Diego Magaña, en un momento de la cata de anoche en el hotel Gran Vía. Sonia Tercero
Club de catas

Diego Magaña: cuando menos es más

El viticultor navarro, afincado en Bierzo y en Rioja, ofrece un precioso paseo por dos viticulturas muy distintas pero con la fluidez y frescura de los vinos como denominador común

Alberto Gil

Logroño

Viernes, 14 de marzo 2025, 13:49

«La parcela buena es la parcela buena». Es algo que Diego Magaña aprendió trabajando en Vieux Château Certan, una de las grandes casas de Pomerol, en un momento en que la extracción en los vinos era de lo más común y en que se había olvidado un principio básico: su carácter refrescante. «Allí aprendí que había que pensar menos en los vinos de concurso, que no había por qué muscularlos innecesariamente, sino conocer qué se produce en cada parcela y dejar que éstas se expresen».

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Después de años de aprendizaje en diferentes zonas del mundo, el viticultor navarro, hijo de bodeguero y predestinado a la elaboración de vinos, emprendió una carrera por su cuenta al margen de la bodega familiar, que en 2014 le llevó a elaborar su primera cosecha en Bierzo, 'apadrinado' por Raúl Pérez, y dos años después en Rioja: «Rioja siempre fue un sueño para mí porque es una de las zonas, contadas, que hay en el mundo para elaborar grandes vinos de guarda y mi intención es hacer aquí vinos que luego pueda beberse mi hijo».

Los vinos y sus precios

  • Dominio de Anza Seleccion de Parcelas 2023. 22 euros

  • Dominio de Anza El Rapolao 2023. 50 euros

  • Anza Selección de Parcelas 2022. 22 euros

  • Anza San Ginés 2023. 40 euros.

  • Anza La Canoca 2022. 55 euros.

  • Anza Carramonte 2023. 70 euros.

Magaña protagonizó en la noche del jueves una espectacular cata para el club de lomejordevinoderioja.com, con la presentación de dos vinos de Bierzo (Dominio de Anza) y cuatro de Rioja (Anza), seis propuestas de orígenes diferentes, pero con denominadores conceptuales comunes: limpieza, fluidez y frescura, que el viticultor logra con un aporte muy limitado de roble siempre usado y con vendimias tempranas para limitar grado y estructura.

La cata

Magaña comenzó con Dominio de Anza Selección de Parcelas 2023: «Siempre vinifico las parcelas por separado para conocerlas durante al menos tres cosechas y, si se da el caso, algún vino puede convertirse en parcelario pero, si no, seguirá formando parte de esta selección». Es la entrada de gama de Dominio de Anza, un vino de unos sorprendentes 12,5º porque no hay atisbo alguno de verdor, en una zona donde los litros de precipitación anual superan el millar: «Elegir el momento exacto de vendimia es clave, y, aunque por supuesto me he equivocado en ocasiones, creo que en general debemos pensar más en el consumidor, en vino ágiles y frescos, que en los concursos».

Dominio de Anza El Rapolao 2023 es uno de los parcelarios que vieron la luz con identidad propia de la selección de viñedos con que trabaja Magaña en Bierzo, un vino de un paraje donde también elaboran el propio Raúl Pérez, César Márquez o Manu Michelini. El Rapolao está espectacular, un poco cerrado de inicio y con más potencia e intensidad que se antecesor, pero una finura envolvente y delicada: «Creí que sabía hacer vinos hasta que me encontré con la mencía, aunque cada cosecha me siento más cómodo e, insisto, la clave de todo es el momento de vendimia».

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Rioja

Diego Magaña aterrizó en Rioja en 2016 con la compra de un viejísimo viñedo prefiloxérico en el barranco de San Ginés (Laguardia). En la actualidad, «con lo que entra», ha comprado algún pequeño viñedo más pero también se abastece de uvas de proveedores para elaborar unas 15 parcelas en la Sonsierra: «Para mí es la zona, donde todo gira en torno a la viticultura y donde no se habla de otra cosa».

Aquí, Magaña sigue el mismo modelo que en Bierzo, con Anza Selección de Parcelas 2022 como entrada de gama: «Hay vinos, todos elaborados por separado, de una decena de viñedos de entre 30 y 70 años, y en este cosecha, 2022, el reto fue conseguir frescura porque fue una añada muy, pero que muy, cálida». Es el más redondo de la cata, el más envolvente en boca, condicionado por el mencionado calor extremo de la añada, pero con el gran mérito de mantener la frescura sin salirse del 'guión' del propio viticultor.

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Anza San Ginés 2023 cambia de concepto y de añada: muy fresco y directo y con una gran profundidad, pero de nuevo sin abuso extractivo pese a ser una viña muy vieja: «Fijaos si es curioso que, al principio, no catalogué este viñedo, que, además había comprado, como 'top', pero luego, con más cosechas, hemos visto que sí lo era, lo que demuestra que, hasta que no haces los vinos, hastaq que no los vinificas, sabemos muy poco».

Anza La Canoca 2022 es un vino de un viñedo de Peciña, en la zona alta de San Vicente, al que Magaña no ha dado el tiempo habitual antes de pasar a la condición de parcelario por la 'presión' de su amigo Eduardo Eguren, quien le vende las uvas: «Eduardo quería que hiciera un vino sí o sí de La Canoca y estoy muy sorprendido». «El suelo calcáreo es casi idéntico al de San Ginés, pero los vinos no tienen nada que ver, lo que demuestra que apenas sabemos nada». El vino está fantástico en la copa, finísimo y amable, con una fruta muy alegre y fresca y, efectivamente, muy diferente al San Ginés, más ligero, pero sin perder persistencia ni largura.

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Y, para terminar, Anza Carramonte 2022, un vinazo de tres parcelas (Laguardia, El Villar y Villalba), con un 8% de uva blanca, que han sido las más regulares todas las cosechas que el viticultor las ha vinificado: «Para mí es el top que estoy elaborando ahora en Rioja, de tres suelos similares franco-arenosos por cierto, y que creo que puedo seguir mejorando para elaborar ese gran vino de Rioja que estoy buscando». Cuestión de tiempo.

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