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La tierra me da fuerzaFernando Bóbeda
Domingo, 19 de noviembre 2023, 20:14
Unos blancos y tintos vitales, llenos de raza, que fueran reflejo tanto de la Sonsierra como de su mundo. Y ahí anda el bueno de Carlos Fernández (Bodegas Tierra), dejando huella. «Somos la cuarta generación de gente del vino. Mi bisabuelo Guillermo elaboraba tintos que vendía a granel en el Barrio de la Estación y luego mi abuelo Emilio fundó como socio la Cooperativa de Labastida. En 1968 mi padre Fidel se lanza a elaborar sus propios vinos. Y entramos nosotros, primero dando guerra en la bodega y luego tomando las riendas a partir del año 2000. Ahí, junto con mi hermano Fidel, vemos otro tipo de negocio: diseccionar Labastida, conocer nuestros viñedos para llegar a hacer los vinos que queremos».
Prueba y error, la vida del viticultor que quiere ir más allá. «Parece que fue ayer, pero han pasado unas cuantas cosechas. Llega el nuevo crianza, el blanco fermentado en barrica, nace Belisario y empezamos a enredar. Hasta los 16 vinos que hacemos hoy con uva exclusivamente de Labastida, aspirábamos a marcar esa diferenciación. Eran sólo 12 hectáreas», continúa Carlos , «y ahora, a medias con el banco, tenemos 35 divididas en 42 parcelas».
Garnacha, viura, malvasía y un 40% de otras variedades, hasta 7. Crianza de 9 meses en fudre de 750 litros de roble austríaco. Viñedo singular. 34 €
LA BODEGA
Dirección Calle El Olmo, 16. Labastida
Año de fundación 1968
Contacto 945 331 257/ www.tierrayvino.com
Tres pilares sustentan la bodega: crianza, joven y blanco fermentado en barrica. A partir de ahí, un mundo. «Soy de parcelas. Es el caso del vino que estamos bebiendo, Tierra Fidel; está Belisario, que es otra parcela, La Abuela Visi, La Greña es la malvasía de la viña de Belisario, Tulonio... Tengo un respeto inmenso por el viñedo porque confío en una viticultura lo más limpia posible». «Trabajo dos viñedos en biodinámica –agrega– y sigo investigando. Y cuando alguien me dice que una viña no vale, le pregunto ¿no vale para qué?». Me gusta lo que oigo, apuro la copa de Tierra Fidel y mi cara lo dice todo. Carlos me adivina y pone otro vaso.
«Admiro a gente como Abel Mendoza, un pionero que dijo ¡cuidado señores!, que no sabemos lo que tenemos. Ya hay más concienciación del paraíso donde vivimos, pero ha tenido que venir gente de fuera para abrirnos los ojos; si hace cinco años me hubieras preguntado cuál era el león dormido de Europa hablando de vinos te hubiera dicho que Portugal, ahora te respondería que Rioja, sin duda».
El mejor vino está por salir. «Me gustan mucho los blancos, son más delicados, te dan más. Siempre he pensado que en la vida hay dos formas para triunfar: inventando o copiando. Yo he sido más de inventar».
El Belisario puso a la bodega en el mapa y Carlos lo sabe. Le pregunto y asiente, aunque reparte juego: «Mi espacio lo tomo con Cifras Blanco; hago un vino sin madera, en huevos de hormigón, con fermentaciones espontáneas... Era 2005 y creo que ese vino marca un antes y un después. A La Abuela Visi también le tengo un cariño especial, es un viñedo que está en Briñas, en el Pago de las Cruces, y es una parcela que me vuelve loco. Enfurecido...».
Cubanegra tiene una historia, como todos los viñedos, pero la suya es la de la familia. «Es nuestro viñedo, se tuvo que vender, lo recuperamos y es donde me he criado. Pero si tengo que elegir mi viñedo es el de Tierra Fidel Blanco, en el Barranco del Oso, que está entre Briñas y Labastida. Ahí me pierdo y soy feliz. Tengo paz, un viñedo con duende. Si algún día no me encuentran, que me busquen en Pago Revilla. Es un viñedo de 1925 con casi todo cariñena, algo de viura, malvasía, moscatel, garnacha blanca y hasta palomino. Ahí siento las vibraciones que me gustan, es mi lugar».
Hablamos y hablamos, la botella va menguando. «Tengo barricas de porcelana, fudres, un depósito de mármol, depósitos mínimos, de hormigón grandes, huevos, he encargado un huevo de mármol, barricas grandes, pero siempre primando la viña y la fruta, la madera al fondo. Si queremos que esta comarca triunfe, hay que trabajar mejor. Salir más de casa, probar vinos de fuera y aprender y en vez de envidiar, alegrarte y ver por qué le va bien. Ayudar a los chavales y tirar adelante con ellos. Eso quiero». Y yo, y todos los que queremos un Rioja mejor.
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