Atravesar el quicio de la puerta de Bodegas Moraza supone entrar en una zona inerte. Cero barricas, cero intervención innecesaria, cero manipulación o de intentar orientar el movimiento de la naturaleza… ¡Cero! Aquí mandan la tierra y la buena uva
«Cuidado Fernando», me advierte Janire Moraza, «entras en una bodega en la que intentamos hacer las cosas a nuestra manera, quizás algo diferente a las demás, pero es la nuestra y creemos en esta forma de hacer vino». Confieso que me pongo en guardia ... y en mi cabeza sobrevuelan arcanos como vinos naturales, biodiámica, Demeter... ¡Qué sé yo! Pero también reconozco que profeso la religión del trabajo en la viña y la mínima intervención, así que era presa fácil para la causa. «Somos la sexta generación. Mi padre Jesús y mi tío Víctor hacían joven, crianza y reserva, con un maceración carbónica que era una maravilla. Una línea más clásica, pero a partir de 2013 Patricio y yo cogimos el relevo y luego se sumaron mis primos Ismael y Mario». Vamos situando a las personas, Pat Brongo es un canadiense enamorado de la Sonsierra y pareja de Janire. Además de un convencido de la viticultura biodinámica.
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Retrocedemos diez años. «Sí, en 2013 cogimos mi viejo Citröen», se arranca Pat, «y nos recorrimos media Europa. Nos conocían en todas las ferias de vinos naturales de Francia, Alemania e Italia. Probar y tomar nota, probar y desechar, probar hasta encontrar el tipo de vino que queríamos hacer. Borgoña, Jura, Loira... ése era nuestro perfil». Buena acidez, elegancia y delicadeza. Pasan las cosechas y nos plantamos en 2016: fuera barricas. «Redescubrimos el hormigón y era perfecto para nosotros, ideal para volver a esos Riojas que hacían nuestros mayores».
Los Terreros 2021
Viura
con calagraño, malvasía y turruntés. Quince días de maceración pelicular y un año de envejecimiento en inox. 21€.
MORAZA
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Dirección
Carretera Peñacerrada, 0 S/N, 26338. San Vicente de la Sonsierra
Habla Janire: «Todo empezó porque mi padre es un hombre de campo que, sin saber explicarte por qué, siempre trabajaba las trasiegas en luna menguante y las podas tardías en luna creciente. Yo le preguntaba: «Porque es así, al vino le va mejor. Y de catar en luna nueva, nada de nada. ¿Por qué? Porque es así. Nos reíamos mucho cuando empezó a perder un poco de pelo y sólo se lo cortaba en menguante, aseguraba que crecía con más fuerza».
Seguimos desgranando temas y veo convicción. «Trabajar en biodinámico significa cuidar una biodiversidad alrededor de la viña, es un conjunto que respira libre. Durante el invierno trabajamos con preparados para fomentar la vida en el suelo y luego en primavera la parte aérea. La uva de septiembre es el resultado de todo este trabajo». «Para nosotros», añade Pat, «no ha supuesto un cambio radical porque siempre hemos trabajado en ecológico. Es una cuestión de filosofía».
Llegado el momento de la verdad, la pareja saca toda la artillería y vamos probando vinos. Empezamos fuerte con su graciano, pasamos a la garnacha y entre ambos desfilan un rosado y su vino naranja. Dejan para el final dos blancos. Cuatro ojos que no pierden ripio de mis reacciones, cualquier gesto es evaluado. Las Tasugueras, 4 Caminos, Día Sol... Son vinos con tensión, sutiles, con grados alcohólicos que raramente pasan de 12,5 grados, personalísimos; vinos que no dejan indiferente. «No son vinos de enólogo», matiza Pat.
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Trabajan 24 hectáreas divididas en 16 parcelas, casi todas en San Vicente y un par de ellas en Ábalos, con una variedad grande de suelos, el concepto de terroir llevado a su máxima expresión. «La Sonsierra nos da todo. Aquí podemos trabajar como en Burdeos con mezclas, si a un tempranillo le añades algo de viura y un punto de garnacha queda genial; también como en Borgoña con pequeñas parcelas y monovarietales dejando que se expresen».
«Mi padre Jesús es de otra generación. Cuando prueba nuestros vinos nunca te dice, '¡qué ricos!'. Pero el silencio y ver que llena el vaso otra vez es la mayor satisfacción del mundo. Esa es su manera de decirme que le gusta nuestro trabajo». Me despido con otra copa de graciano, ¡me encanta! «Recuerdo cuando le dije a mi padre que íbamos a por la certificación biodinámica; '¿Y eso qué es?' Pues que vamos a trabajar así, así y así. 'Vaya bobada, pues así lo hemos hecho toda la vida'». Genio y figura.
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