Finca El Rubio | Mendavia

Una viña en terraza con vistas al Ebro

Según la Real Academia Española, la palabra atrio se define como el «espacio descubierto, rodeado de pórticos, que hay en la entrada de algunos edificios». Precisamente, en torno a un atrio, la familia Rivero levantó en 2003 su bodega en Mendavia, en un enclave privilegiado y rodeada de 20 hectáreas de viñedos propios, adscritos a la DOCa Rioja, donde cultivan tempranillo, graciano, sauvignon blanc, verdejo, viura y tempranillo blanco. Y bajo ese apelativo han nombrado a su gama de vinos de autor.

Justo enfrente de la bodega, se encuentra Finca El Rubio. Son apenas dos hectáreas de terreno, a 500 metros de altitud, de suelos calcáreos –aportan personalidad y complejidad al vino– y cepas de más de medio siglo de antigüedad. Este tempranillo se cosecha de manera manual y se elabora todos los años, pero de no alcanzar el nivel que exigen para su vino más especial –del mismo nombre que la parcela– termina destinado como base de los crianzas y reservas de Marqués del Atrio. De hecho, solo han salido dos añadas (2014 y 2017) y en el botellero de la bodega aguarda una nueva partida de la cosecha 2019.

Este vino de autor es una apuesta personal que habla de la pasión de la familia Rivero por los vinos y del cuidado y respeto por el terroir y por seguir con el legado centenario que empezó Olegario Rivero con una pequeña bodega en Arnedo en 1899.

Cinco generaciones han visto crecer el grupo Marqués del Atrio, que tiene presencia no solo en Rioja, sino también en Navarra, Ribera del Duero, Requena, La Mancha y Rías Baixas. Precisamente son la cuarta y quinta quienes se encuentran al frente de este proyecto que ha evolucionado en el sector hacia la producción de vinos más modernos, alejados de la concepción clásica que hasta entonces atesoraba.

La evolución llega de la mano del enólogo Rodrigo Espinosa, que lleva con ellos desde hace dos décadas. Hace seis años apostaron por incluir –añadido a un tempranillo mayoritario– la variedad graciano en todas sus elaboraciones, componente clave en los ensamblajes de sus vinos tintos con lo que se realza el color de la mezcla, aportándole frescura y permitiendo una gran longevidad.

Bajo una filosofía de modernidad y tradición presente en toda su colección, esta mezcla dota a los vinos de Marqués de Atrio de la personalidad que le caracteriza en la Denominación. La familia Rivero ha sabido sacar rédito de la ubicación de sus viñedos junto a la bodega, rodeados por la Sierra de Codés y la Sierra Cantabria, que les protege del frío del norte, y con el río Ebro, su zona de chopos y su tierra fértil, como frontera en el sur. Un entorno que supone un punto de equilibrio en la parte más meridional de la DOCa Rioja, con sus cepas levantadas tanto en vaso como en espaldera, y una viña cuidadosamente seleccionada y en terraza que mira al Ebro, 'El Rubio'.