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Ramón Bilbao y su director general están de aniversario. La bodega afincada en Haro cumple cien años este 2024 y Rodolfo Bastida celebra veinticinco desde que en 1999 asumió las riendas de una compañía que ha colocado en este tiempo entre las 50 marcas de vino más admiradas del mundo. Pese a a la difícil situación que vive el sector en general y la Denominación Rioja en particular, Bastida es optimista. «Las crisis de producción se resuelven con consumo», asegura. Tiene claro que hay que mejorar en el proceso de venta pero Rioja parte de una «mejor posición» que otros por su fortaleza y por la calidad de sus vinos, apunta.
– Cumplir cien años para una empresa son palabras mayores y para una bodega, en el momento actual del sector, quizá aún más. ¿Cómo llega Ramón Bilbao a este aniversario?
– En un buen momento pero sabiendo que tenemos que entender el mercado y que ser sostenibles en todos los aspectos, ecológicamente pero también económicamente y como empresa. Debemos asimilar muchas cosas que hemos aprendido en el pasado y aprovechar el mayor conocimiento que tenemos de todo. Nunca hemos hecho mejores vinos que ahora, y ya tampoco nunca se van a hacer peores.
– En cambio, se vende y se consume menos. La DOCa Rioja, como ha dicho Tim Atkin, ¿está en la mayor crisis de su historia?
– A mí me interesa cada vez más la cultura del vino. Y este mundo se ha construido siempre a base de crisis. Aquí no hay soluciones mágicas pero yo creo que esta situación se va a resolver. Me imagino la Guerra Civil cuando mi abuelo se tiene que ir al frente y abandonar sus viñas en Lardero; eso sí era una crisis. O cuando la superficie de viñedo pasa de 55.000 a 15.000 hectáreas por la filoxera. Eso sí eran crisis de verdad.
– ¿Y lo de ahora?
– Lo de ahora también pero vamos a salir de la crisis porque la región tiene mejores vinos que nunca. De esto nos va a sacar, como decía, el hacer vinos buenos y la comercialización, coger la botella debajo del brazo y salir a vender por todo el mundo. Tenemos muchos mercados donde aún somos auténticos enanos y hay muchísimo margen para crecer. En Inglaterra solo el 7% del vino que se consume es español. En Latinoamérica hay también oportunidades importantes. Y con la perspectiva que da trabajar en cuatro regiones, digo que Rioja tiene muchas posibilidades de éxito.
– Usted ya vivió una crisis en el sector hace tres décadas, cuando trabajaba en Bodegas Bretón. ¿Qué paralelismos encuentra ahora con aquella situación actual? ¿Qué errores no hay que repetir?
– Cuando yo era estudiante del Máster de Viticultura y Enología, Ángel Jaime Baró, que luego fue presidente del Consejo Regulador y que entonces daba clase de legislación, nos explicó el estudio que había hecho Coopers & Lybrand y que recomendaba arrancar el 20% del viñedo en Rioja. Pero no se arrancó nada. Las crisis de producción se resuelven con consumo. Y tanto entonces como ahora lo que nos tiene que sacar del atolladero son las ventas. Y esta Denominación está mejor colocada que otras.
– Cita el arranque, que parecía un tema tabú en Rioja hasta hace poco tiempo. ¿Es partidario de eliminar viñedo como está sucediendo en otros lugares, Burdeos por ejemplo?
– Yo no lo tengo claro, no sé si sobran algunas hectáreas en Rioja o faltan otras. En el momento actual se puede pensar que sobra tinto y falta blanco. Pero,¿los mismos viñedos que dan uva tinta son los adecuados para uva blanca? ¿Hay que arrancar viñedos de algunos parajes y trasladarlos a otros que ni siquiera sabemos sin son los adecuados? Porque si quieres cultivar variedades blancas pensando en el frescor y el aroma, quizá las zonas donde ahora tenemos tintas no son las idóneas. Aquí hay un clúster industrial y un clúster de producción que han estado un poco separados, han estado mirándose y responsabilizándose el uno al otro. Sería ridículo seguir en esa situación y la culpa del momento actual no es responsabilidad exclusiva ni de las bodegas ni tampoco de los viticultores.
– ¿Y qué propone?
– Hay que evolucionar más rápido: el agricultor debe aceptar las recomendaciones de las bodegas y éstas escuchar mejor las demandas de los viticultores. No somos enemigos y tenemos que trabajar de manera conjunta. Esta crisis, repito, se soluciona con consumos y no creo que el mundo sea tan pequeño como para no absorber 50 millones más de litros de Rioja. Eso sí, quizá no sean de los vinos que hacemos ahora. Ese es el reto.
– Usted ha jugado un papel importante para colocar a Ramón Bilbao como una de las 50 marcas de vino más admiradas del mundo. ¿En qué debe incidir Rioja para avanzar?¿Se ha quedado la marca anquilosada?
– La marca Rioja es una marca común y no solo es responsabilidad del Consejo Regulador que tenga fama y reputación, también de las bodegas, de los viticultores... Cuando salgo por ahí y digo que un vino es de Rioja, tengo que dar menos explicaciones que cuando el vino es de Ribera del Duero. Aquí tenemos un patrimonio importante. No tengo claro que el Consejo se haya quedado obsoleto. Pero sí que ha de centrarse en garantizar el origen y la calidad de los vinos. Y otras funciones igual no tienen que ser responsabilidad suya.
– ¿A cuáles se refiere?
– Por ejemplo, al enoturismo o a la promoción en algunos países. No sé si debe ser su responsabilidad. Cuando yo empecé a trabajar en el mundo del vino, ninguna bodega tenía técnico de campo. Entonces estaba bien que el Consejo Regulador dijese cuándo había que dejar de regar. Pero ahora todo ha evolucionado, nosotros en los viñedos más importantes tenemos estaciones meteorológicas conectadas entre sí o con las de las otras bodegas o con las del Gobierno de La Rioja. No necesitamos estaciones de avisos para hacer las predicciones de algunas plagas. Quizá haya que dedicar los recursos a otras cosas.
– Dice que da menos explicaciones cuando habla de vinos de Rioja que de Ribera. Y cuando ve en algún supermercado crianzas a 1,70 euros y reservas a 2,50, ¿que siente?
– No me gusta. Pero también le digo que nunca ha habido crianzas de Rioja tan caros. Sí es cierto que vemos vinos muy baratos, pero no sé cómo combatirlo. Soy respetuoso con el libre comercio y si alguien es capaz de venderlos a esos precios, él sabrá. Pero nosotros vemos el mundo del vino desde el punto de vista de la marca y construir una marca es lo más importante en este sector. Y eso no pasa por vender a 2,50 si no a 10, 15, 20, 30 o 50 euros. Porque si no, no tienes margen para invertir en la marca. Y si Rioja es capaz de construir una marca potente, le podrá servir como paraguas de protección ante la crisis.
– ¿Está el modelo de Rioja en riesgo o en peligro?
– Este modelo siempre está en evolución. No sufro como otras mentes de esta región cuando alguien dice que se va del Consejo porque soy de la teoría de que 'donde no te llaman, pa'qué te querrán'. Si alguien quiere irse, que se vaya. Por ejemplo, con la parte de Rioja Alavesa yo sería mucho más flexible. Es cierto que el Consejo Regulador tiene la protección de la marca, pero los siguientes pasos ¿son tan genéricos como vino de Rioja o no vino de Rioja? ¿O tienen que ver con vino de zona o vino de municipio o vino de parcela? Los modelos que se han adoptado en Rioja para los viñedos singulares tienen que ver con la marca que utilizas para ese viñedo pero en la mayoría de las regiones del mundo una zona se comparte entre varios propietarios. Quizá tengamos que pensar si este modelo es el bueno.
– Para algunos es evidente que no, en Rioja Alavesa pero también aquí.
– La parte de ABRA o de Rioja Alavesa no tengo claro que no sea bueno que el Consejo les genere un espacio para que puedan poner en valor su singularidad. No creo que eso sea enemigo de todo lo demás.
– ¿Se puede ser más creativo en Rioja en cuanto a los envases?
– Por supuesto, yo sería partidario de que hubiese más libertad en el uso de envases, por ejemplo el 'bag in box'. Cuando esto empieza en Suecia o en los países escandinavos, es verdad que se trataba de vinos económicos pero ahora algunos vinos que se meten en 'bag in box' se venden al triple de precio que algunos de Rioja. No hay que reducir el vino solo a la botella de vidrio.
– Este sector ha encontrado en el dinero público una tabla de salvación con millones y millones de euros, 80 en dos años entre La Rioja, País Vasco y Navarra, con las ayudas a la destilación y la vendimia en verde. Y todavía no parece suficiente para poner fin a la crisis...
– Ha sido una ayuda coyuntural pero no ha transformado el modelo. Entonces, como decía Albert Einstein, locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados. Creo que no podemos hacer siempre lo mismo y obtener distintas cosas. Tenemos que tomar riesgos. Probablemente ese dinero fuera necesario para salvar la base coyuntural, pero luego ha sido la naturaleza la que ha hecho mucho más que las ayudas públicas en cuanto al rendimiento. A mí me parece una mala noticia que esta cosecha haya sido corta porque necesitamos buena uva y a un cierto volumen para suministrar a nuestros mercados. En cambio, hay gente dando palmadas porque ha sido una cosecha corta y le parece la solución al sector.
– ¿Y es la solución?
– No porque las viñas tienen una capacidad que se llama recurrencia y todos los años dan uva. O cambias cosas o el problema sigue porque se le ha dado una patada adelante al balón. Hay mucha gente esperando un milagro pero nadie va a venir a solucionarnos el problema. Hay que pagar a un precio alto las uvas buenas. Eso es lo que debe quedarnos claro.
– Si hay un tercer año seguido con subvenciones, seguramente sean de menor volumen. ¿Pero el sector puede salir de la crisis a golpe de ayuda pública?
– Necesita algo más. No dudo que haya viñedos que haya que arrancar y se deben subvencionar, pero no puede ser chocolate para todos. Estoy en contra de ello pero también de los derechos de plantación, que han venido a ser muy reduccionistas en cuanto a asignarlos a una serie de personas y ahora parece que quienes los han gestionado no son los adecuados porque no son capaces de poner en valor esa uva.
– ¿En Ramón Bilbao fueron visionarios para abrir una bodega en Rueda hace años intuyendo el 'boom' de los vinos blancos'?
– Teníamos una necesidad de vinos blancos que en Rioja no éramos capaces de resolver y no tuvimos la paciencia que tuvieron otros. Teníamos prisa comercial y fuimos a una zona donde los vinos tenían demandan de la hostelería. La situación de Rueda me recuerda a la de Rioja hace veinte años. Los vinos se piden por el genérico, 'póngame un Rueda', pero se empiezan a pedir también las marcas, como aquí.
Mirto, Límite Norte, Límite Sur, Viñedos de Altura, Lalomba... o los más nuevos Lalinde, Valhonta y Ladero. Así hasta una veintena de vinos elabora Ramón Bilbao en su bodega de Haro, de la que salen 4,5 millones de botellas. Reino Unido, Alemania, Holanda, Estados Unidos y países latinoamericanos como Colombia o México son los principales clientes internacionales de una firma que hace 25 años pasó a formar parte de Zamora Company, la firma dueña de Licor 43 y que tiene bodegas también en las denominaciones de Rueda –con el mismo nombre de Ramón Bilbao–, Ribera del Duero –Cruz de Alba– o Rías Baixas –Mar de Frades–.
La bodega jarrera, que emplea a medio centenar de trabajadores de forma continua y veinte más en épocas de vendimia, tienen 255 hectáreas propias, 135 entre San Asensio, Briones, Villalban, Cuzcurrita, Ábalos y Labastida y otras 120 en la zona del monte Yerga, con algunos viñedos a 800 metros de altura. Pero cuenta también con más de 130 proveedores para poder cubrir todas sus necesidades, entorno a 6,5 millones de kilos de uva en cada vendimia.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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