Ecovinos: una cata popular de oro

En tiempos de sostenibilidad, de la de verdad y de la que no lo es tanto, la producción ecológica sigue siendo la única que, con un consejo regulador propio, certifica que el cultivo y la elaboración de vinos no ha utilizado productos químicos. Una práctica en ascenso, aunque todavía una asignatura pendiente en Rioja pese al crecimiento de los últimos años, y que Íñigo Crespo (organizador de los Premios Ecovino) y Antonio Palacios (presidente del jurado) decidieron fomentar hace ya doce años con este concurso que se ha convertido en la principal referencia del país para este tipo de productores.

La cata popular de los Ecovinos, con catorce bodegas la tarde de ayer viernes en El Espolón, ofreció vinos de las bodegas premiadas en el concurso, todas ellas ganadoras de Grandes Oros o Medallas de Oro y Plata en la pasada edición, en la que Bodegas Bagordi (Rioja), Ochoa (Navarra) y Latúe (IGP Castilla-La Mancha) fueron las grandes triunfadoras con dos de los máximos galardones.

Fue una oportunidad fantástica para probar vinos de Rioja, por supuesto, pero también de pequeños productores de Navarra, Manchuela, León o Rueda, con una muy buena organización que limitó la venta de copas para no agobiar a los bodegueros. Los aficionados respondieron, con especial tendencia hacia los blancos y rosados porque la tarde noche del viernes fue seguramente la más calurosa del mes de junio, y se pudieron catar vinos realmente estupendos. Entre ellos, por ejemplo, el graciano de Arriezu Vineyards (Andosilla), de la Rioja navarra, que fue y sigue siendo pionera en la viticultura ecológica en la región e incluso en las prácticas biodinámicas que ya siguen en la bodega José Félix Arriezu y Pablo Monreal. De Andonsilla también procede Bodegas Bagordi, con treinta años ya de trayectoria orgánica y una gama de vinos fantástica con identidad y orgullo de zona y nada menos que dos Grandes Oros para dos de sus blancos y tres Oros para sus tintos.

Entre las bodegas riojanas estaba también Itxaso Compañón, El Mozo Wines, de Lanciego (Rioja Alavesa), con su peculiar y fantástico Herregoia, un maceración carbónica con un alto contenido de viura y con el que obtuvo uno de los grandes oros del concurso, así como las hermanas Marta y María Besga, de Castillo de Mendoza (San Vicente), habitual siempre en lo más alto del podio de los Ecovinos, con sus espectaculares Noralba (Gran Oro) y Castillo de Mendoza Autor (Oro).

Igualmente, Vinícola Real (Albelda), con sus dos Ondipuerko Sin Sulfitos rosado y tinto (Oro y Plata), Cornelio Dinastía, con hasta cinco vinos premiados con medalla de Oro de su gama Vega Vella, Zurbal (Plata con su tinto de 2022) y Bodega Vico, la cooperativa de Arnedo, que, con un semicrianza de edición limitada, Ormus 2022 se hizo acreedor de un Oro muy merecido (uno de los tintos más agradables que se pudieron probar en El Espolón). A destacar también, y con mención especial, para Jairo Morga, periodista, viticultor y ahora 'microbodeguero', que presentaba su primer vino, Jairus, a un concurso y se hizo con una medalla de Oro. Un gran vino además, con intensidad y complejidad, y para degustarlo con paciencia y tranquilidad más que en una cata popular.

Entre las bodegas de fuera, destacó el Capricho DiVino(sauvignon blanc) de Vega Tolosa (Manchuela) y, especialmente, los blancos del Sueño de las Alforjas (León), un pequeño proyecto que lleva 20 años apostando por las variedades locales (albarin, blanco, y prieto picudo, tinto) con dos blancos de esta variedad autóctona leonesa (nada que ver con el albariño) espectaculares.

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