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Finca de germoplasma del ICVV en La Grajera. Rafael Lafuente
Un banco de altísimo interés para Rioja

Un banco de altísimo interés para Rioja

El cambio climático y las nuevas tendencias del mercado se presentan como desafío mayúsculo para el sector en todos sus ámbitos: iniciativas públicas, como la del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino, y privadas, la de Bodegas Roda, llevan ya años trabajando en el Rioja del futuro

Toño del Río

Logroño

Miércoles, 27 de noviembre 2024

A estas alturas del XXI, pocos son los que se atreven a cuestionar el torbellino del cambio climático en el que el globo anda dando giros descontrolados sin encontrar salida. Salvo para algún elemento con aspiraciones de un sillón en el gabinete de Trump, las evidencias científicas y el empirismo coetáneo –avisos tangibles tan dramáticos como la DANA que asoló el Levante español hace solo unas semanas–, es claro que el clima nunca volverá a ser como lo hemos conocido. Y tampoco será igual nada que tenga que ver con él. La agricultura en general y la viticultura, que tan cerca nos ocupa, tampoco serán la excepción.

El Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) es la institución vecina de Logroño donde se trabaja en el asunto desde finales del siglo pasado. Lo aborda desde todas las disciplinas que afectan a la producción de las viñas y, en consecuencia, a la calidad del vino: desde las técnicas de cultivo, a la genética y la genómica de la uva sin desatender factores como la erosión del suelo de los viñedos.

Trabajo de campo en la finca de clones de Valdegón. Consejería de Agricultura

En 1999, la finca de La Grajera era escenario de los primeros pasos en la creación del banco de germoplasma de la vid, una iniciativa impulsada por el Gobierno de La Rioja a la que posteriormente se sumaron la Universidad de La Rioja y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el marco del ICVV. Su objetivo, como el de cualquier banco, es generar beneficios, en este caso para la protección de la biodiversidad, de facilitar la investigación, de mejorar cultivos mediante programas de selección genética y de asegurar la conservación de variedades en riesgo.

Selección clonal

El ICVV desarrolla una labor fundamental en la búsqueda de la adaptación de los viñedos al cambio climático a través de la selección clonal. Uno de sus grupos de investigación, VitisGestión, trabaja en el desarrollo y la caracterización de variantes clonales capaces de adaptarse mejor a las nuevas condiciones climáticas, cada vez más exigentes. El objetivo es certificar clones para ser distribuidos entre el sector vitivinícola y alcanzar una mayor diversidad clonal.

«El ICVV desarrolla una labor fundamental en la búsqueda de la adaptación del viñedos al cambio climático a través de la selección clonal»

La selección clonal se centró en las variedades tintas tempranillo tinto y graciano, y las blancas viura y garnacha blanca. El trabajo incluye una detallada caracterización fenológica, agronómica y enológica de los clones, que ha permitido identificar variantes con cualidades beneficiosas.

En el caso de tempranillo tinto, se han preseleccionado ocho clones que presentan una significativa variabilidad en aspectos como la duración del ciclo vegetativo, la fecha de maduración, el rendimiento y la compacidad del racimo. Estas características son clave para afrontar desafíos como el aumento de las temperaturas y el estrés hídrico. La identificación de clones de maduración tardía, por ejemplo, permitirá que estas variedades completen su ciclo en épocas de bajas temperaturas, ayudando a preservar la acidez del mosto y mejorar el perfil del vino.

Banco de germoplasma de La Grajera Rafael Lafuente

De graciano, se seleccionaron cinco clones, ahora también en fase de multiplicación. En 2023, los investigador del ICVV empezaron a determinar la caracterización de la viura y la garnacha blanca para tratar de identificar variantes que optimicen el rendimiento y la calidad de ambos varietales en un contexto de cambio climático.

Portainjertos

Además de los trabajos en selección clonal, el ICVV investiga el comportamiento de distintos portainjertos en viñedos longevos, como un tempranillo tinto de más de 30 años. Hasta la fecha, los estudios han mostrado diferencias en la adaptabilidad a la sequía, eficiencia en el uso del agua y capacidad de absorción de nutrientes. En los portainjertos analizados, los tradicionales en Rioja 110 Richter, 1103 Paulsen, 41B y 161-49 Couderc, se observan diversas respuestas que permiten mejorar la calidad del fruto y el rendimiento y resistencia al estrés hídrico de la planta.

Detalles del trabajo en los laboratorios del ICVV Rafael Lafuente

Este mismo año, el ICVV ha establecido una parcela experimental en la finca Valdegón de Agoncillo, en la que evaluará combinaciones de portainjertos, tanto tradicionales como recientemente seleccionados, con variedades clave en la Denominación Rioja: tempranillo tinto, viura y tempranillo blanco. Estos estudios permitirán optimizar la elección de portainjertos para garantizar la sostenibilidad y la calidad en la producción vitivinícola.

Mediante la identificación y certificación de clones y portainjertos adaptados a las nuevas condiciones climáticas, el ICVVno solo preserva el patrimonio vitícola riojano y nacional, sino que también sienta las bases para una viticultura resiliente y sostenible. En palabras de Sergio Ibáñez, uno de los miembros de los equipos de investigación, estamos hablando ni más ni menos que del principal «patrimonio de Rioja».

Viñedo de variedades

Como no solo de clones, germosplama y fenotipos se alimenta el ICVV, otro equipo –el grupo de Genética y Genómica de la Vid– trabaja en la recuperación de variedades antiguas de vid, esenciales para recuperar la diversidad vitivinícola tras la desaparición de muchas variedades en los últimos 120 años. Desaparición impelida más veces por la búsqeda de mayor productividad que de la preocupación por la calidad. Prospecciones en viñedos antiguos y la colaboración de bodegas, viveros y viticultores posibilitan identificar genéticamente materiales de interés, tanto en la DOCa Rioja como en otras regiones de la Península Ibérica y áreas mediterráneas e iberoamericanas.

Los investigadores trabajan con herramientas avanzadas de análisis de ADN y una base de datos propia con 20.000 muestras globales para identificar variedades y relaciones familiares. En La Rioja se ha localizado variedades como legiruela, una uva blanca adaptada a altitudes mayores; y la molar, una tinta localizada en zonas del Oja, Najerilla e Iregua, al igual que su descendiente, la morisca. También se ha rescatado la variedad benedicto, que se tiene por madre del tempranillo.

Detalles del trabajo en los laboratorios del ICVV Rafael Lafuente

También se han hallado ejemplares de vid silvestre, antecesora de la cultivada, que pueden aportar su potencial resistencia a enfermedades y condiciones extremas.

*Información elaborada por Toño del Río con las explicaciones técnica de Sergio Ibáñez y Javier Portu, del ICVV.

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