Tratamiento contra el mildiu en un viñedo de La Rioja Alta Sonia Tercero

¿Por qué existe y a quién beneficia el vino de mesa?

Análisis ·

Esta producción excedentaria no está ni siquiera reconocida en el pliego de condiciones pero se ha convertido en un asunto que condiciona cada año la negociación de las normas de vendimia

Alberto Gil

Logroño

Viernes, 14 de junio 2024, 07:20

El vino de mesa, o común, así denominado por el sector, se ha convertido en una realidad que condiciona, y mucho, la aprobación de las normas de vendimia, no sólo de este año sino de anteriores al ser prácticamente una exigencia del sector cooperativo. De hecho, no está previsto en el pliego de condiciones de la DOCa Rioja y su justificación técnica se formaliza con una especie de 'eufemismo' legal que denomina esta producción excedentaria como 'desviación por causas climáticas' (DCC). Es decir, su función oficial, a priori, sería la de ser una especie de comodín por si la sequía o los pedriscos (las heladas ya han pasado) mermaran la producción final amparada. Sin embargo, tampoco cumple en realidad con dicho objetivo porque el Consejo Regulador es muy tolerante con la entrada de uva en bodega por encima del rendimiento amparado y de la propia DCC, lo que ya de por sí permite seleccionar la calidad y cubrir supuestas mermas o daños productivos.Eso sí, todo lo que entre en bodega y exceda de la producción amparada y de la DCC (mesa) es obligatorio destilarlo (sin subvención y con acreditación), por lo que no supone un problema de competencia al propio vino de Rioja.

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Rendimiento amparado. El Consejo Regulador aprueba para cada vendimia un rendimiento máximo amparado, es decir, de las uvas con las que se puede elaborar vino de Rioja. De la base del 100% prevista en el pliego de condiciones (6.500 kilos por hectárea tinta y 9.000 de blanca)el pleno puede subirlo hasta el 125% y reducirlos hasta el 85%. Para esta campaña, en uvas tintas el máximo amparado será del 90% y del 100% para las blancas.

Rendimiento de campaña. Con esta fórmula, el llamado rendimiento de campaña, se dio cabida hace ya años al vino de mesa. Dicha producción sería la amparado más lo que se fija adicionalmente para mesa. Es decir, si no se modifica hoy el acuerdo del 2023, para esta campaña habría un 90% de uvas tintas para hacer vino de Rioja y un 4% adicional, que se permitiría elaborar en las bodegas sin destilación obligatoria. Ése es el porcentaje del vino de mesa y cuya única condición de control es que hay que retirarlo de la instalación inscrita antes del 31 de mayo del año siguiente sin la necesidad de destilarlo. Normalmente se vende en bag in box (el conocido como 'Rioja sin etiqueta) en marcados paralelos.

¿Por qué es tan importante? Mucha gente del sector no entiende por qué las cooperativas, sus principales defensores, se enrocan tanto en esta cuestión. Un 4% de rendimiento, con unas 60.500 hectáreas productivas de uva tinta, equivalen a unos 260 kilos adicionales por hectárea, que se traducen en unos 11 millones de litros de vino como máximo. Las bodegas y las cooperativas que lo elaboran pueden sacar un pequeño plus por su venta 'paralela', pero, probablemente, a costa de penalizar la comercialización de vino amparado.

¿Cuánto vino de mesa ha entrado estos años? Desde el año 2020, cuando el Consejo Regulador comenzó a reducir el rendimiento amparado de uvas tintas, por la crisis, se ha autorizado un 19% de vino de mesa, mientras la cantidad amparable se ha recortado en un 30%. Dicho 19% equivaldría a unos 50 millones de litros de vino, con los almacenes de las bodegas desbordados y al mismo tiempo que se está solicitando dinero público para destilar. Si bien es cierto que no hay datos reales de cuánto volumen se ha destinado a este canal paralelo (Rioja no contabiliza ese vino y no todas las bodegas elaboran dicho excedente), este año se podrían tolerar hasta otros 11 millones de litros.

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Ayudas públicas. A falta de conocer los datos definitivos de cosecha en verde reconocidos en las tres comunidades autónomas de la DOCa Rioja, la previsión es que las diferentes administraciones (regionales, nacional y europea) empleen en los dos últimos años entre 80 y 90 millones en ayudas directas para eliminar producción(destilación incluida), por lo que difícil encaje moral tiene permitir el vino de mesa en este contexto.

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