Bodegas Lan | Fuenmayor

Una historia de piedras y vino

Estamos en Logroño, concretamente en El Cortijo. Quedo con María Barúa, enóloga de Bodegas LAN, en el bar de la plaza. Desde aquí son poco más de cinco minutos los que nos separan de un viñedo con multitud de suelos y exposiciones, pero con un punto en común, el terreno aluvial que domina el conjunto. Piedras y vino, el universo de Viña Lanciano. Es una finca que posee LAN desde los años 70 con la intención de apostar por un vino de finca, algo innovador en aquellos años. Está en un precioso meandro elevado sobre el río Ebro, que nos rodea al norte, este y oeste, mientras que lo cierra al sur el monte El Rincón, donde está el viñedo más antiguo. «Ahí nacen nuestras uvas con mayor personalidad dedicadas a los vinos top, Lan a Mano y Culmen», explica Barúa.

72 hectáreas dan mucho de sí y, sobre todo, mucho trabajo: «Julián Palacios y Alfonso Domínguez son los que mejor conocen esta finca», comenta María, «porque pasan muchas horas cuidándola y mimándola; ten en cuenta que hay 22 parcelas en función de tipo de variedad, año de plantación, suelo… Pero siempre tenemos en la cabeza algunas emblemáticas como El Marqués, El Rincón o Los Cerezos. La finca se ha ido formando a lo largo de los siglos por las crecidas y estiajes del río por lo que sus suelos son fundamentalmente gravas y arenas».

Viñalanciano | 2017

• Selección de las parcelas de tempranillo, graciano y mazuelo. Crianza de 14 meses en roble francés y 7 en roble ruso. Afinado en botella 18 meses. 17 €

• LA BODEGA :

• Dirección Paraje Buicio, s/n. | Fuenmayor

• Año de fundación 1972

• Contacto 941 450950 | www.bodegaslan.com

Llega a mis oídos una palabra muy de moda: microzonificación. «Estamos inmersos en un estudio del terreno, la experiencia de elaboración ya la tenemos, pero queremos completarla con una zonificación exhaustiva para entenderlo al detalle y conseguir dirigirlo mejor a nivel enológico, tanto la biodiversidad de suelos como sus características edafológicas».

En el pequeño paseo, se ven suelos aluviales que rompen en arcillosos sin explicación posible, terrenos medios y otros junto al monte que combinan ambos. Una gran diversidad, con carácter.

Nos acercamos a las cinco hectáreas que ya cultivan en ecológico. «Nuestra apuesta por la sostenibilidad es clara y un paso esencial en esa línea es el cultivo limpio. A las primeras cinco hemos sumado otras nueve y estamos viendo que hay un aumento palpable de la biodiversidad con un incremento de la fauna útil que enriquece el viñedo. La autodefensa de las plantas es más positiva que el tratamiento». Y, pregunto, ¿este trabajo llega a los vinos? «Me atrevo a decir que, como mínimo, la intensidad aromática es superior con una nariz más franca y limpia».

Graciano, mazuelo, garnacha, viura… ¿algún proyecto? «El graciano está ahí, Viña Lanciano es ideal porque cuadra perfecto con la pobreza de estos suelos y su buena insolación. Hemos hecho pruebas e incluso hay algo embotellado, pero no deja de ser una ilusión». Una ilusión semejante a un blanco reserva en el que ya trabajan:«Con las viuras viejas de esta finca y algo de garnacha blanca y malvasía de San Vicente. Es otra idea. Tenemos también un vino criado en roble pirenaico que es muy curioso porque potencia el lado balsámico».

María tiene que volver a bodega para dar una cata. El día a día de los enólogos ya no es sólo campo, laboratorio y barricas; las relaciones públicas son parte de su trabajo. «Ha cambiado mucho, ahora damos más la cara para acercar nuestros vinos a la gente. Como el tema de las mujeres en el vino, somos muchas más que cuando empecé hace veinte años; antes cuando teníamos reuniones para catar éramos cuatro jovencitas». «Recuerdo con cariño a mujeres como María Jesús, de Beronia; las chicas de CVNE, con María Larrea al frente; Mercedes, de Montecillo; Elena Adell… Hay muchas. Pero yo soy más de personas que de sexos; si vales, seas hombre o mujer, haces tu vino».