De la piedra sillar al titanio

Las bodegas han entendido que tanto el vino como la arquitectura que representa su marca han de ser de la mayor calidad posible. En los últimos años, este binomio ha adquirido mayor protagonismo si cabe, pero lo cierto es que hace ya siglos que van de la mano. Y la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja es un buen ejemplo, con los grandes templos del vino que jalonan esta zona vitivinícola.

Si hay un lugar único, que reúne la mayor concentración de bodegas centenarias, es el Barrio de la Estación en Haro, donde se empezaron a instaurar métodos de elaboración franceses y crianzas de vinos en barricas de roble. La construcción del ferrocarril Tudela-Bilbao, que llegó a la localidad jarrera en 1880, fue el elemento aglutinador de la implantación de numerosas bodegas en ese entorno, entre ellos negociantes franceses que levantaron construcciones para guardar vino.

Fue el germen de la revolución que comenzaría en las últimas décadas del siglo XIX con la edificación de bodegas dotadas ya de carácter monumental y con una arquitectura que utilizaba modelos bordeleses. Empezaba a cuajar la influencia de los comerciantes de esa zona vitivinícola que, tras la plaga de filoxera que había arrasado sus viñedos en Francia, habían dado el salto a La Rioja para comprar vino.

Eran tiempos del uso de la piedra sillar en las construcciones. Bodegas como La Rioja Alta, Martínez Lacuesta o Muga –también Marqués de Riscal, en este caso en Elciego– fueron algunas de esas firmas pioneras que empezaron a escribir una historia que hoy, más de un siglo después, sigue añadiendo capítulos. Porque de otro modo no se entendería lo que ha sucedido, sobre todo, en el XXI con el estreno de grandes obras arquitectónicas con el sello de figuras de talla mundial en esta disciplina artística.

El hotel diseñado por Frank Gehry para Marqués de Riscal o la bodega Ysios en Laguardia con el sello de Santiago Calatrava quizá sean dos de los construcciones más relevantes, por la autoría de sus creadores. Las cubiertas que coronan ambos edificios, de titanio en tres colores en el primer caso o de aluminio y ondulada en el segundo, son una referencia, como aspira a serlo el proyecto en el que trabaja para Bodegas Faustino, en Oyón, otro arquitecto consagrado como es Norman Foster.

Rioja sigue teniendo tirón y concentrando inversiones que apuestan por mejorar las instalaciones para mejorar el producto final. Marqués de Murrieta inauguró hace dos años un complejo de edificios con más de 25.000 metros dedicado a elaborar sus vinos. También en 2021, Carlos Bujanda estrenó en Navarrete, con diseño riojano de Arquitelia, su bodega FyA con hotel y museo donde la cerámica es la gran protagonista. Ahora los hermanos Eguren ultiman la puesta en marcha de la nueva bodega Viñedos Sierra Cantabria en San Vicente de la Sonsierra con un depósito para tratar la uva de cada viñedo... Los proyectos 'top' bullen. Las bodegas siguen siendo monumentales.

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