El Consejo Regulador creará un grupo de trabajo para estudiar arranques de viñedo

El pleno del Consejo Regulador ha acordado este viernes crear un grupo de trabajo «para abordar la gestión de la masa vegetal con el fin de adaptarla a las necesidades de la DOCa Rioja a medio y corto plazo». Un eufemismo detrás del cual se esconde la posibilidad de estudiar arranques de viñedo, cuestión de la que hasta ahora había huido la institución, pero que, definitivamente, está ya sobre la mesa.

Es uno de los acuerdos que, a propuesta del sindicato agrario ARAG-Asaja, aprobó el pleno, junto con una revisión de las normas de vendimia en vigor y que se habían pactado un año antes. Tal y como ha venido informando Diario LA RIOJA, salió adelante la propuesta para suspender la tolerancia para elaborar vino de mesa con un 4% adicional sobre el rendimiento máximo amparado de campo que estaba en vigor y que ahora habrá que destilar si se transforma. Fue gracias a un acuerdo de casi todo el sector, excepto de las federaciones de cooperativas (La Rioja, Navarra y País Vasco), para las que el vino de mesa había sido una línea roja, aunque al final optaron por abstenerse.

Los rendimientos amparados serán los mismos que la campaña 2023:90% en campo para uvas tintas y 69% de transformación, y 100% y 70% en el caso de las variedades blancas, mientras que la entrada máxima en bodega (la conocida como 'última pesada') baja del 125% al 115%. La revisión de normas aprobada tiene además una extensión por dos años, es decir, incluye la vendimia del 2025 y, pese a la crítica situación de sobre existencias acumuladas, no se agota el mínimo reglamentario (85% de producción máxima en campo y 66% en bodega) como reclamaban las tres organizaciones agrarias riojanas:ARAG-Asaja, UAGR y UPA.

En este sentido, ARAG-Asaja mostraba al término de la reunión su satisfacción por el control del vino de mesa, pero no tanto por los rendimientos:«Lamentamos que el pleno no haya hecho lo suficiente para la reducción que exige la situación actual del mercado y se haya perdido una excelente oportunidad para acercarse a la recuperación del equilibrio del que adolece el sector y que, en gran medida, están pagando los viticultores, eslabón más débil de la cadena».

En la misma línea, la UAGRadvierte de que «no es de extrañar las dificultades para reencontrar la senda del equilibrio de la denominación de origen si se tiene en cuenta que desde el año 2006, sumando la cantidad de uva para vino de mesa que se ha ido permitiendo año a año, se ha introducido en los depósitos de las bodegas prácticamente una añada completa: 400 millones de kilos de uva elaborados para competir directamente con el propio vino calificado como DOC Rioja».

Tampoco el sindicato UPA sale satisfecho del acuerdo:«Es cierto que se quita el vino de mesa de la producción de campo como pedíamos, pero nada se hace con el vino de prensa, el rendimiento de transformación del 69% amparado al 74%, que también puede pasar a ser vino de mesa», indica Néstor Alcolea. «Como siempre –continúa–, el acuerdo es mejor que nada pero los grupos mayoritarios siguen sin querer asumir el grave problema en que se encuentra la DOCa y que puede complicarse más para 2025 sin, o con menos, ayudas públicas».

Más allá de las normas de campaña, la principal novedad del acuerdo es que se creará un grupo de trabajo para estudiar posibles arranques de viñedo. Fue la asociación de Bodegas Familiares quien, tras abandonar la mesa del Consejo Regulador por discrepancia con la «política productivista», propuso abordar el asunto de los arranques voluntarios y financiados –como ya se estaba haciendo en Francia– y, poco a poco, fueron sumándose nuevas organizaciones como ABRA y algunos sindicatos agrarios, aunque el Consejo Regulador había eludido hasta ahora que el tema llegara a discutirse en la mesa. Definitivamente, el asunto será tratado abiertamente en un grupo de trabajo específico.

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