Carlos Ferreiro, David Sáenz de Ojer y Stephanie Abel, en el viñedo Justo Rodríguez
Finca Valvarés | Galilea

Un pulmón rejuvenecedor

Altanza, especialista en la elaboración de reservas, completa su gama con nuevas propuestas focalizadas en los terruños de la gran diversidad que ofrece su finca Valvarés de Galilea

Alberto Gil

Logroño

Jueves, 16 de noviembre 2023

Bodegas Altanza cumple su 25 aniversario. Nació en 1998 por iniciativa de un grupo de amigos, cinco familias de Logroño, Madrid, Guipúzcoa y Rioja Alavesa, recuerda David Sáenz de Ojer, gerente de la bodega de Fuenmayor. Desde el primer momento, Altanza se especializó en los vinos de reserva y no fue hasta el año 2003 cuando sacó su primer crianza:«Los tres pilares con los que nace Altanza, y que siguen siendo hoy fundamentales para nosotros, son el tempranillo como uva principal, el viñedo propio y la crianza en roble francés que, cuando comenzamos, era casi excepción en Rioja».

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Los vinos de reserva, con una amplia gama de ediciones limitadas –incluida la colección de artistas españoles (Goya, Dalí, Soroya, Miró y, ahora, Velázquez) sigue siendo el punto fuerte de la bodega, aunque también suma un gran reserva y, recientemente, nuevas etiquetas más focalizadas en el terruño de su finca Valvarés de Galilea: «Es nuestro pulmón, una finca de 300 hectáreas, 140 de ellas de viñedo a las que se suma el olivar, el cereal e incluso una reserva de caza», explica Carlos Ferreiro, enólogo de la casa. «Estamos catalogados en Rioja Baja, pero poco tiene que ver este viñedo con los más cálidos cercanos al Ebro; de hecho, la zona alta sube hasta los 500 metros, por encima de la altura de Fuenmayor».

Valvarés de Altanza | Crianza

  • Vino de crianza de corte moderno de tempranillo de la finca Valvarés, un vino con estructura y personalidad. 12,5€.

  • LA BODEGA

  • Dirección N-232, Km 419,5. 26360, Fuenmayor

  • Año de fundación 1998

  • Contacto enoturismo@altanza.com. +34 941 450 860/+34 618 629 086

Altanza, que comercializa algo más de un millón de litros, se abastece en gran parte de Valvarés (75%) y también de viejos viñedos de Fuenmayor y Lapuebla de proveedores fijos: «Valvarés es nuestra gran masa vegetal para la elaboración de los reservas. Hay diferencias de altitudes, suelos y exposiciones solares, lo que nos permite jugar con mucho margen y tener cierta regularidad que precisan este tipo de vinos», indica Ferreiro. «La mayor parte es tempranillo, aunque también hincamos 20 hectáreas de sauvignon blanc para nuestro blanco».

En este sentido, el enólogo dio con la tecla hace ya una década al apostar por esta variedad que aporta un plus de intensidad aromática: «Hicimos una bodega específica para elaborar blancos, cuando aún estaban muy poco desarrollados en Rioja y es un vino muy apreciado que nos ha abierto muchas barras del país», apunta el enólogo.

Nuevas maneras

Ferreiro tiene claro que Altanza va a seguir apostando por la finura, por los vinos de largo recorrido y crianza, aunque ya trabaja con nuevas opciones:«Evolucionamos, de hecho, hemos reducido los tiempos en madera en los reservas, y tener una finca como Valvarés nos permite trabajar además con otras opciones». Así, Altanza prepara ya la plantación de 20 nuevas hectáreas, con graciano, maturana tinta y garnacha: «Son variedades de ciclo más tardío, que hemos estado probando con pequeñas vinificaciones y que pueden ser muy interesantes porque el cambio climático está aquí».

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Justo Rodríguez

Ferreiro ha puesto ya nuevos vinos en el mercado con ese espíritu, como Altanza Battonagge, un producción limitada de un blanco criado en madera con sus lías con viura y sauvignon blanc, o Altanza Uva por Uva (2.100 botellas) de un desgranado a mano de los mejores tempranillos de Valvarés.

El atelier de Altanza

Pese a que Carlos Ferreiro lleva años trabajando con microvinificaciones, «algunas con más exito que otras», explica entre risas, Altanza ha puesto en marcha ya oficialmente ese pequeño taller de experimentaciones con el lanzamiento de un vino de edición limitada, algo menos de 400 botellas de un rosado sangrado de tempranillo, fermentado en barrica y bautizado como Altanza Atelier 01. «Es de la cosecha 2020 y apostamos por un rosado diferente al que ya hacíamos en Altanza y, en el futuro, iremos poco a poco mostrando también pequeñas cosas que, en realidad no son nuevas, pero con las que trabajamos a pequeña escala y que luego pueden servir, por qué no, para aplicarlas dentro la gama principal de vinos».

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