carlos Águila, fundador de Guardian of Wine y Ramón López, director regional de la zona norte de Glovo, han debatido sobre tecnología e inteligencia artificial para la mejora de la venta online y la comunicación y en la que las redes sociales y los nuevos canales de comunicación y distribución han sido clave.
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Si algo se puede desprender de las experiencias trasmitidas por estos tres protagonistas de casos de éxito es que tener un público objetivo y saber qué quieres vender es imprescindible. Eso, y que la pandemia ha impulsado muchos de los procesos que de otra manera hubieran tardado años en formar parte de las costumbres de consumidores y vendedores.
Ezquerro, cuya plataforma conecta a las bodegas con el sector Horeca, explicó que lo que hace es que la bodega pueda manejar su distribución y que los hosteleros puedan tener lo que necesita, además, entre otras cosas, de ofrecer un sumiller online, y aclaró que no se trata de hacer la competencia a nadie, sino de «sumar un canal más de comercialización de vino, y muy orientado a pequeñas bodegas».
Muy tajante fue Águila sobre la forma de darse a conocer que en general tienen las bodegas: «si hay un gran problema en el mundo del vino, es la comunicación. No saben comunicar«. Y no se trata solo de comunicar, sino de »enamorar«, aclaró. A este respecto planteó que una de las esperanzas del sector es el enoturismo, ya que »no juzgas igual el producto si conoces a la persona«. Como ejemplo, mostró varias cuentas de Instagram de bodegas y bodegueros cuya principal seña de identidad es que son más personales que profesionales y en las que no se muestra tanto la grandiosidad del vino o la bodega, sino su trabajo diario y personal que da personalidad al vino.
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Quizás sea ese el camino a seguir para llegar a ese nicho que al mundo del vino se le escapa: los jóvenes. Por ello, como explicó López, se debe pensar a largo plazo, «es cierto que uno de los desafíos es cómo conseguir llegar a los jóvenes, pero en nuestro caso, además de la inmediatez del servicio, estamos trabajando con un sector de la población que ahora es joven pero se hará mayor y tendrá interiorizado ese proceso».
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Sin duda queda por hacer, pero las herramientas están ahí y en los últimos años se han dado grandes pasos para integrar el mundo del vino con las nuevas tecnologías y que todo ello llegue al cliente.
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