Buen vino como premio a los mejores

Las entregas de premios de los torneos que componen el calendario de la competición Rioja&Vino suelen estar bastante concurridas porque además de homenajear a los mejores sirven también para conocer un poco mejor tanto a la bodega patrocinadora como a los vinos que se elaboran en ella, y para saborear algunos de los pinchos con los que se maridan.

Sin embargo, en esta ocasión, después de una brillante jornada de golf en la que ya habían podido disfrutar durante el recorrido matinal de algunos de los vinos de vendimia temprana (rosado y blanco) que elabora Ramón Bilbao la afluencia para conocer y catar tanto el blanco Límite Norte como el tinto Límite Sur no fue tan multitudinaria como en otras ocasión porque esta vez, el golf se topó con el deporte rey.

La entrega de premio se inició dos horas antes de que en el estadio londinense de Wembley comenzara la final de la Champions League entre el Borussia Dormund y el Real Madrid. Algunos aficionados al fútbol que también lo son al golf, y habían jugado por la mañana el Torneo Ramón Bilbao, prefirió vivir la previa del encuentro futbolístico en otro escenario, aunque eso implicara perderse los dos sorprendentes vinos presentados por la bodega ubicado en el Barrio de la Estación de Haro y los pinchos de bacalao, champiñones o ensaladilla servidos por el restaurante del campo de golf.

Esas ausencia hicieron también que muchos de los agraciados en el sorteo con un magnun de Ramón Bilbao se quedaran sin él por no estar presentes a la hora de ser nombrados. La normativa de la competición indica que los premios ganados se reservan al jugador que se haya hecho acreedor de él, pero no pueda recogerlo; sin embargo, los premios que se sortean no se guardan ni nadie puede sustituir al agraciado a la hora de recoger el premio.

Así, el premio de Juan Carlos Alcaide –tercer clasificado en segunda masculina– no sé entregó a nadie, pese a que él no estaba allí para recogerlo, pero no ocurrió lo mismo con los que fueron nombrados durante el sorteo y no estaban presentes en la Casa Club del Campo de Golf de Logroño-La Grajera. El sorteo se repitió hasta que todas las botellas de vino tuvieron su dueño,

En cualquier caso, los presentes –aunque sólo sea por una cuestión de probabilidad matemática– tuvieron más opciones de llevarse algunas de las botellas que se sortearon entre los jugadores, lo cual hizo que las ausencias fueran recibidas con alborozo. Lo que sí se notó es que concluida la entrega de premios, y después de disfrutar tanto de la cata de vino como de los pinchos elaborados en la cocina del restaurante del campo de golf, los jugadores se dispersaron rápido en busca de aquellos espacios en los que iban a disfrutar de una final de fútbol que, al menos, permitió ver como un equipo español sigue agrandando su palmarés internacional.