El terruño soñado

Hace dos horas. Me recoge en Ábalos y enfilamos hacia La Mimbrera. Vamos subiendo en altura y charlando. «Pues sí, 25 añitos en esta tierra. Con el tiempo vas conociendo parcelas, entendiendo la manera de comportarse de los viñedos, y quieres mostrarlo, compartirlo. De ahí nacen mis vinos de parcela:la maturana tinta de San Vicente, El Espinal, el primero que hicimos en condiciones extremas; El Bernate, de malvasía también de San Vicente; otro nuevo, El Bortal, una garnacha poderosa de San Vicente, y La Mimbrera, de Ábalos». Tom me va contando sus cualidades y pisamos la tierra, la única forma de conocerla.

Hace una hora. Tras la sesión de fotos, colocamos la barrica, descorcha los dos vinos del viñedo en el que estamos y me abre su corazón: «Llevamos desde 2015 con La Mimbrera y aquí empezamos con un vino de coupage tradicional, con un ensamblaje de tempranillo, garnacha y viura. Pero desde 2018 hacemos también un graciano, de una plantación más joven. El coupage son viñas de 90 a 120 años, el graciano sólo tiene ocho».

Un viñedo especial para el de Burdeos, la niña de sus ojos. «En las esquinas había viñas muy viejas, abandonadas pero aún vivas. Dudaba en si arrancar, pero un día vino Chefe Paniego, del Echaurren. y cuando lo vio se puso serio: 'Si las arrancas no te compro una botella más'. Y llegamos a un acuerdo: 'Si consigo sacar una barrica las dejo'». Y la sacó. «Justo al lado –continúa Tom–, descubrimos una ladera prima hermana, con garnachas y viuras que me emocionó. Fui al bar para preguntar de quién era y empezamos a negociar». Otro apretón de manos: «Me la vendió el propietario con tres condiciones: que todos los años le diera una caja de vino, que no arrancara ni una planta y que le dejara cuidar los frutales. Llamé al amigo Mato y se empeñó en labrar las esquinas. Vino con dos mulas y nunca he visto sudar tanto a esos animales».

Puyaubert asegura que confía mucho en el graciano y en las variedades minoritarias. «La maturana la llevas a catas internacionales y la gente alucina y la coloca en el Loira o en Galicia. Mi ilusión ahora es venirme a construir mi bodega a Ábalos o San Vicente, donde tengo los viñedos. También trabajo algo en Baños de Ebro y son tres mundos diferentes».

En la despedida. Yo he cambiado. Y Rioja también. Llegué con vinos prácticamente de tempranillo, muy maduros, concentración y mucho roble; con el tiempo vas buscando vinos más elegantes y finos. Nunca se han hecho vinos de tanta calidad. Al principio aplicas lo que aprendes en los libros, al final son el viñedo y la experiencia los que marcan el camino». Lo dijo Picasso: «Aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista».