El Sueño de Amado | Alfaro
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El Sueño de Amado | Alfaro
Un sueño cumplidoAmador ('Amado') Escudero se casó en 1918. El matrimonio eligió Requena como destino, no por el tirón turístico de la localidad valenciana, sino porque tenía una escuela de viticultura que Amador quería conocer porque pretendía que su hijo primogénito, cuando llegara el momento, estudiara allí. Aprovechó también el viaje para traer unos sarmientos de la variedad levantina bobal, que plantó en un viñedo en las faldas del monte Yerga, en el paraje conocido como Cabezarroyo, junto con la garnacha tradicional de la zona y con otras pocas cepas de tinta velasco que, en otoño, dibujan todavía hoy en día una preciosa estampa cromática entre las hojas rojas de la bobal y las aún verdes de la garnacha.
Los nietos, la familia propietaria de Bodegas y Viñedos Ilurce, elaboran desde el año 2014 un vino parcelario reconocido como viñedo singular que bautizaron 'El sueño de Amado', en alusión a un sueño cumplido: «Mi bisabuelo injertó la viña y luego cada generación ha ido aportando lo suyo, que es lo que él siempre quiso», explica Víctor Escudero. «Nuestra familia elaboraba vino en Grávalos desde mediados del XIX, pero fue en 1940 cuando mi bisabuelo compró la bodega del pueblo, de Alfaro, labor a la que dio continuidad uno de sus hijos, para, en 1994, ya con mi padre y mis tías, empezar a elaborar con marca propia, Ilurce». «Por fin –en el 2010–, nos trasladamos a las actuales instalaciones de las afueras».
Garnacha 2018 Uva centenaria de una parcela conocida como La Casilla de Cabezorroyo, con garnacha y algunas cepas de bobal. 14€.
Dirección Crtra. Alfaro – Grávalos (LR289), Km 2. 26540
Año de fundación 1994
Contacto: 941 180 829/941 183 897. info@ilurce.com
Ingeniero agrícola y enólogo, Víctor Escudero (26 años) forma parte de la nueva generación de Ilurce que, tras una intensa formación práctica, casi de vértigo, en Rioja (con Óscar Tobía), en Argentina (con la familia Michelini), en Priorat (con Álvaro Palacios) y en Sudáfrica, donde quiso conocer la elaboración de blancos, ya está trabajando en la bodega de Alfaro, junto con su tía, en los vinos y con su padre en la viticultura: «Tengo mucha suerte, porque tenemos 48 hectáreas de viñedo con un gran equilibrio entre graciano (40%), garnachas (40%) y tempranillo (20%)». Su padre, Amador también, es un viticultor concienzudo y lo tuvo claro desde el principio: «Hoy el cambio climático es una realidad, pero entonces la apuesta segura era plantar tempranillo, pero mi padre, sin embargo, creyó en el graciano y en la garnacha, que hoy son fundamentales para el equilibrio de nuestros vinos frente a los problemas de acidez de los tempranillos en la zona», detalla su hijo.
Víctor ya trabaja en los nuevos cupajes de Ilurce, como con el crianza 2021 –con un perfil más fresco y una madera muy tenue– y sacará de esta última cosecha un varietal de tempranillo blanco: «Mi padre lo plantó y creo que vamos a hacer un buen vino con esta uva tan riojana».
El joven se confiesa un poco friki del vino y está llamado a formar parte de la nueva generación que está revolucionando la elaboración de vinos en Rioja: «En Argentina, con los Michelini, que trabajaban con pocos medios en una zona a casi 1.500 metros de altitud, aprendí mucho y, por supuesto, luego con la precisión de Álvaro Palacios en Priorat, en una zona absolutamente abrupta, de clima muy duro y donde Álvaro es capaz de elaborar vinos maravillosos». «Creo que en Rioja –continúa– se sigue trabajando en líneas generales una elaboración, a mi gusto, demasiado tradicional, aunque ahora están llegando nuevas propuestas, con gente que conoce muy bien la viticultura, muy abierta a probar vinos del mundo y que empuja muy fuerte».
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