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Sandra y Jesús Pérez de Urrecho en uno de sus viñedos. F. Bóbeda
Yo de mayor quiero ser...

Yo de mayor quiero ser...

Cuando preguntas a los chavales qué quieren ser de mayor alguno incluso te dice que ¡ministro! Pero Jesús Pérez de Urrecho lo que quiso siempre ser, y lo ha conseguido, es agricultor y hacer vino

Fernando Bóbeda

Miércoles, 27 de noviembre 2024

Y no sólo quería hacer vino. Además quería hacerlo como había visto desde pequeñito. Un maceración carbónica con uvas del pueblo de su padre, Galbárruli. Ha pasado mucho tiempo, pero mientras descorcha una botella de ese tinto que los riojanos conocemos bien de las barras de Laurel, Jesús lo explica con esa media sonrisa del que ha bregado mucho: «Cuando me subí de Logroño, con 18 años, empecé con una hectárea de viña compaginándolo con los estudios de Enología. Subía y bajaba todos los días porque no tenía nada en el pueblo. Pero yo quería vivir aquí, y con lo que iba sacando iba comprando tierra e hincando viña. Empecé con una hectárea y 30 fanegas de tierra: te hablo de hace 36 años».

Ahí estaba aquel chaval, con un equipaje ligero, el de sus sueños, con su diplomatura de Empresariales, estudiando Enología por la noche, cuidando su hectárea de viña y trabajando en todo lo que salía. «Mi padre era taxista y creía que yo iba a seguir con el coche… pero cuando le dije que me subía al pueblo decía que estaba loco», «Éste va a durar dos años allá, pensaban». «Yo iba a podar hoy aquí, mañana allá, para uno, para otro... ¡tenía que ganarme la vida!».

Lane Greta 2022

  • El vino se encuba sin despalillar con fermentación intracelular y una crianza de 9 meses en barricas de roble francés y un bocoy de 500 litros. Tempranillo con una puntita de viura. 18 €.

  • La Bodega

  • Dirección Casetas, 4. Galbárrul

  • Teléfono 626 099 466

  • Web www.perezdeurrecho.com

  • Año de fundación 2010

Los comienzos fueron duros, pero ahí había una agricultor de raza que casi 40 años más tarde controla 13 hectáreas de tempranillo y dos de viura, siendo posiblemente la bodega que más alto tiene el viñedo de toda Rioja.

Jesús ríe y se postula como fiel creyente de la religión de la maceración carbónica. «Aquí en el pueblo, junto a los claretes, se hacía todo así. No he despalillado nunca. Mis viñas tienen unos 35 años de media, ya podría hacer otras cosas, pero es que a mí lo que me gusta es el vino joven. Así lo he hecho desde que en 2011 comencé a elaborar después de trabajar muchos años con bodegas de Haro».

Salen los nombre de los mayores: el abuelo Máximo, su padre Jesús… «Aquí viene mucha gente y me dice que mis vinos les traen a la memoria los de antes, los del lago. Gente mayor que se emociona y se acuerda de cuándo eran jóvenes, eso me hace sentirme orgulloso». Sí señor, me sumo al homenaje porque estos vinos de Urrecho son francos, van de cara. Y cuando los pruebas recuerdas aquellos tintos que tomabas con tu padre las primeras veces que te dejaba acompañarlo y eras uno más en la cuadrilla de los mayores. Buenos recuerdos.

«No he despalillado nunca. A mí lo que me gusta es el vino joven»

Volvemos a 2024, cambio de rumbo y de interlocutor. Habla Sandra, su hija: «Después de vendimiar la cosecha del 22 subió Elena Corzana, que es mi prima, y viendo la calidad de los tintos me propuso hacer un vino juntas para que, dentro de muchos años, hubiese un relevo. No quiero crecer, pero sí darle un aire diferente, algo más juvenil, más limitado y con algo más de recorrido. Son 1.765 botellas, el comienzo de algo muy bonito, Lane Greta, con una etiqueta llena de significado. Mis padres hacen el vino y cuando está terminado Elena y yo catamos todos los depósitos y nos quedamos con el que más nos gusta».

Catando la futura Lane Greta 2023 de la mano de Sandra.Viene de fábula. F. Bóbeda

Terminamos. Me acompaña Jesús al coche y me señala los Obarenes. «¿Hay algo más bonito en el mundo?». Y viendo al hombre orgulloso de su tierra veo a aquel muchacho que hace 35 años subió de Logroño y creo entenderlo. Hay mucho trabajo, mucho esfuerzo y vida dejada atrás con su mujer Ana María siempre acompañándolo. Así, en su mundo, veo a los que de verdad hacen grandes a los pueblos. Y también me siento orgulloso de esta tierra.

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