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Realmente no. Es una renovación de la representatividad de cada organización. No se vota, sino que cada una debe acreditar por delegación los apoyos de ... los inscritos en la DOCa: viticultores en un caso y bodegas, en el otro. Eso sí, los resultados para el proceso de la Interprofesional se trasladan automáticamente al pleno del Consejo Regulador con idéntica composición, por lo que los dos órganos están totalmente superpuestos.
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En paridad, de un pleno de doscientos votos, cien son para las bodegas (en función de los porcentajes se asignan los vocales entre cada una de las asociaciones) y otros cien votos para el sector productor, que se reparten entre las cooperativas y las organizaciones agrarias.
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Dentro de ese pleno de doscientos votos (cien para bodegas y otros cien para cooperativas y organizaciones agrarias), los estatutos dicen que son necesarios 150 (el 75% del total y, al menos, un 50% en las dos ramas, comercial y productora) para tomar decisiones, aunque con matices. Entre Grupo Rioja, Fecoar (cooperativas de La Rioja) y ARAG-Asaja alcanzan habitualmente los 150 votos, aunque, para mayor 'comodidad' y previendo posibles dificultades se modificaron los estatutos para que no computen las abstenciones. De esta forma, si hay 20 abstenciones, ya no son necesarios 150 votos, sino el 75% de los 180 votos positivos o negativos.
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Si una organización tiene más del 50% en un sector o rama tiene en la práctica derecho de veto. Es decir, no se puede tomar decisión alguna sin su apoyo, aunque así lo quiera el resto de la mesa. Ninguna organización lo tenía en el 2004, cuando se fundó la OPIVR, pero Grupo Rioja, tras la absorción en su día de Arbor, lo tiene. Ahora mismo controla el 85% de su rama, con lo que no hay acuerdo posible sin su plácet.
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Las organizaciones agrarias riojanas (ARAG-Asaja, UAGR y UPA), vasca (UAGA) y navarra (UAGN) y las cooperativas (riojanas, alavesas y navarras) se distribuyen la representación del sector productor pero todavía no se puede calcular cómo se repartirá exactamente su rama, si bien oscilará entre el 40% y 45% para las cooperativas y del 55% al 60% para las organizaciones agrarias. Esa horquilla depende del número de hectáreas adscritas a viticultores socios de cooperativas frente al resto, a lo que se suma un coeficiente corrector en función de los litros comercializados por este tipo de bodegas. En 2021, las cooperativas retuvieron el 41%, mientras que las OPA se repartieron el 59% restante.
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No hay elecciones ni acreditaciones. Las hectáreas de sus socios se vinculan directamente a las sociedades. Es automática y se conocerá el mismo día 30 de abril. Es curioso porque hasta un presidente de un sindicato agrario, si es cooperativista, no podría entregar su representación a su organización, sino que va para la cooperativa.
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En este caso, cada viticultor no asociado a una cooperativa puede delegar su representación y elegir la organización agraria que más le convenza (o ninguna). No es una votación, sino que por escrito y firmado deben entregar su delegación a la que considere, en contra de lo que demandan desde hace años tanto UPA como UAGR, que sea por voto secreto. A partir del día 30 se hará el recuento de fuerzas que se reparte en función del número de hectáreas delegadas. El que más superficie tenga, sin contar el número de titulares o de viticultores, más fuerza tiene. En este censo, no vota el viñedo adscrito a cooperativas (sobre el 37% del total) ni el viñedo que está en sociedades con NIF coincidentes (que son también bodegas, ya que votan por esta rama) y suman unas 8.000 hectáreas y, como novedad, se han excluido más de 2.000 hectáreas que pertenecían a bodegas (NIF diferente) y antes podían delegar la superficie a una organización agraria.
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De forma similar, aunque con algunas matizaciones, lo que más importa son los litros no el número de bodegas que delegan el voto a las diferentes asociaciones. Éstas recalan apoyos y luego se traducen en litros comercializados durante el periodo 2017/2021 para distribuirse los 100 votos de la rama comercial. Grupo Rioja es claramente la mayoritaria (y seguirá siéndolo), aunque ABC podría mejorar algo si sus socios o votantes acreditan, con auditoría externa, que vende más caro que el precio medio de Rioja. El sistema es un tanto irreal porque, además del volumen puro y duro de litros, los vinos ponderan por la categoría de envejecimiento y no por su precio real. Es decir, vender un reserva, aunque sea a tres euros en un lineal, vale a estos efectos de representación más que un vino genérico de 50 euros o incluso de 400 ó 600 euros, que los hay.
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Los estatutos originales se modificaron para dificultar la entrada de nuevas asociaciones. Hubo intentos, tanto entre las bodegas, como en las cooperativas o entre los viticultores de crear nuevas asociaciones, pero si inicialmente era necesario un 5% para poder entrar, el porcentaje se subió al 10% Por contra a los fundadores, se les exige sólo el 1%. De hecho, si se exigiera el 10% a todos sólo habría 4 organizaciones representadas en el Consejo Regulador actual. Las Bodegas Familiares de Rioja han perdido la condición de fundadoras como también lo perdió el sindicato navarro Ehne, que en 2021 no llegó al 1%. Si quisieran volver tendrían que hacerlo con un 10%.
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