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La vendimia de este año ha contado con cuadrillas pequeñas y bien coordinadas. SONIA TERCERO
Grupos 'burbuja' y chalecos de colores para diferenciar grupos

Grupos 'burbuja' y chalecos de colores para diferenciar grupos

Últimas tareas de la vendimia riojana más compleja, pero con un fruto de «calidad»

Miércoles, 7 de octubre 2020, 10:30

Son equipos de no más de diez personas que, entre cepas, solo se pueden relacionar entre ellos como grupos 'burbuja'. Viajan también juntos y se alojan juntos (cuando corresponda), de manera que, si dentro de ese grupo sale un positivo, se aísla al conjunto, sin comprometer al resto de cuadrillas. El coronavirus ha obligado a aumentar las medidas de seguridad y también la imaginación para evitar los contagios entre temporeros, que estos días apenas se han movido de casa al campo y del campo a casa. Cada persona, cuenta con su propio material de trabajo y también utiliza capazos numerados, de tal forma que se pueda saber quién ha manipulado cada uno de los recipientes en los que se depositan las uvas. «Cada uno coge su uva, sus tijeras, sus mascarillas y apenas hay roces entre ellos, creo que han sido un ejemplo para todos», describe el responsable vitivinícola José Luis Pisón respecto a esta vendimia en la que también se ha echado mano de chalecos y pañuelos de colores para diferenciar unas cuadrillas de otras, «unas verdes, otras naranjas..., aunque sobre todo esta fórmula se ha llevado a cabo entre cuadrillas de grandes bodegas».

Todos se han sometido también a las pruebas del COVID-19 y se toma la temperatura cada día antes de comenzar la faena (en la imagen las tomas diarias de un agricultor). La norma diaria también incluye el reparto de todo tipo de protecciones: geles, guantes, gafas y mascarillas... Y, bajo el sol, el trabajo en estas condiciones se ha hecho mucho más cuesta arriba. «Si nos cuesta subir unas escaleras con mascarillas, hay que imaginarlos con una temperatura de más de 30 grados... Son personas curtidas, pero aún así, les ha supuesto un gran esfuerzo...», advierte Igor Fonseca, de ARAG-ASAJA,

Que cumplir con las fuertes medidas de seguridad ha sido crucial a la hora de mantener a raya el virus lo reconocen también los propios agricultores. «No hemos tenido ningún positivo y por la zona no se oye nada», señalan a modo de ejemplo en una finca familiar de La Rioja Alta, donde estos días ultiman las tareas agrícolas pendientes, eso sí, de las lluvias. «Todo el sector pasó mucho miedo al principio. En mi caso, si surge un positivo y contagia a los demás, me paran la vendimia y pierdo el trabajo de todo un año», señala ya aliviado. Ahora, con la uva ya en las bodegas y los primeros prensados, solo queda esperar recoger el fruto de una vendimia que, pese a su complejidad, va a ser buena en calidad y cantidad. «La cosecha va a ser extraordinaria, el tiempo ha sido el adecuado con noches frías y días cálidos. Es lo que necesita la uva. El grano tiene mucho grado, la sanidad es extraordinaria y la acidez y 'ph' están muy compensados», adelanta José Luis Pisón.

Por fin buenas noticias. Desde el campo.

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