Barrault observa uno de los viñedos viejos de la bodega de Elciego. :: F. BÓBEDA

Caralciego | Elciego

Manda el viñedo

Mathieu Barrault es un hombre curtido en mil batallas vitícolas. Después de pasar por Saint Émilion, por Toro y por Bierzo, conoció a José Masaveu y éste le propuso un nuevo reto: Rioja

Fernando Bóbeda

Domingo, 19 de noviembre 2023, 20:15

No malgastó mucho tiempo Barrault en darle vueltas a la proposición: en 2015 comenzó su proyecto en Murúa. «Bueno», cuenta Mathieu, «mi conexión con España viene de lejos. Yo era muy niño pero recuerdo en casa de mis abuelos a una familia española. Con los años me enteré que eran refugiados de la Guerra Civil; incluso íbamos de vacaciones a un pueblecito cerca de Huesca. Siempre he sentido a España cercana».

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«Mi proyecto original –continúa– era venir a España, aprender el castellano e ir a hacer vino a Argentina. Pero después de Saint Émilion llegué a Toro, donde se me dio libertad y se tenían en cuenta mis opiniones. Con 22 años veía que mis amigos seguían en Burdeos haciendo labores de bodega, pero yo aquí aportaba cosas. Luego pasé a Bierzo y de ahí di el salto a Rioja».

M de Murua

  • 2019 Monovarietal de tempranillo de viñedos en Laguardia de entre 63 y 70 años de antigüedad. 18 meses en barrica nueva francesa. 39€.

  • La bodega

  • Dirección Carretera de Laguardia s/

  • Año de fundación 1974

  • Contacto 945 606 260/www.bodegasmurua.com

Cuando nuestro protagonista llega a Elciego, el proyecto de Murúa estaba bastante delimitado, centrado en una línea clásica. Se buscaba un soplo de aire fresco. «En Rioja mi primera labor fue conocer nuestro viñedo en profundidad. Tenemos 80 hectáreas y debía conocer al dedillo lo que teníamos. Hice una especie de clasificación buscando los perfiles de vinos que quería desarrollar».

¿Qué vinos quería hacer Murúa? «Potenciar y darle más protagonismo a la materia prima, que la finca apareciera en los vinos. Fruta y frescura por delante, materia prima como clave de bóveda y, tras ella, la barrica. Hicimos muchas pruebas, trabajamos con hasta 17 tonelerías y aún hoy seguimos intentando mejorar».

La uva, la auténtica protagonista. «Controlamos seis pueblos en la zona: Leza, Laguardia, Elciego, Navaridas, Villabuena y Lanciego. Es ideal para trabajar, ya que la finca más lejana está a apenas 13 kilómetros de la bodega».

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Cambia la cara de Mathieu cuando habla de sus vinos y sus viñedos: «Para el Gran Reserva traemos uva de un viñedo que se llama Caralciego, una finca de unos 70 años sobre suelos arcillo-calcáreos con bayas de gran carga tánica, vinos con tensión que piden el envejecimiento. Lo catas al poco de elaborar y no lo entiendes, no sale nada, pero dándole tiempo crece y se desarrolla como lo que es, un gran vino. Lo comparo con esas personas interesantes con las que te cruzas en la vida, si sólo intercambias unas palabras no las conoces; pero si entablas conversación llegas a entenderlas». Bien explicado.

«Otros viñedos como San Pedro, en Laguardia, tienen suelos con más carga arcillosa y ofrecen mucha elegancia y complejidad, con un punto de madurez y pieles muy buenas. Son vinos con volumen que se expresa mucho antes y que utilizamos para los de autor».

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Cuando charlas con hombres del vino venidos de Francia, la pregunta es obligada: ¿Tu idea de vinos responde más a Burdeos o a Borgoña? «Soy de la zona de Loira y no tengo una escuela sola. Son muy complementarias precisamente porque han seguido caminos distintos. Yo siempre parto de la viña y a partir de ahí busco el perfil; más reductor como Borgoña o más intensidad y poderío tipo Burdeos». Vale, pero dime «tu» vino. «Tengo montones de vinos que me encantan pero apunta éste, Silex de Dagueneau, un Pouilly Fumé, la expresión más elegante del sauvignon blanc. De aquí de Rioja me gusta Tondonia, Artadi... Hay un montón de vinos que me encantan».

Bodegas Murúa no para. «Estamos montando un proyecto sobre viticultura regenerativa en busca de una filosofía de trabajo en ecológico, intentando resolver la problemática actual de los suelos muy compactos debido a la escasez de agua. Es una línea que cada vez la veo más clara. Queremos dejar la tierra sin mover, crear materia vegetal, introducir la ganadería y cerrar el ciclo creando un ecosistema natural que fertilice la viña».

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