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La Place de Burdeos es algo así como el Wall Street del vino. Aglutina a más 300 potentes negociants de vino que trabajan una red de 10.000 distribuidores en casi dos centenares de países y comercializan, en algunos casos en exclusiva, las referencias de grandes vinos, sobre todo francesas, pero también de otros países desde que el mercado se abrió a otros vinos del mundo en 1998. Es un club selecto, enfocado al mercado del lujo, y en los últimos años escasos productores españoles, y riojanos, han ido haciéndose un hueco en este codiciado espacio de negocio. El equipo de cata de este especial de vinos, que cumple ya 23 aniversarios, organiza para la ocasión una tanda inédita hasta la fecha, testar, a ciegas, los cinco Riojas que a día de hoy se venden en la place bordelesa: Alma de Benjamín Romeo (Contador), Real de Asúa Carromaza (CVNE), Yjar de Remélluri (Telmo Rodríguez), DUO, de Basilio Izquierdo y Serge Fourton, y Tapias, de Marqués de Riscal.
El compromiso era una cata ciega, sin la pretensión de valorar ni puntuar los vinos, pero sí con la intención de, gracias a Antonio Palacios (profesor de Análisis Sensorial de la Universidad de La Rioja), crear un mapa sensorial para cada vino en función de los atributos organolépticos destacados por los catadores.
María Izquierdo
Diseñadora y bodeguera
Antonio Palacios
Profesor de la UR
La cata ciega es normalmente un ejercicio de humildad, lo que puede corroborar este cronista que intentó emparejar a priori cada número de botella (del 1 al 5) con las marcas y no acertó ni una –en mi descargo no fui el único–. Pero, más allá de lo anecdótico, lo que demostraron los cinco vinos fue un altísimo nivel, con sus diferencias en al menos dos familias, una con mayor concentración e incluso intensidad de la madera, y otra línea más frutal y sutil, pero, en todos los casos, y sin 'peloteos', de una finura extraordinaria y con un compromiso de los elaboradores, de las bodegas, de presentarse en La Place con sus mejores bazas: «Han sido cinco 'morlacos' tremendos, muy disfrutables desde el primer momento, pero que además evolucionan de forma espectacular en la copa», valora Antonio Palacios. «Da gusto ver cómo para ser grande –continúa– no hay que tener un perfil concreto, sino que, con diferentes estilos de vino, unos que destacan por más concentración y otros por elegancia, se puede llegar a la excelencia».
María Izquierdo es hija de Basilio Izquierdo. Licenciada en diseño y que ya está con su padre en la bodega. Fue la ideóloga del DUO, el vino que firman Basilio y Serge Fourton, histórico enólogo del barón Philippe de Rothschild: «Son amigos y compañeros de facultad y, cuando a ambos los reconocieron enólogos excepcionales de la Escuela de Burdeos, les propuse la idea de hacer un vino entre los dos, este DUO, que se ha hecho realidad varios años después». «En el mundo del diseño –agrega– es habitual la cocreación pero el del vino es un trabajo más individualista, quizás demasiado, y así nació este vino de autores». Sobre la cata en sí, María Izquierdo indica que «me considero una privilegiada por poder degustar estos vinos, tres de ellos con líneas más o menos comunes y otros dos dentro de otro patrón, pero, en todos los casos grandes vinos».
Fernando Martínez de Toda
Catedrático de Viticultura
Juan Carlos Sancha
Profesor y bodeguero
Fernando Martínez de Toda, catedrático de Viticultura de la UR, apunta que la cata «es interesantísima, con un alto contenido histórico porque la historia de La Place se remonta a varios siglos atrás y la gran, y principal, conclusión es el nivel altísimo de todos los vinos». «Soy experto en viticultura –continúa– y en este caso no se puede interpretar la cata desde el punto de vista vitícola, ya que no proceden todos de un único viñedo, sino que cada bodega ha escogido lo que consideraba excelente, por lo que cada botella representa lo mejor de cada una».
Juan Carlos Sancha, profesor, investigador y bodeguero, destaca «el perfil joven y cremoso, bastante moderno de los cinco vinos». «De hecho –añade– , me ha sorprendido que los cinco salen al mercado con las precintas genéricas, lo que demuestra una vez más que los grandes vinos de Rioja se hacen fuera de la clasificación clásica de crianza, reserva o gran reserva».
En cualquier caso, Sancha va más allá de las etiquetas: «Los vinos, los cinco, destacan por su armonía, por los taninos dulces y amables, y en todos ellos domina la fruta, con la madera con un actor secundario que simplemente acompaña». «Hay casi un universo de vinos de calidad en Rioja, pero estos son punta de lanza fuera de nuestras fronteras y creo que es muy positivo para todos que haya bodegas capaces de salirse de los mercados tradicionales y empezar a luchar frente a nuestros competidores franceses en sus propios mercados y en sus lugares de origen».
Raúl Martínez
Sumiller
Serge Fourton
Coautor de DUO
El sumiller Raúl Martínez tampoco tiene dudas: «Llevamos veintitrés años haciendo catas cada año para este especial de vinos y el de hoy ha sido uno de los placeres enológicos que más he disfrutado en mi vida». «Para mí –continúa–, los cinco vinos son espectaculares y, a mi juicio, se pueden diferenciar por familias, al menos en dos tipologías, pero siendo Riojas en todos los casos, además de vinos frescos y con mucha longevidad por delante, que es como yo entiendo el buen clasicisimo. Creo que por estas cosas podemos decir bien alto que Rioja es la tierra de los mil vinos».
Serge Fourton, enólogo de Baron Philippe de Rothschild de 1974 a 2004, es uno de los invitados a la cata, en este caso además como coautor con Basilio Izquierdo de uno de los cinco vinos: «Para mí ha sido una experiencia formidable, con cinco propuestas que se merecen por sí mismas estar en La Place de Burdeos». Algo en lo que incide también su compañero, en este dúo de autores, Basilio Izquierdo: «Han sido cinco vinos impecables y muy distintos a los que tenemos por costumbre beber en Rioja». «La Place es un plus y quizás una ventana donde la gente debe mirar porque el mundo quiere estos vinos». Y, para terminar, el saludo de Fourton, enamorado de Rioja –fue el artífice del hermanamiento de Haro con Margaux–: «Salud, dinero y amor, y que vivan los grandes vinos».
Vino homenaje de Benjamín Romeo a su hija Alma. Un vinazo (92% tempranillo y 8% garnacha) elaborado de tres parcelas a diferentes altitudes de San Vicente (La Viña de Andrés –en la parte baja–, El Bombón –media–, y Diasol -la garnacha en más altitud–). Robusto y carnoso, pero también delicado, con una evolución espectacular en la copa. Un gran vino fresco, vivo y con mucha vida por delante.Precio:140 euros.
Un vino de un único viñedo, lo cual no deja de ser una 'rareza' para una casa centenaria como CVNE, maestra de los ensamblajes. Carromaza, 100% de la variedad tempranillo, procede de una parcela del pueblo de Villalba propiedad de la bodega y el vino es de un estilo más fresco de lo habitual para la casa, elegante, con taninos muy amables y que mantiene el nivel frente a sus compañeros de cata. Precio: 100 euros.
Telmo Rodríguez (Remélluri) abrió La Place de Burdeos a Rioja con la añada 2017 de Yjar, un viñedo de su bodega familiar La Granja de Remélluri. Ahora ya ha agotado la cosecha 2019, con subida de precio incluida y 100 puntos de la crítica Jane Anson. Sorprendente por su tersura, floralidad y delicadeza, cuando, además, era la añada más antigua de la cata. Si la Place es para vinos excepcionales Yjar lo es. Precio:150 euros
El DUO es un vino típico y tradicional de Rioja. Envejecido en barricas de roble francés, es el resultado de un coupage de estilo bordelés. Compuesto por las 5 variedades autóctonas de Rioja, durante más de dos años, Basilio y Serge Fourton probaron y probaron hasta definir DUO. Taninos de uva madura, frutos rojos y negros en armonía con la madera. Equilibrado, redondo, graso y con gran potencial de guarda. Precio:140 euros
Tapias 2019 se agotó en la Place de Burdeos y, por cortesía de Marqués de Riscal, se pudo catar la añada 2020 prácticamente en primicia. El vino procede de una parcela de un viñedo muy especial, Tapias, para Paco Hurtado de Amézaga, del que ha seleccionado el material genético para los reinjertos. El vino es delicado, muy amable, fino y muy bebible desde ya pese a ser el más joven, con unos taninos muy dulces. 130 euros.
1. Aromas (nivel olfativo). Se pueden ver tres grupos de vinos perfectamente representados. Los vinos 4 (DUO) y 1 (Alma) son los que mejor valoración tiene a nivel aromático, representados por los aromas de fruta, especias, frutos secos, vainilla, roble y torrefactos. Son donde la madera es más evidente. Después tenemos los vinos 2 (Real de Asúa) y 3 (Yjar), de un perfil más marcado por aromas balsámicos y de plantas aromáticas. El 5 (Tapias)es el más terciario.
2. Gusto. Lo que se observa en el plano sensorial son dos grupos muy bien diferenciados. Por una parte, tenemos los vinos 4 (DUO) y 1 (Alma), siendo estos parecidos en su perfil de boca, con mejor valoración gustativa, ya que se presentan equilibrados, frescos y untuosos, con sensaciones táctiles muy amables. Por la otra parte y en el extremo contrario del gráfico, tenemos los vinos 2 (Real de Asúa), 3 (Yjar) y 5 (Tapias), siendo estos más amargos y ácidos.
3. Retronasal. Los vinos 4 (DUO) y 1 (Alma) se vuelven a agrupar juntos de nuevo, con una retronasal muy bien valorada al asociarse con descriptores del tipo afrutado, compleja y muy persistente. Al igual que en la fase olfativa, los vinos 2 (Real de Asúa) y 3 (Yjar) se asocian de nuevo, quedando el 5 (Tapias) en solitario representado por aromas más herbales y licorosos.
4. Conclusiones. Existen dos tipologías de vinos. Una primera con un perfil modernista, donde la fruta es la bandera, ensalzada por los aromas discretos de barrica en forma de vainilla, frutos secos y especias, como boca amable y sensaciones frescas y balsámicas. El segundo tipo de vinos se caracteriza más por un perfil clásico, con aromas terciarios y maduros y boca con mas tanicidad y presencia táctil de los polifenoles, siendo su retronasal mas conservadora desde el punto de vista de vinos bien maduros.
5. ¿Mejores y/o peores? No era el caso de la cata, pero, por aportar algo concreto, cuatro de ellos, los números 1 (Alma), 3 (Yjar), 4 (DUO) y 5 (Tapias) fueron destacados por al menos 2 de los 12 catadores como los de mayor preferencia.
Aunque han pasado algunos lustros desde que el eslogan 'La Rioja, la tierra con nombre de vino' llegó para promocionar turísticamente esta región en el creciente mercado del enoturismo, no es sobrado afirmar que se trata de una de las ideas más brillantes que se maneja aún con ese fin. A su alargada sombra se han ido colando después otras que han perseguido el mismo objetivo con desigual perspicacia y fortuna. Al juego tampoco ha sido ajeno el sector vitivinícola de Rioja. El penúltimo ejemplo es el documental 'Rioja, la tierra de los mil vinos' que se estrenó hace solo un par de semanas para exhibir en los circuitos comerciales cinematográficos el potencial de la Denominación. El vino y la tierra, la tierra y el vino son dos conceptos que mantienen una correspondencia biunívoca, una relación entre iguales y de ida y vuelta. En el caso de Rioja, una unión indisoluble.
Propone este veterano Suplemento un nuevo viaje para sobrevolar la región vitivinícola conjugando también esos elementos, la tierra y el vino, de tal manera que sea este esta vez el que se ahorme, el que se someta, el que reconozca al primero, el que se enorgullezca de la tierra de donde surge. Tierra entendida como el espacio de cultivo pero también como ese lugar que esconde en sus entrañas en forma de calado o de cueva, donde la uva se hará mosto y el mosto crecerá a vino en la quietud y el reposo de semejante seno. O tierra vista como el gran tejido que han urdido entre las grandes bodegas, muchas ya centenarias, de Rioja, templos y catedrales que son ya también esencia de la Denominación que –cerremos este círculo conceptual–, tomó el nombre de esta tierra.
Pisemos en las páginas que siguen viñas de hermosa envergadura que ocupan valles y llanos; y otras menores de dimensión que con apenas algunos celemines embellecen cerros y altozanos y se adueñan de terrazas imposibles. Y en ellas, las bodegas que convierten el esfuerzo de los viticultores en un elogio a la tierra que da nombre a sus vinos.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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