Valtracones | Haro
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Valtracones | Haro
La paradoja de ValtraconesValtracones, con uve, es la nueva experiencia de Bárbara Palacios, Barbarot. Nueva y desconocida, porque para ella supone adentrarse en el mundo de los vinos blancos tras un vida ligada a los tintos que nacen a las faldas de los Obarenes. Viñedo joven, de tres años, plantado en lo alto de un cerro mochado para hincar un viñedo en forma de ele con garnacha blanca.
El ruido de la autopista rompe la paz del paraje, desde el que se divisan los Riscos de Bilibio y se rememoran batallas del vino vividas. Un lugar mágico para despertar con el amanecer. No es fácil el acceso, ni la vendimia, que aunque no alcanza el rango de heroica se aproxima.
Tempranillo y merlot de viñedos plantados en 2015 y 1990. Vendimia manual. 15º. Crianza en roble francés. 9.500 botellas. 13€
LA BODEGA :
Dirección Polígono Las Eras, 5, Briones
Año de fundación 2005
Contacto bodega@barbarto-wines.com
«El paraje es Baltracones, con be, pero no me gusta. Me suena... No sé, prefiero con uve», dice Palacios, la cara, cuerpo y mente que da forma a Barbarot junto con su perro Puppi. Uno más, como en su momento lo fue Merlot. En realidad, admite ambas, con be y con uve, si bien la segunda se sitúa al oeste de la autopista, junto a los picos de El Puerto y Peña Colorada, ya en territorio de Villalba. Baltracones significa ruinas, pasado; Valtracones garnacha blanca significa vida, presente y futuro. De ahí la paradoja de este nuevo vino.
El viñedo ocupa una extensión de 0,6 hectáreas. Plantado en mayo del 2020, se orienta de este a oeste a una altitud de 520 metros. En un primer momento se pensó en hincar en la cima del cerro, pero se optó por la ladera, como si de una terraza se tratase, para protegerlo de los vientos. Ahora bien, no olvida el alto del cerro. «Lo he plantado yo y, además es el primer blanco que elaboro», dice Palacios. Quizá de ahí ese encanto, aunque no olvida la finca de la que sale Barbarot, que se divisa en el valle y a la que mira de reojo. «Es una ilusión cumplida haberlo plantado. Siempre estoy pidiendo consejo a Alberto Pedrajo y a Víctor Ausejo», admite con sinceridad.
Llama la atención esa ausencia de relación con los blancos, pues Bárbara Palacios ha trabajado en Francia, donde estudió, Italia, Estados Unidos, Chile, Argentina, Nueva Zelanda y Australia. En el mundo anglosajón bien pudiera ser considerada una flying winemaker, pero una alfareña que vive en Logroño, trabaja la viña en Haro y tiene su bodega en Briones es más bien una apasionada sin horas en su reloj.
«Lo que más me fascina es su boca», relata observando algunos racimos que se han quedado en las cepas y que merecen un repaso de vendimia. «Los suelos son muy ricos en caliza activa (y secos, sobre todo en la cabezada de la finca). Su alta acidez les augura una gran longevidad», añade. Y acidez, en cata, tiene y mucha ese vino que aún está en rama, que presenta una vista lechosa, pero que en breve será un vino limpio y brillante. «Ha pasado un año en barrica de roble francés de cuatro años», comenta.
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