El Pacto | Cárdenas
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El Pacto | Cárdenas
Donde la viña es la que mandaEl Alto Najerilla puede presumir de ser el epítome que reúne las singularidades climatológicas y geológicas de Rioja en una pequeña subzona que parece haber jugado al despiste durante décadas para permanecer en un discreto plano secundario a la espera del momento histórico en que reivindicar su cuota de protagonismo. Casi escondida al interés de tantos como se han ido sumando en las últimas décadas al fenómeno de la DOCa, ajena a los ajetreos de las concentraciones parcelarias, de las espalderas en regadío, de los clones hiperproductivos, de todo eso que multiplicó en su momento el potencial productivo de la Denominación, la subzona del Alto Najerilla emerge ahora con todo el enorme valor añadido que le aportan sus suelos arcilloferrosos y de roca madre que someten a cada cepa a una elevada exigencia a cambio de regalarle a los vinos que producen sus uvas un extraordinario carácter mineral. Es el momento de las tierras más altas de Rioja, de los límites que marca el mapa de la DO, que se benefician del cambio climático para, por fin, expresarse en todo su esplendor.
Viñedo singular. Garnacha tinta mayoritariamente, con algo de tempranillo, viura, malvasía, graciano, mazuelo... Vendimia manual. Crianza en fudre de roble francés de 2.400 litros. 48 €
LA BODEGA :
Dirección Compañía de vinos Vintae | Vara del Rey, 5 | Logroño
Contacto comunicacion@vintae.com
Valdechuecas es un secreto embotellado por Vintae desde hace apenas cuatro años. Y es a la vez el paraje mágico donde se refugia, en la parte de Cárdenas que más se acerca a la Demanda pero que mira, al norte, a la sierra Cantabria. Así recibe, ya serenas, las brumas del Cantábrico y se nutre de las bondades que le llegan del Mediterráneo. Algo menos de una hectárea cultivada en terrazas naturales delimitadas por las curvas de nivel que defienden el terruño de la erosión. Unas fanegas protegidas con las mismas rocas que hace un siglo colocaron para defender el terreno los abuelos de Raúl Acha, enólogo de Vintae y copiloto de este proyecto, El Pacto, que Richi Arambarri define como «un compromiso con nuestros ancestros».
Valdechuecas es un viñedo singular que a uno se le antoja un modelo a seguir. Tan cerca y a la vez, y afortunadamente, tan lejos. Y es un tinto que nace y se hace en unas fanegas plantadas entre 1912 y 1918 en las que reina la garnacha que convive, como ha sido toda la vida en Rioja, con cepas de tempranillo, graciano y mazuelo, viura y malvasía. Y con semejante coupage hecho en la viña, la intervención del hombre solo podía ser la de aguardar que la naturaleza hiciera su trabajo. Para San Mateo, la vendimia, sin dar lugar a sobremaduraciones. El mosto de esas uvas fermenta en hormigón con una parte del raspón (10%), y luego de la maloláctica envejece doce meses en fudre de 2.400 litros.
A la aventura Vintae quizás le faltaba un capítulo como el de El Pacto para cerrar (¿?) un círculo que empezó con este siglo dándole vueltas a la recuperación de una variedad en vías de extinción, el moscatel de grano menudo. El itinerario de la familia Arambarri ha despejado todas las dudas de quienes los saludaron como advenedizos. Hoy defienden su proyecto con más de 300 hectáreas de viñedo en Rioja y en otras DO, aunque es aquí en sus raíces más profundas, en el Alto Najerilla, junto a su inseparable Raúl Acha, donde la emoción ante la botella recién abierta les regala un viaje con todos los sentidos adonde empezó todo.
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