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lomejordelvino
Jueves, 14 de septiembre 2023, 11:40
El problema es, para los amantes del enoturismo, bien conocido. Sobre todo cuando se visita una zona lejana: el entusiasmo por un vino concreto, sobre todo tras visitar una bodega, lleva a una consecuencia bien deseada por el bodeguero: el turista se va con una caja de vino para casa.
Lo cual es un problema para quienes viajan en avión. También los hay en La Rioja, ya sea desde el capitidisminuido aeropuerto riojano o desde alguno de los cercanos del norte de España: las distintas aerolíneas tienen políticas muy diversas en cuanto a la admisión de líquidos y bebidas alcohólicas en cabina, la mayoría muy restrictivas.
Y por otra parte, facturar las botellas (sobre todo según el volumen) puede suponer un sobrecosto importante, de nuevo variable según las aerolíneas. Ante lo cual un buen consejo es siempre verificar previamente la política de la compañía con la que cada uno vuele.
En Estados Unidos, un país en el que las distancias hacen que los vuelos «regionales» tengan una frecuencia y una popularidad enorme, hay quien vio en esa necesidad un modelo de negocio. La compañia Alaska Airlines, una de las más importantes a esa escala regional, probó hace ya casi diez años su iniciativa Wine Flies Free («El vino viaja gratis»). Lo inició con los vuelos que despegaban desde la zona vinícola californiana de Sonoma: permite embarcar nada menos que una caja de vino (doce botellas) totalmente gratis.
El éxito fue tal que ahora el vino viaja gratis desde 32 destinos norteamericanos. Y la compañía ahora ofrece hasta catas y eventos para sus pasajeros en esas zonas vinícolas.
Una idea enoturística a explotar también en Rioja.
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