Gama | Cárdenas
El milagro de lo pequeñoGama | Cárdenas
El milagro de lo pequeñoPersonas como José García de Pablo son de esas a la que les hace un traje a medida el aforismo de que «si no existiera habría que inventarlo». Porque no se debe perder esta raza de hombre convencido y rotundo, tan singular como espléndido, tan rupturista como fiel a la tradición, tan campechano como un monarca aunque su reino se limite a una vieja bodega de unos pocos metros cuadrados (y escribir 'pocos metros' es ser generoso en la métrica) y a algunas parcelas de viñedos muy viejos repartidos en las lomas que rodean su pueblo, Cárdenas, justo al norte del río del que tomó el nombre.
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LA BODEGA :
Dirección Calle Mayor, 33 | Cárdenas
Año de fundación 2011
Contacto 678 917 234
No llegan a sumar entre todos cuatro fanegas de las de aquí: seis celemines en Sobrepalacio, una generosa en Valdechuecas y el resto, la más grande, en Santamaría.
Las tres viñas son parte de esa almazuela de tierra parda, de viñas, de olivos y de algún almendro que se esconde en Cárdenas gracias a que la parcelaria no hizo aquí de las de las suyas y no se llevó por delante tanta riqueza vegetal, tanta historia y tanta diversidad genética como la que se puede adivinar entre las cepas añosas que ocupan las suaves colinas más cercanas al Camino Real y las que sobreviven en las terrazas en las que se ordena el secano en la otra parte de la carretera que cruza la localidad, con la ermita de Salamanchurri vigilante en el mirador más privilegiado.
José García de Pablo es uno de los activistas del milagro que se cuece en el Alto Najerilla desde hace algunos años. Y padre de uno de los proyectos más sorprendentes que puede encontrarse en Rioja, si por sorprendente tenemos el tamaño de su bodega, Gama, y el vino que se elabora en los escasos metros cuadrados que ocupa: Octogenarius. Aunque, para ser justos, hay que descubrir que este se hace de verdad unos metros más allá, en esas parcelas casi centenarias (o seguramente con más de cien años, aunque los papeles mientan) que hincaron los bisabuelos de José y que él se empeñó en convertir en su modo de vida hace algo más de una década en un sueño que compartió con su compadre Carlos Martínez con quien anduvo el camino hasta hace dos años en que la vida los condujo por carriles diferentes, aunque siempre muy próximos.
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