Borrar
Martina y María Besga pasean por el Alto Mintiarte, un precioso viñedo pionero en el cultivo ecológico. :: FERNANDO BÓBEDA
La ecología como un reto

Castillo de Mendoza | San Vicente

La ecología como un reto

Conocí a Martina Besga hace ya unos años. Lleva con acierto los viñedos de Castillo de Mendoza y desde sus comienzos defiende con convicción un discurso que engancha: «Todo está en la viña y en su cuidado»

Fernando Bóbeda

Domingo, 19 de noviembre 2023, 20:11

Cuando vimos que las mariquitas volvían al viñedo nos dimos cuenta de que habíamos acertado. Creímos y creemos en el cultivo ecológico», cuenta con seguridad Martina Besga, enóloga de Castillo de Mendoza. «Este viñedo en el que estamos, el Alto de Mintiarte, es el primero que trabajamos en ecológico. Es una forma de entender el vino, que requiere más cuidados y trae más complicaciones, cierto, pero también más satisfacciones. Utilizamos fertilizantes orgánicos y productos que están en la naturaleza –continúa–, nunca de síntesis. Son básicamente materias activas de contacto, lo que tocan lo protegen, pero en ningún caso entran en la planta».

En cata son vinos diferentes: «Desde los aromas, mucho más intensos, hasta la boca, donde noto más fruta. En su primer estadio tienen más sabor y profundidad». Como muchas de las cosas que ocurren en la vida, por la osadía de intentar descubrir cosas nuevas, Castillo de Mendoza marcó su camino.

Castillo de Mendoza

Castillo de Mendoza
  • Autor Ecológico 2018 Tempranillo cultivado en suelos arcillo-calcáreos muy pedregosos. Viticultura ecológica, criado 20 meses en barrica nueva de roble francés. 21,95€.

  • Dirección Paraje de San Juan s/n

  • Año de fundación 1994

  • Contacto 941 334 496 /bodegas@castillodemendoza.com

«Desde que lo plantamos nos parecía un enclave perfecto para la idea de respetar la flora natural que lo rodeaba. Hincamos en sus cuatro hectáreas tempranillo y graciano; con los años lo ampliamos a ocho con otro viñedo, el Alto del Almendro, rodeado de un pinar y pegado a Mintiarte».

«Me hablan de singulares y sonrío, este se plantó en 2008 y te garantizo que da mejores uvas que muchos de 60 o 70 años. Y además de resultar ideal por su equilibrio y su exposición trae de todo, como jabalís y corzos que suponen una gran ayuda en el aclareo del viñedo...», ríen las hermanas.

Se acaba de unir María Besga, más centrada en labores comerciales: «Es un terreno muy pobre, con caliza y piedra; una parcela que tiene una parada vegetativa perfecta y que en agosto ya está centrada en la madurez de la uva, el equilibrio es único. Resulta ideal para el cultivo ecológico y el combate contra los hongos, esos que no queremos como el mildiu y el oídio, porque es una zona donde siempre entra el Norte».

Martina Besga, en la zona de cata de la bodega. F. B.

¿Maceraciones o despalillado? «Bueno, hay hueco para los dos. Para nuestro Chirimendo –que, por cierto, arrasa en el Concurso que organiza el Ayuntamiento de San Vicente– necesitamos un fruto más fresco y que la uva llegue a bodega perfectamente entera para que haga la intracelular. A media fermentación sacamos la lágrima y comenzamos el pisado, lo que queda es el corazón, esencia pura de nuestro pueblo. Los vinos de autor son otra historia, despalillamos, perseguimos una madurez de la baya más severa. Crecen en barrica y lo que se busca es más complejidad y profundidad. Otro mundo». El mundo al que se abre la bodega porque el 80% de su producción se exporta.

¿Hay blanco en Rioja? «Es lo que pregunta mucha gente», apunta María. «Antes el blanco se utilizaba para rellenar las cabezadas de los viñedos de tinto y para apuntalar las maceraciones. Pero ahora cada vez se demanda más y se cuida con mimo». «Eso sí», incide Martina, «cuando ya los tenemos en casa oír cómo fermenta en barrica es música celestial. En blancas me gustan mucho la maturana y el tempranillo. Imagínate plantar un viñedo de variedades blancas e ir probando, ¡qué gozada!».

Música celestial como la que oiremos cuando «la nueva criatura» salga al mercado. «Para antes de Navidad lanzamos un Gran Reserva 2016, fue una partida de tal calidad, apenas 1.500 botellas, que decidimos dar el paso porque La Rioja debe mucho a los Grandes Reservas». Me apunto a esta corriente y a esos Grandes Reservas llenos de complejidad y excelencia. En estos tiempos en los que campan a sus anchas blancos y tintos arrabaleros y vulgares es todo un gustazo catar los vinos finos y elegantes de Castillo de Mendoza.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja La ecología como un reto