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Vicente Martínez lleva la sonrisa siempre dispuesta en la cara. En un cosechero de San Vicente de la Sonsierra. Elabora sus vinos, Manael, por el método ancestral de maceración carbónica. Vicente y su familia pisan en los dos lagos de la bodega familiar, en el casco urbano, unos 25.000 kilos de uva todas las campañas, aunque ésta será algo menos por la excepcionalidad de la escasa cosecha: «Había muy poca uva, pero tenemos margen porque no elaboramos más que una pequeña parte de la producción de nuestro viñedos».
Vicente cultiva 20 hectáreas en San Vicente, en diferentes zonas, altitudes y suelos –los más pedregosos junto al río y arenosos con fondos calcáreos a medida que gana altura– de donde obtiene Manael tinto y blanco: «Mi padre dejó la cooperativa en 1985 y tres años después construyó la bodega». «Fue fundador pero una docena de socios decidieron salir y creo que fue positivo para el pueblo porque prácticamente todos ellos hicieron bodega y volvieron a comercializar vino como hacían sus padres», recuerda. «Eso es importante para un pueblo, porque no todo puede ser cooperativa».
Tempranillo con un 5% de viura pisado (maceración carbónica) de viejos viñedos seleccionados. El primer vino de Mario que maduró en hormigón, barrica y botella. 15 €
La Bodega
Dirección Travesía San Roque, 13 San Vicente
Teléfono 639 371 650
Web bodegasmanael.com
Mail info@bodegasmanael.com
La sonrisa de Vicente se amplía al hablar de la nueva generación que ya ayuda en la bodega: «Mario, mi hijo, tiene 19 años y está estudiando». «Empezó con el primer tramo del grado de aceite y vino de FP, de la Laboral en Logroño, y ahora está con el grado superior. Cuando lo acabe me gustaría que fuera a la Universidad, pero es decisión suya. También me gustaría que saliera fuera, viera otras bodegas y zonas porque estoy convencido de que es donde más va a aprender».
De momento, ambos se entienden a la perfección: «Le gusta más la bodega que el campo y a mí me sucede todo lo contrario, así que por mi parte estoy encantado», explica entre risas. Vicente elabora dos vinos, Manael tinto y Manael Blanco, de forma totalmente artesanal: «Me gusta la maceración carbónica, aunque no todo el mundo lo entiende, y la mezcla tradicional de tempranillo, viura y garnacha que se hacía siempre en San Vicente». «Para el blanco utilizamos la primera pisada, el 50% del vino, y el resto lo dejamos de fondo para seguir pisando el tinto».
A iniciativa de Mario acaban de poner en el mercado 1.000 botellas de Canene Selección de la Familia –el nombre con la que llamaba a Mario su bisabuela– : «Hemos hecho una selección de las mejores uvas de tempranillo, garnacha y viura y luego las hemos pasado a un par de barricas francesas, donde el vino ha estado seis meses y otros ocho en botella». «Los Manael ya los hacemos con la idea de que se puedan consumir durante más de un año, pero en este queríamos que perdurada un poco más al meterlo».
El viticultor defiende la maceración carbónica aún cuando el vino tenga crianza:«Es una tradición que no podemos perder, la de mi abuelo, mi padre y ahora la mía». «Los vinos son fáciles de beber y muy frutales. Por ejemplo, en Canene desechamos alguna barrica de roble americano porque no nos gustaba ya que se apoderaba de la fruta, pero creo que sin embargo el francés le va bien».
En todo caso, deja mano libre a su hijo: «Viñedo tenemos, así que decida Mario cómo quiere elaborarlo». «La maceración carbónica –agrega– tiene un publico más reducido y, de hecho, nosotros trabajamos en Logroño, País Vasco, Cantabria y algo de Asturias, pero también conservamos clientes que compraron ya vinos de la primera cosecha a mi padre».
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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