Enrique Eguíluz junto al chozo que guarda la viña a pie de monte. :: Fernando Bóbeda

San Andres | San Vicente

La viña lo es todo

Cupani ·

No por conocida la historia deja de tener su punto. Unos padres que con esfuerzo levantan un proyecto y unos hijos que, honrando lo vivido, con los años van un paso más allá y se arriesgan con «otro tipo de vinos»

Fernando Bóbeda

Domingo, 19 de noviembre 2023, 20:14

«La bodega se compró en el año 2000», recuerda Enrique Eguíluz (Cupani, San Vicente). La historia es común en el origen a la de muchas familias de Rioja: «Nuestro primer vino fue un Cupani de maceración carbónica con madera americana que ha tenido con los años la continuidad de cuatro referencias más. La primera añada salió en 2001, el año en el que yo entré a trabajar en la bodega. Algo más tarde, en 2007, llega mi hermano Miguel. Prácticamente partíamos de cero, pero teníamos parcelas de calidad y mucha ilusión». Y un folio vitícola en blanco para rellenar con su propia caligrafía buscando la pureza de los vinos.

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Pero en la mente de los dos jovenzuelos –ambos transitan por la vida en la treintena– bullían ideas. La oportunidad surge cuando viendo la calidad de la viura del viñedo de San Andrés se deciden: «Había que darle protagonismo a esta uva que habíamos mantenido por mi tío y mi padre; en aquellos años fue el mismo Consejo Regulador el que aprobó ayudas para transformar las viejas viuras a tempranillo. Nosotros nos mantuvimos firmes y tomamos un compromiso con las cepas de blanco». De ahí nace el Rielo blanco.

Rielo | Blanco 2019

  • Monovarietal de viura, 2.165 botellas. Viñedo de 1948 sobre suelo calcáreo, fermentado en barrica y crianza posterior de siete meses. 18 euros.

  • LA BODEGA

  • Dirección Travesía La Concepción, 30. San Vicente de la Sonsierra

  • Año de fundación 2000

  • Contacto 687 829 731/info@cupani. es/www.cupani.es

Con la apuesta hecha, órdago a la grande. Compran una pequeña finca de 1959 de una hectárea de blanco cercana a San Andrés, donde la viura convivía con garnacha tinta y blanca, malvasía y un quinto de tempranillo. Un entorno mágico junto a la necrópolis. Vamos sumando elementos a la «ecuación Cupani», que no traga con la filosofía contraria a la viura, a la que se tachaba de poco comercial. «Prácticamente se utilizaba sólo para coupages en las maceraciones y cosecheros, pero nosotros decidimos elaborarla y ahora se está viendo que tiene un enorme potencial de guarda».

Tintos y blancos

Junto a este blanco van llegando otros tintos enormes como Cupani Garnacha, Baskunes y Sir Cupani. Se acerca José Ramón Eguíluz, tío de Enrique, que no pierde ripio de la conversación. «Fueron años en los que había dos posibilidades de negocio: el genérico de gran bodega y el de los vinos premium. Era una apuesta a largo plazo, más arriesgada. Los sobrinos querían hacer calidad, vinos netos que marcaran diferencias por la tierra, el cuidado de la uva en campo y la elaboración al detalle».

Sonríe Enrique casi a escondidas. Algo tramas, le comento. «Nada, recuerdo un año que compramos una barrica francesa tope. Al llegar la factura la vio mi madre y me preguntó que cuántas barricas había comprado. Cuando le dije que la factura era de sólo una se me quedó mirando con esa resignación que tienen las madres cuando los hijos hacemos alguna trastada».

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Pasada una década están empezando a llegar las satisfacciones. «Cuando partes de cero tienen que pasar ocho o diez años, para situarte y darte a conocer. Ahora ya se oye Cupani y viene gente de fuera a conocer nuestros vinos». Pasean dos holandeses por la vinoteca y miran curiosos la grabadora y la cámara. Miguel, ocupado hoy en la parte enoturística, abre un Baskunes y siguen a lo suyo, nosotros también. «No sumamos más de 20.000 botellas, pero es nuestra apuesta».

Fernando Bóbeda

Enrique me lleva a la sala de barricas y descorcha un Rielo de 2014. Espectacular. «Quedan unas pocas botellas, pero quería que vieras hasta dónde son capaces de llegar estas viuras viejas bien trabajadas».

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Surgen en la conversación nombres de amigos que aprietan con vinos innovadores hechos en la viña; viñedos emblemáticos como Arenales, San Andrés, Fonsagrada o Montebuena. Y al final el abuelo Rufino... Cuando iniciamos el proyecto nos dijo «se os van a perder los vinos», pero luego, cuando probó el primer Cupani, rectificó: «¡Qué vino más cojonudo!».

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