Finca Valhonta | Fonzaleche

La identidad del viñedo más puro

En Valhonta ya ha comenzado la poda. De hecho, ya se ven viñedos podados. «¿Pronto? No. Hay mucho que podar y hay que pensar en el mal tiempo. Mejor así que con humedad», dice Rosana Lisa.

Lisa es la responsable de I+D de Ramón Bilbao y del proyecto Lalomba. Finca Valhonta es uno de los viñedos acogidos a él. Ubicado al oeste de la AP-68 y de San Felices, se trata de una parcela de 2,8 hectáreas, tempranillo, plantada en 1976 con orientación noreste-suroeste y que ofrece al trabajador una choza en la que protegerse y que se forma en una segunda terraza. Lisa, enóloga de origen oscense, ha encontrado un desafío en Rioja. «Ramón Bilbao dispone de 240 hectáreas en Rioja, desde Yerga hasta aquí, hasta Villalba, y sus vinos siempre han sido de mezcla», relata. Mezcla de tierras, de climas incluso de tradiciones y culturas.

Bajo ese nombre, Lalomba, se esconde la idea: identidad, la búsqueda de la pureza, de la fusión de todo lo que es el terruño y que no es solo la tierra. «Hemos hecho análisis para conocer la microbiota de la parcela y de los suelos, de roca arenisca. Trabajamos de manera ecológica, mostrando el máximo respeto a los suelos (pobres y desnudos de malas hierbas) e intentando provocar el menor número de heridas a la madera (aquí no hay yesca)», relata. El cierzo sopla con fuerza.

Esa identidad del viñedo, ese conocimiento, se traduce en una manera diferente de entender el trabajo en bodega. Por supuesto, la vendimia es en cajas y la selección es continua. «Utilizamos depósitos de hormigón crudo (sin sellar), porosos, sin aporte de aromas y con mucha inercia térmica. Luego el vino evoluciona en barricas de madera de 500 litros que dan esqueleto a unos vinos abiertos de color y con poco tanino», comenta Lisa.

El origen está en la identidad y la meta es también la identidad, con una idea que siempre estuvo presente en la comarca, la de los famosos vinos finos de Haro. «Sí, pero finos con menor carga de color y menor estructura, aunque con una acidez persistente, lo que les da una enorme longevidad. Vinos frescos, con mucha fruta roja y florales», concluye.

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