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Esperanza Elías, de Rioja Vega Fernando Bóbeda
La aristocracia de los vinos
Los blancos clásicos

La aristocracia de los vinos

Rioja labró su fama más reciente con el envejecimiento de vinos tintos, pero en su momento también los blancos eran protagonistas. No son pocas las bodegas históricas, y no tanto, las que están recuperando estos vinos eternos de largas crianzas en barrica y de afinamiento en botella

Fernando Bóbeda

Miércoles, 27 de noviembre 2024

En los últimos tiempos, son muchos los bodegueros que han decidido seguir su propio camino. Rioja está haciendo más que nunca los vinos que quiere, no los que se espera de ella. Así, junto a los tintos que han colocado a la región en un lugar reservado entre las mejores del mundo, llegan vinos de nuevo cuño en diversas tonalidades, porque tanto en blancos como en rosados la revolución es evidente, aunque quizá uno de los movimientos que más sorprende es el retorno de los blancos de largas crianzas que en su momento dejaron de hacer la mayoría de bodegas.

Son blancos profundos y poderosos que reivindican con fuerza la variedad viura. Etiquetas míticas como López de Heredia se quedaron casi demasiado solas defendiendo el pabellón riojano de los grandes blancos de guarda. Murrieta los recuperó hace ya tiempo y, de hecho, la bodega de Logroño fue la primera que sorprendió al orbe vitícola cuando con su Castillo de Ygay Gran Reserva 1986 consiguió 100 puntos Parker, estela seguida por la de Haro con su Viña Tondonia Gran Reserva 2004. También alcanzaron la perfección Parker vinos históricos como el Corona Semidulce 1939 de CVNE y los Ygay de 1919 y 1932.

Recuerdo lo escrito cuando caté este mismo Corona con María Larrea en el Barrio de la Estación hace un par de años: «Resulta difícil describir lo que se siente con un 1939 en la copa. Sus uvas fueron vendimiadas recién terminada la Guerra Civil, en un círculo que se abrió hace más de 80 años y que se ha cerrado un viernes de junio de 2022. Un vino de esos que se detienen en la memoria, que llegan a lo más hondo. Emoción, respeto a los que nos precedieron».

Ahora, hablamos del resurgir de los blancos de largas crianzas y no es nada nuevo, sino recuperar en gran parte lo olvidado. Hubo bodegueros que nunca dimitieron de la razón y que, con el tiempo, han sido merecidamente reconocidos en su defensa de los blancos de Rioja.

Casi despidiendo 2024 son muchas las bodegas clásicas, y no de tan largo recorrido histórico, las que han vuelto la mirada hacia esas viuras de sus mejores viñas, esas cabezadas que medio olvidadas resistían tozudas dando uvas que iban dios sabe dónde. Viuras, con cepas de garnachas y malvasías que dentro de unos años se verán acompañadas por maturanas y tempranillos, que las posibilidades son amplias y se extiende la sensación de que lo que está por venir va a ser grande.

Desde hace ya más de una década están naciendo blancos que no renuncian a su pasado ni a sus raíces, vinos que me hacen recordar lo que sostenía el comisario Brunetti leyendo a Homero: «Amigos, no os equivoquéis, con los clásicos nunca fallas».

  1. Sierra Cantabria

    «Este blanco es eterno y refleja la tierra de la que nace»

«Este gran vino [Sierra Cantabria Gran Vino Blanco Rioja, cuya botella se vende a 700 euros] nace por la variedad que hay en los viñedos viejos», explica Marcos Eguren (Viñedos y Bodegas Sierra Cantabria). «Veíamos que la calidad de algunas blancas viejas era tan extraordinaria y pensamos que era el momento de hacer un gran blanco con un concepto Borgoña, que expresara la profundidad, la tierra de donde nace, y la cultura y experiencia de quien lo trabaja».

Primero fue el Organza y luego los Eguren quisieron ir un paso más allá: «Crear algo completamente distinto, buscando una complejidad y una finura única. Manteniendo esa pureza de fruta, de tierra y de expresión, pero con otros matices».

Así, seleccionaron lo mejor de las viñas viejas, con viura, malvasía, garnacha blanca y calagraño: «Hicimos una maceración larga, entre 48 y 72 horas, fermentamos en barrica y ahí se quedaron olvidadas tres o cuatro de ellas». «Cuando había pasado 11 años de barrica, probando el 2008, sentí que era el momento. Llegó un día Quim Vila a la bodega, lo probó y exclamó. «Esto es grande, ¡me lo llevo todo!».

  1. Vinícola Real

    «El tiempo es el mejor aliado de mis vinos blancos»

Miguel Ángel Rodríguez (Vinícola Real, Albelda) trabaja con una espectacular colección de blancos:«Mi apuesta personal se centra en tintos y blancos con longevidad, capaces de crecer en el tiempo. Siempre me gustó Borgoña y pensaba que si se podían hacer blancos con largas crianzas en otros sitios, ¿por qué no aquí?».

Recuerda que «se convirtió casi en un reto criar blancos grandes reservas. Tras muchas pruebas conseguí en 2002 un blanco que daba la cara y en 2007 salió al mercado mi primer 200 Monges después de comprobar que sólo unos viñedos elegidos de Albelda, San Vicente y Cañas me daban la uva que necesitaba».

El bodeguero explica: «Hago unas fermentaciones superlentas, y en la crianza juego con cambios entre barrica y depósito para observar su comportamiento cuando está en inoxidable, ya que es en este periodo donde se ven las virtudes y los defectos del vino; finalmente regresa a barrica de 225 algo más de un año. Ahora tengo dos blancos Gran Reserva, el Edición Limitada 2007 y el 200 Monges 2010. Y presento como Reserva un nuevo maceración con pieles de la añada 2011».

  1. Montecillo

    «La viura tiene un potencial brutal para crecer»

Mercedes García Rupérez, enóloga de la centenaria Bodegas Montecillo, lanzó hace unos años una colección de varietales 'top' (Viña Monty) y, entre ellos, no podía faltar la viura. «En nuestro caso lo tenemos relativamente fácil porque siempre hemos hecho blancos de calidad». «Hay un libro maravilloso de Joaquín Belda en el que ya en 1929 –cuando viajó para conocer únicamente cinco bodegas de Rioja- habla de uno de nuestros blancos y se refiere a él como un blanco de buqué intenso, que en boca parece que se va a deshacer. ¡Es un caldo magnífico!, afirmaba».

García Rupérez explica que «ésa es la idea que hemos querido recuperar, aprovechar las viuras de más de 90 años de nuestras mejores parcelas porque tienen un potencial brutal para crecer en barrica». La enóloga sostiene que «hay muchas cosas que contar con estos grandes blancos de Rioja que pasan por madera. Nosotros confiamos mucho en ellos y tenemos un fermentado en barrica, una garnacha criada en bocoyes y nuestra viura que envejece hasta 18 meses. Estamos en la añada 2018 y siguen creciendo en botella».

  1. Rioja Vega

    «Me encanta el tempranillo blanco en barrica»

Bodegas Rioja Vega fue pionera en experimentar con la tempranillo blanco y los largos envejecimientos, como su Rioja Vega Reserva: «Desde 2013 quisimos diferenciarnos apostando por la variedad más riojana del nuevo abanico permitido: el tempranillo blanco», recuerda Esperanza Elías, enóloga de la casa.

«Me encantó su pH bajo y su acidez, es muy tiólica y con piel gruesa… En Rioja habíamos dejado atrás el tema de los blancos, estaban como olvidados, pero nosotros confiábamos en estos vinos de siempre, cuidados al extremo y criados en madera. Desde la primera elaboración vi que por su potencial el tempranillo blanco me pedía barrica».

Elías detalla que «las uvas llegan de una parcela en altitud en Viana y las criamos seis meses en madera rusa, húngara y un poco de americana con batonages. Posteriormente lo trasegamos, seleccionando las mejores barricas para envejecer ya únicamente en roble francés durante año más y el resultado es un vino con una larguísima vida por delante».

  1. BodegasFaustino

    «Con los blancos hay que ser perfectos en la elaboración»

«Con los blancos hay que ser perfectos en la elaboración». Faustino, la bodega de familia Martínez Zabala, es líder en la comercialización de vinos tintos de gran reserva: «Era un paso lógico revalorizar también estas grandes uvas blancas de nuestras viñas viejas, pero aprovechando que ahora podemos utilizar todos los medios técnicos para hacerlos perfectos», explica Juan José Díez enólogo de Faustino.

«Con los blancos –continúa– hay que ser perfectos en su elaboración. Nosotros utilizamos las mejores uvas de viura y chardonnay, y las envejecemos por separado en barricas francesas y americanas nuevas seis meses, más un largo tiempo en botella, ya que buscamos un estilo moderno de gran reserva».

Díez aclara que «no queremos vinos oxidativos, sino fruta acompañada de complejidad y para evitar que el vino entre en contacto con el oxígeno trabajamos en un ambiente muy reductivo». Faustino I Gran Reserva «es un vino graso, muy redondo y con una acidez muy equilibrada y, como con el Gran Reserva tinto, la botella es opaca para mantener la imagen de familia y para proteger su color».

  1. Franco-Españolas

    «Las mejores viuras ganan claramente con la crianza»

Emma Villajos, enóloga de Bodegas Franco-Españolas, una de las bodegas que más trabaja con blancos de Rioja, han recuperado un gran reserva histórico como Viña Sole Tete de Cuvée: «En Franco Españolas tenemos datos de blancos elaborados y criados desde 1942, y cuando pensamos en recuperar este gran reserva fuimos al botellero histórico y vimos cosechas de Viña Sole Gran Reserva del '70, '78 y '82. Siempre ha habido guiños para rescatarlo pero cuando llegué se lo propuso a Borja Eguizábal en serio: ¿por qué no recuperar este vino si le damos tres años de barrica?».

«La respuesta fue inmediata –continúa la enóloga– y la idea fue entroncar la añada de 2018 con el pasado y así salió al mercado». Villajos sostiene que «vemos cómo el blanco está demandado por el público, y que nuestras grandes viuras envejecidas claramente suman y ganan. Es curioso, estamos volviendo a hacerlo con pieles porque estudiando históricos de la casa vimos que lo elaboraban así y hemos decidido en la última cosecha criarlo de esta manera».

  1. Bodegas Riojanas

    «Una cata de un Monte Real de 1973 nos animó a recuperar el vino»

Bodegas Riojanas acaba de recuperar un blanco histórico, Monte Real Gran Reserva: «La idea de volver a elaborar un vino tan de la casa como éste surgió en una cata que hicimos en 2019 en Estados Unidos», explica Emilio Sojo, enólogo de la bodega centenaria de Cenicero. «Llevamos una botella de 1973 y los periodistas se miraban sorprendidos por su grandeza y su viveza en boca, así que nos planteamos recuperar este clásico».

Sojo detalla que se elabora con «uvas muy escogidas de dos viñedos plantados en 1973 de la zona del Monte, viura y malvasía con altos niveles de acidez porque queremos vinos que crezca con los años. Trabajamos con las lías durante seis en barricas francesas con fondo de acacia, se trasiega y luego pasa 18 meses más criándose en las mismas barricas. Sólo hay 3.150 botellas de esta joya de la añada 2019».

Dentro de la colección Larrendant, Riojanas elabora también un Reserva Blanco 2020 de tempranillo (2.686 botellas).

  1. Bodegas Valcuerna

    «Nuestra zona ofrece unos blancos extraordinarios»

Adrián Benés (Bodegas Valcuerna, Cordovín) recuerda que su zona es histórica en la elaboración de blancos: «Siempre hemos confiado en los viñedos de blanco de Cordovín. Nuestra viura, con unas pocas cepas de garnacha blanca, está en el término de La Lámpara y apenas suma 3.000 kilos, del que sale nuestro Relevo Gran Reserva».

Benés explica que «lo elaboramos en las añadas de 2011, 2012 y 2013, que es el que ahora tenemos en el mercado, porque en aquellos años entendimos que eran de tal calidad que había que hacer estos vinos pensados para muchos años y, además, completar nuestra gama».

El viticultor recuerda que «vendimos bien las primeras añadas pero, por modas, la demanda decayó un poco, así que el año pasado rescatamos lo que quedaba del '13 y está extraordinario, ya que sigue aguantando en el tiempo por la acidez de los suelos y la botella le ha sentado fenomenal».

Entonces, sólo fueron 1.500 botellas: «Hemos vuelto a elaborarlo porque lo pide el mercado y en marzo presentamos la añada 2022, criado en dos bocoyes de roble francés de 500 litros. No hay más».

  1. Bodegas CVNE

    «NuestroMonopole clásico es un blanco con magia»

María Larrea, directora técnica de Bodegas CVNE (Haro); recuerda que el Monopole Clásico es una especie de «remake»: «Llega por el convencimiento de que hay un sector de aficionados que recuerdan aquellos Monopole del siglo pasado con largas crianzas en barrica y un toque jerezano que venía por un pequeño porcentaje de uva palomino».

«En los años ochenta dejó de hacerse aquel Monopole y para recuperarlo la bodega llamó a Ezequiel García, 'El Brujo', histórico enólogo de la casa, para que nos ayudara a hacer aquel blanco tan especial que él hacía». Larrea recuerda que «trabajé con él, aprendí algo de su magia, y en 2016 sacamos una nueva cosecha del Monopole Clásico más de 30 años después con ese mismo toque jerezano».

La enóloga explica que CVNE elabora también otro Monopole Clásico Gran Reserva, en esta caso con uvas de un viñedo excepcional de Villalba que envejece en cuatro barricas usadas de 300 litros y una bota de 500 durante cinco años. Son vinos espectaculares». Monopole es una de las marcas de blancos más antigua de España, ya que data de 1915.

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