Los Eguren: el inolvidable mano a mano
Club de catas ·
Marcos y Eduardo Eguren protagonizan un espectacular toma y daca para cerrar la temporada del club de catas: dos generaciones, padre e hijo, un mismo destino, pero distintos caminosSecciones
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Marcos y Eduardo Eguren protagonizan un espectacular toma y daca para cerrar la temporada del club de catas: dos generaciones, padre e hijo, un mismo destino, pero distintos caminosInolvidable. Quizás sea el calificativo que más compartan los casi sesenta aficionados que asistieron anoche al cierre de temporada del club de catas de lomejordelvinoderioja.com: un mano a mano entre Marcos (padre) y Eduardo Eguren (hijo), con ocho vinazos, seis de ellos de San Vicente, su pueblo, y dos formas diferentes de traducir la viticultura y la enología: «Mientras me formaba escuchaba que lo mejor era la viticultura de mínima intervención, pero en mi caso yo hago una viticultura de máxima intervención». Con estas palabras Eduardo Eguren dejó claro que sigue su propia senda. De hecho fue su padre quien, tras dirigir la puesta en marcha enológica de Teso de la Monja (Toro), le recomendó formarse en el Nuevo Mundo, en EEUU y Australia, en lugar de Burdeos o Borgoña, los propios referentes de Marcos: «En San Vicente, con mi abuelo y mi padre, no se preguntan por qué se hacen las cosas, ya que el conocimiento se transmite de generación en generación, pero en el Nuevo Mundo, aunque acaben haciendo lo mismo, intentan justificar los porqués».
Ambos, padre e hijo, coinciden en intentar reflejar la «pureza» del paisaje y de las parcelas de San Vicente. Comparten también una misma filosofía de mucho trabajo y precisión, pero siguen métodos diferentes que dan lugar a dos estilos de vinos. De hecho, en el esperado mano a mano, no se lo puso nada fácil Marcos a Eduardo, con cuatro vinazos a los que debía responder uno por uno el joven viticultor con su familia Cuentaviñas. Un juego entre ambos, perfectamente estudiado en el orden de servicio de los vinos, pero muy exigente y que acabó conquistando a los aficionados.
Marcos Eguren comenzó con el «aperitivo», el Sierra Cantabria Rosado XF 2024, en colaboración con Xandra Falcó y en primicia, puesto que la nueva añada aún no ha salido al mercado: «Buscábamos un rosado que replicara a los provenzales franceses, con muchas variedades tintas y blancas -incluso sauvignon blanc-, fino y fresco, pero sobre todo equilibrado y para brindar con alegría». Una entrada perfecta de cata a la que Eduardo respondió con su Cuentaviñas Alomado 2021: «Elaboro siete vinos, cinco con nombre (Cuentaviñas) y apellido (la parcela) y dos sin este último porque los viñedos no son míos, sino arrendados». Alomado es un parcelario con apellido: un vino fresco, directo, floral y frutal y toda una declaración de intenciones de cómo entiende la viticultura y la enología Eduardo, más cercana a Italia que a Francia: «Quiero que mis vinos se puedan disfrutar desde que salen al mercado, es decir, van a seguir ganando en botella, pero no quiero que haya que esperar cinco años».
XF Rosado 2024: 21 euros
Finca El Bosque 2021: 105 euros.
Alabaster 2021: 150 euros.
Sierra Cantabria Mágico 2021: 600 euros.
Alomado 2021: 50 euros.
Tinto Fino 2022: 50 euros.
El Tiznado 2022: 200 euros.
Los Yelsones 2021: 168 euros.
Tras el primer envite, llega el momento de Finca El Bosque 2021, uno de los iconos de Viñedos Sierra Cantabria de una parcela de San Vicente que Marcos trabaja con cirugía en la viña y en la bodega: potente, carnoso y con unos taninos extremadamente aterciopelados. Un vinazo envolvente que su autor define a la perfección: «Aún siendo joven, 2021, es muy placentero, algo que diferencia nuestra zona de la Sonsierra de otras regiones del mundo que necesitan más tiempo para afinar los vinos». Un 'papelón' para Eduardo replicar a El Bosque, pero no se arrugó con Cuentaviñas Tinto Fino 2022 (sin apellido), su incursión en Ribera del Duero: «Aprendí mucho de lo que hoy sé en Toro, y quería hacer un vino continental. No iba a hacer lo mismo que mi padre pero peor, así que aposté por la Ribera burgalesa, por sus viejos viñedos y, después de probar y aprender durante varias cosechas, creo que con este 2022 he encontrado lo que buscaba». Un Ribera 'propio', con una integración de lujo de la madera, que redondea pero no tapa la frescura ni interrumpe la fluidez.
Alabaster 2021 es un gran vino de Toro de Marcos Eguren. Una tierra recia, dura y extrema, de suelos más que pobres y en la que los hermanos Eguren demostraron que de la comarca zamorana podían salir mucho más que vinos para cortar con cuchillo y tenedor. Alabaster procede de viñedos prefiloxéricos y Marcos consigue una finura diferencial que huye también de la sobremaduración y esquiva el extremo sol veraniego zamorano: «Queríamos hacer algo grande en Toro cuando conocimos esas atípicas cepas más que centenarias y la verdad es que todo nos salió a la perfección». De vuelta a Rioja con la réplica de Eduardo al tercer envite: Cuantaviñas el Tiznado 2022, una parcelita de un viñedo también centenario y suelos de arena roja en cierto modo atípicos en San Vicente: fino de nuevo, muy largo y persistente pero de entrada en boca muy suave donde la madera sólo acaricia el conjunto.
Una sorpresa para muchos en la cata y fruto de esa viticultura de «maxima intervención» de la que hace gala Eduardo: «Podo a mi aire porque quiero muchos racimos, hasta 16, en lugar de lo habitual, pero también provoco el corrimiento para que el racimo sea muy pequeño», explica ante la mirada cómplice, pero casi atónita de su padre. Con la calurosísima añada 2022, Eduardo tuvo que luchar especialmente en el Tiznado: «Utilizamos toneladas de paja fresca para retener la humedad en los suelos y fue un trabajo titánico que dio su resultado».
Y para terminar, la pareja final, el órdago: Sierra Cantabria Mágico 2021, la referencia top de los hermanos Eguren en San Vicente: «Es uno de los primeros viñedos plantados tras la filoxera, con muchas variedades tintas y blancas que llevan ahí más de cien años juntas», explicó Marcos. «No queríamos hacer otro tempranillo más, por muy bueno que fuera, sino que decidimos aprovechar el ensamblaje de la viña y salió este Mágico, que nada tiene que ver, por ejemplo, con El Bosque». Maravillosa diversidad de Rioja, de sus pueblos y sus parcelas: un vino espectacular, sutil, complejísimo y con la fruta absolutamente protagonista. Quizá el Mágico es el vino más cercano al concepto de su hijo, quien asumió el órdago con Cuentaviñas Los Yelsones 2021. Esta viña es la 'niña de los ojos' de Eduardo, uno de los viñedos que le cedió su madre tras fallecer su abuelo materno, para comenzar su propia historia. El vino es pura finura, caliza (tiza) y con una textura, que de entrada parece ligera, pero gran longitud. Otro vino directísimo de Eduardo, quien acabó recibiendo no sólo la felicitación del público, sino de su propio padre: «Lo más fácil hubiera sido tomar el camino fácil y continuar en la empresa familiar siguiendo las formas de hacer de mi padre y mi tío», aclaró Eduardo Eguren. «Pero soy joven, un poco rebelde y decidí seguir mi propio rumbo para no caer en el I+D español, es decir, la imitación y el descuento», concluyó entre risas.
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