La tradición familiar de la familia Sáenz Yustes se remonta a cinco o seis generaciones de viticultores en Tudelilla: «Este pueblo, salvo un poco de almendro y olivar, únicamente sirve para viña, no tenemos regadío pero sí una gran tradición, buenos suelos, especialmente para la ... garnacha, y veranos calurosos pero con noches frías que facilitan una maduración pausada y tranquila».
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Así presentó Ernesto Sáenz Yustes su proyecto personal el jueves por la noche para el club de catas de lomejordelvinoderioja.com. Acompañado de Seila Casas, su pareja y además enóloga, los viticultores centraron su exposición en la identidad de un municipio histórico de Rioja y en su apuesta por variedades minoritarias, club de la que desgraciadamente forma parte la garnacha, hace tres décadas predominante en toda La Rioja Baja y que ha visto reducido su cultivo a apenas un 8% de la superficie de la región vitícola.
Prago Carmen Blanco 2022. 11€
Prago Carmen Rosado 2022. 9 €.
La Lozana 2022. 11 €
Prago Garnacha 2022. 18€
¡Ese! Maturana 2021. 23 euros.
Prago Florentino 2021. 32 euros.
Ernesto Sáenz Yustes recordó que hubo hasta un centenar de bodegas, pequeños calados, donde los viticultores de Tudelilla elaboraban sus vinos, pero, las exigencias burocráticas, sanitarias y, quizás también, el prestigio de sus garnachas hizo que el viticultor tradicional se reconvirtiera de elaborador a simplemente cultivador. Los Saénz Yustes continuaron haciendo vinos y en el 2004 inauguraron la actual bodega con tecnología moderna y depósitos de acero inoxidable: «Comenzamos a comercializar vino joven y algún crianza, pero entramos a precio y cada año teníamos que apurar y apurar más costes hasta que decidimos cambiar el paso y apostar por Prago, nuestra marca, por varietales y pequeñas elaboraciones».
Fue la colección de vinos que Ernesto y Seila presentaron a los aficionados. La cata comenzó con una propuesta 'tricolor' de la añada 2022, en los tres casos vinos muy directos, que no tocan la madera pero que los Sáenz Yustes sí reposan durante unos meses antes de salir al mercado: «Los vinos de Tudelilla no se hacen rápidamente y, aunque sean jóvenes, necesitan un tiempo de reposo ante de salir al mercado», explicó el viticultor. Prago Carmen Blanco 2022 es casi un varietal de viura (90%) con un 10% de tempranillo blanco: «La viura es la uva blanca de siempre en Tudelilla a la que me gusta añadirle un poquito de tempranillo blanco», explicó Seila. El vino es muy limpio directo, con notas de manzana y de pera y, sobre todo, para disfrutarlo fresquito.
En la misma línea va Prago Carmen Rosado 2002, una auténtica golosina que Seila trabaja un poco con sus lías: «Yo qusiera hacer un rosado de garnacha, pero Ernesto prefiere el tempranillo y, de momento, él gana la partida...», explicó la enóloga entre risas. «En Tudelilla –replicó el viticultor– no hay tradición de rosados de garnacha, sino que esta variedad siempre se ha usado para hacer tintos y en este caso es un tempranillo muy fresco, que cultivamos por encima de los 650 metros y creo que va muy bien para este tipo de vinos».
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Carmen es la madre de Ernesto, a la que dedica sus dos primeros vinos, mientras que el tercero es Prago La Lozana 2022, un maceración carbónica también de tempranillo: «Tengo el recuerdo desde niño de tomar vino de las cubas de los cosecheros con mi padre, eran vinos de uva entera que se hacían en los lagos y por eso decidimos elaborar La Lozana», explicó Sáenz Yustes. Otro vino directísimo, en el que importa más la fantástica paleta aromática –«recuerda al 'frigopie'», en palabras de la enóloga– que la prontitud a la hora de sacarlo al mercado.
Prago Garnacha 2022 es el vino con el que más se identifica Sáenz Yustes: «Cuando empezamos a elaborarlo apenas había varietales de garnacha en Rioja». Los Sáenz Yustes experimentaron la crianza de esta garnacha con madera, pero al final optaron por el depósito de inox y una temporada en botella antes de salir al mercado: «No es un vino ligero, sino de capa media alta y, como decía Ernesto, pese a su elevada graduación anima a beber, con una fruta madura muy agradable», describió Seila Casas.
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Una estupenda garnacha de libro de la zona que dio paso a ¡Ese! 2021, el varietal de maturana tinta que ha dado muchas alegrías a los Sáenz Yustes con premios en varios concursos: «Plantamos maturana en 2010 y es una variedad que nos encanta y que, en este caso sí, consideramos que necesita un paso por madera para domar los taninos naturales». Si en el anterior vino dominaba la fruta roja, en ¡Ese! –con un atrevido, y directo, diseño–, la que manda es la fruta negra con las notas especiadas de la variedad.
La cata concluyó con Prago Florentino 2021, el homenaje de Ernesto a su progenitor: «Si estamos hoy aquí es gracias a mi padre y lo que hicimos es seleccionar una pequeña partida de la mejor garnacha y combinarla con la mejor maturana». Una mezcla a priori atípica, pero que, a juicio del viticultor, marida a la perfección: «Lo que necesitamos es una maduración casi perfecta de las dos variedades para el ensamblaje final y eso no se consigue siempre, así que haremos Prago Florentino únicamente cuando sea posible».
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De hijo a padre y de bodeguero a aficionados: un vino con personalidad, con su intensidad y complejidad, pero como toda la gama de trago largo y amable y con la fruta como protagonista y la madera y la crianza como actor totalmente secundario.
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