La cápsula del tiempo de Rioja

En Elciego el tiempo discurre con otra lógica, en ocasiones, incluso parece que se detiene cuando uno de sus vinos entra en sus botellerías. Y allí reposan sin horizonte temporal, esperando el momento del descorche. Y sea cuando sea, dará la talla. «Hicimos una cata histórica, desde los primeros de 1862, y todos los vinos estaban bien, la gente alucinaba, se preguntaba cómo se podían conservar así. Yo decía, lo primero, porque no se han movido en la vida, y luego, porque el vino de Elciego tiene las condiciones para envejecer», explica Francisco Hurtado de Amézaga, director técnico de Marqués de Riscal.

Historia, municipio y campo se ensamblan para escribir un relato primigenio que se remonta a mediados del siglo XIXy del que aún quedan testimonio dentro de las botellas más antiguas de Rioja. Prestigiosa solera en un enclave que se abre a ese tiempo incorruptible y al espacio, como referencia vitivinícola de talla mundial.

El suelo es el sustrato del que surgen esos vinos legendarios. «Son terrenos arcillo-calcáreos, con muy poca tierra, la viña encuentra enseguida las bases de caliza. Son suelos que confieren estructura y calidad a la uva, ideales para el envejecimiento. Dan vinos con nervio, con músculo, con carácter, muy afinados. Por eso Elciego cuenta con botelleros tan antiguos», detalla Mathieu Barrault, enólogo de Murua, otra de las bodegas que han prolongado esa tradición y embotellado su potencial.

Un camino que a tantos mostró Marqués de Riscal y cuyo principal valor es el viñedo. «La gente nos trataba como locos cuando reinjertábamos cuarenta hectáreas, al siguiente año sesenta... Ha sido un éxito bestial que nos ha permitido aumentar la calidad de las viñas y la capacidad de producción de vinos de alta gama», explica Hurtado de Amézaga, que se remonta a esa tradición de reinjertos a los orígenes de la bodega y a una genética propia:«Tapias ya existía en 1862, llega la filoxera y como la gente ya sabía lo que había en esa viña, plantan el barbado americano antes de que muera el existente. Cogen leña de lo viejo y reinjertan y se consigue así el mismo clon».

Precisamente, Tapias –una de sus fincas 'pata negra'– se ubica en una zona que va más allá de la personalidad típica de Elciego, explica Hurtado de Amézaga:«Las terrazas del Ebro, es donde sacamos nuestros mejores vinos. Por allí pasó el río hace millones de años y es un terreno arenoso, mezclado con cascajos y arcillas ferruginosas, con una capa de caliza a menos de un metro».

Más allá de la tierra, orografía y clima perfilan el carácter del municipio. «Siempre he escuchado decir que cuando en todos los sitios va bien, en Elciego va muy bien», comenta Francisco Hurtado de Amézaga. En este sentido, Mathieu Barrault, de Murua, alude a «dos años con muy poca lluvia, más seco que en cualquier otro pueblo de Rioja Alavesa. Es además una zona muy bien ventilada, lo que aporta a la viña una gran salubridad».

La riqueza vitícola es tal que es denominador común una elaboración separada de parcelas. «Cada viña tiene su firma y es bastante distinto trabajar unas u otras. Podrían juntarse desde el principio, pero seríamos menos precisos», señala Mathieu Barrault.

Y hablando de vinos de Elciego, cada bodega tiene sus nombres ilustres. De las manos y la experiencia de Barrault nace Veguín de Murua, elaborado solo con viñedo del municipio, su vino emblemático, con una crianza de unos treinta meses en barrica y un par de ensamblaje en los tinos. No se elabora todo los años, solo cuando alcanza los estándares de calidad de la bodega. «E intentamos mantener la firma de la añada, eso es fundamental. De esa manera podemos tener una muestra, un patrimonio histórico que poder comparar. Y siempre está el debate eterno:¿Conseguiremos elaborar vinos que envejezcan como antiguamente?Ahora no tenemos tanta acidez pero sí más grado alcohólico y los vinos están aguantando bien, logrando un buen equilibro».

Por su parte, Marqués de Riscal, presume de más de trescientas hectáreas de viñedo viejo diseminados en el municipio y sus vecinos, pero su 'vino de Elciego' es el que nace alrededor de la bodega:Finca Torrea. «La gente del pueblo está muy contenta con él, lo reconocen como un vino muy típico de Elciego. Lo embotellamos mucho antes en el tiempo, con catorce meses de crianza, no quiero que se me vaya demasiado. Queremos conservar la fruta, todo el carácter de esta tierra».

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