Juan Carlos Sancha | Baños de Río Tobía
Por los cerros de la excelenciaJuan Carlos Sancha | Baños de Río Tobía
Por los cerros de la excelenciaEn la búsqueda de viñas increíbles en Rioja, sublima la emoción descubrir en Baños de Río Tobía una de las joyas de la corona, lo inconcebible hecho viñedo o un tratado de cómo los antepasados aprovechaban cualquier oportunidad, por mínima, que les regalaba la naturaleza para domeñar la tierra y sacarle un provecho.
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Cerro la Isa era un viñedo singular antes de que el Consejo Regulador bendijese la existencia de los viñedos singulares. Lo era porque atiende a las dos primeras acepciones del diccionario –solo (único en su especie); y extraordinario, raro o excelente–. Y lo es porque no puede ser otra cosa una viña labrada la sucesión de terrazas en las que el propio terreno se había organizado, al mandato de sus curvas de nivel, regalando al labrador apenas unos metros para darle sustento. Y singular porque qué es si no una viña donde no cabe más faena que la manual y apenas la ayuda de la fuerza de una buena mula tirando de un braván.
Garnacha tinta Viticultura ecológica. Despalillado, se encuba en barricas de 500 litros de roble francés. Crianza de 18 meses en barricas. Entre 45 y 50 €
El viñedo Finca Fuentelacazuela. Camino de las Barreras s/n
Contacto juancarlossancha@yahoo.es 941 23 21 60
Cerro la Isa es el viñedo singular que Juan Carlos Sancha disfruta donde la Denominación marca su límite suroeste, frisando los 700 metros de altitud, lo que significa temperaturas más frías («cada 100 más, 0,7 grados menos,» informa el profesor Sancha). Plantado en 1906 por su abuelo en una pendiente extrema que se asoma al sur, en suelos que no engañan de pobres y poco profundos, suelos arcilloso calcáreos y con alto contenido en hierro donde la garnacha del Alto Najerilla ofrece rendimientos de hasta 2.500 kilos por hectárea que, visto el panorama, se antojan hasta una barbaridad. «He plantado viñedos en España y por el mundo, pero nunca conseguí el equilibrio que logró mi abuelo en esta viña», reivindica Sancha el mérito para su antepasado
Cerro la Isa es, como puede sospechar el lector, un promontorio de los que abundan en las estribaciones del río, cuya presencia unos metros al este es descubierta por una hilera generosa de chopos que empieza a amarillear cuando octubre cubre su última recta. Sobre el cerro, una construcción octogonal sirve de mirador y merendero, según se tercie. Domina Baños al sur y le guarda la cara por el norte a otro de los viñedos de los Sancha presume: Peña el Gato. Una ladera menos empinada que la de La Isa, orientada al norte, que no puede ser mejor vecindad.
Las cepas de garnacha tinta del Najerilla comparte renques en el Cerro la Isa con otras de malvasía, viura, calagraño, turruntés o garnacha blanca. Lo blanco y la tinta se vendimia por separado y da lugar a dos vinos enormes, caprichosos, elocuentes en la expresión de su origen. Vinos para ser compartidos, vinos con buena conversación que apenas si tienen un defecto: su producción es limitada.
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