JonCañas y Fidel Fernández en el viñedo El Palacio, junto a la bodega :: F. Bóbeda

Luis Cañas | Villabuena

Allí quiero llegar

Luis Cañas emprende un extraordinario proyecto de lucha contra la erosión genética y recuperación de variedades olvidadas. Un ejemplo es el benedicto, madre del actual tempranillo

Fernando Bóbeda

Domingo, 19 de noviembre 2023, 20:08

«Buenos días Fernando», me recibe Fidel Fernández, enólogo de la familia Cañas. «¿Qué te parece si pasamos y catamos con Jon Cañas cinco vinos de 2023 que acabamos de sacar de depósito?». Que sea lo que Dios quiera, pienso. Cuando vieron que copa en mano me defendía con pundonor y un mínimo de conocimiento, pasamos al siguiente estadio. Es Jon Cañas quien habla. «Somos la cuarta generación, empezó mi abuelo Luis y luego la potenció mi aita, Juan Luis, que tuvo muy claro dónde quería llegar. Él veía que tenía que ir de la mano de los agricultores. No había otro camino».

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Fidel, compañero infatigable de Juan Luis, apostilla: «La bodega comenzó en 1969, aunque tu abuelo ya era comisionista en la Alhóndiga de Bilbao. Pero llegó un momento para los Cañas en el que o pasabais la orilla del río o te quedabas a medias. Y fue cuando Juan Luis, hablo de 1989, hizo un blanco con barrica y empezó a criar vinos».

El Palacio | 2017

  • Viñedo singular a pie de bodega. 4.350 cepas de tempranillo, graciano y viura. 15 meses en barrica de 500 litros. 57 €.

  • LA BODEGA :

  • Dirección Carretera de Samaniego nº 10. Villabuena de Álava

  • Año de fundación 1969

  • Contacto 945 623 386/ www.luiscanas.com

La ilusión de entonces continúa a día de hoy con un proyecto de recuperación de viñedos y antiguas variedades de la zona. «La idea de la bodega pasa por proteger los grandes viñedos y, con ello, la comarca. Ahí empezamos: si veis una cepa rara, les decíamos a los agricultores, nos llamáis. Descubrimos que teníamos un potencial enorme de variedades perdidas. En aquellos tiempos se hablaba de hasta cuarenta, ahora sólo son cinco las tintas reconocidas».

En la mesa se está oxigenando una botella de El Palacio, el viñedo que está a pie de bodega y que acabamos de 'patear'. Pero Jon se levanta y vuelve con una de benedicto, el vino que mejor compila todo este enorme esfuerzo de recuperación de variedades: «La primera cepa de benedicto la encontramos en El Pomal, en un viñedo de 1912. En ese momento sólo había registradas dos o tres cepas. Empezamos a trabajar con universidades y el Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV). Descubrimos más variedades y mutaciones; solamente alrededor de Luis Cañas y Amaren encontramos 167 clones de tempranillo, 53 gracianos, 34 garnachas, malbec, garró, cadrete, cabernet, mencía, albillos, bobal, tinta Velasco...».

Pero el movimiento se demuestra con hechos. «Este año hemos elaborado 23 variedades tintas y 13 blancas en garrafones, lecheras de 30 litros, recipientes mínimos, hasta 80 pruebas sin intervención enológica para aprender su tipicidad. Igual alguna de ellas es la solución al cambio climático. Hemos plantado tres viñedos a diferentes alturas con estos sarmientos para poder entenderlos. San Román es el más conocido y, entre tintas y blancas, crecen 37 variedades». Por cierto que Rubén Jiménez, encargado del proyecto, acaba de recibir el reconocimiento de Tim Atkin por este más que meritorio trabajo contra la erosión genética.

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El Cristo de Samaniego, Ribagaitas, Camino de Leza, Viña Chelus, El Palacio... son nombres de viñedos míticos en la bodega. Pero nos centramos en la variedad benedicto, 40 botellas por cosecha que Jon tilda como la madre del tempranillo. «Sabemos que el albillo mayor es el padre, pero el benedicto es la madre; una variedad que ofrece matices extraordinarios. Es como masticar uva». Un vino para presumir y asombroso en cata por su singularidad.

Jon Cañas y Fidel Fernández posan con una botella de benedicto. Sólo hay 40 en el mundo F. Bóbeda

Como el que a Jon Cañas le gustaría regalarle a su madre. «El vino se llamará como ella, Begoña, unas 2.000 botellas. Un regalo, un reconocimiento que me gustaría que Fidel llevara por el mundo y del que mi madre se sintiera orgullosa».

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Buena mañana he echado en Luis Cañas. Al despedirme recuerdo una escena de Juego de Tronos. «¿Y ahora dónde irás?». pregunta el rey. «¿Qué hay al oeste de Poniente?», responde la heroína. «No sale en los mapas, nadie lo sabe. Pues allí quiero llegar». Suerte a la gente de Villabuena en este emocionante proyecto.

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